Justicia, violencia y estigmatización: un vistazo crítico a los desafíos sociales en Estados Unidos

Desde la percepción social hacia las personas trans, hasta la inmunidad de agentes federales y los peligros de las amenazas de violencia estudiantil, una mirada a los síntomas de un sistema fracturado

La percepción de la comunidad LGBTQ+: ¿Aceptación parcial o discriminación persistente?

Un reciente informe del Pew Research Center revela una preocupante disparidad en la percepción social hacia diferentes identidades dentro de la comunidad LGBTQ+ en Estados Unidos. Mientras que aproximadamente 6 de cada 10 adultos LGBTQ+ piensan que existe una cantidad considerable de aceptación social para personas lesbianas y gays, apenas 1 de cada 10 cree lo mismo respecto a personas transgénero y no binarias.

Este dato desnuda una realidad incómoda y persistente: incluso dentro de los avances por inclusión y diversidad, persisten jerarquías internas invisibles. En palabras de Charleigh Flohr, activista trans en Washington D.C., “la inclusión termina cuando se supone que debemos acomodar la incomodidad ajena”.

Más allá de las campañas de visibilidad o los gestos corporativos durante el “Pride Month”, el rechazo y la violencia hacia personas trans siguen siendo una epidemia silenciosa. Según Human Rights Campaign, más de 375 personas trans fueron asesinadas globalmente en 2022, muchas de ellas en Estados Unidos.

Inmunidad federal y el caso Samuel Sterling: ¿justicia o impunidad?

En Michigan, la jueza federal Hala Jarbou desestimó el cargo de asesinato en segundo grado contra el sargento Brian Keely, quien estuvo involucrado en la muerte de Samuel Sterling, un hombre afroamericano de 25 años. Sterling fue atropellado por el SUV sin distintivos del oficial mientras huía.

Según la magistrada, Keely tiene inmunidad por su participación en una fuerza operativa federal. “Estaba actuando como parte del Servicio de Alguaciles de EE.UU. y tenía motivos razonables para creer que Sterling representaba una amenaza”, argumentó la jueza.

Sin embargo, la familia de Sterling y la fiscal estatal Dana Nessel calificaron el fallo como “una aberración judicial”. Sterling estaba a pie cuando fue acorralado y finalmente aplastado contra una pared de Burger King. Aunque tenía órdenes de arresto pendientes, esta acción letal ha desatado duras críticas sobre el alcance de la inmunidad federal y sus implicaciones en casos de brutalidad policial.

El caso se suma a una larga lista de ejemplos donde agentes de la ley escapan a la justicia penal debido a tecnicismos legales, dejando en entredicho la función del sistema judicial como herramienta de equidad.

Ficción que alarma: la delgada línea entre libertad de expresión y amenaza

En Maryland, un joven de 19 años fue condenado por amenazar con violencia masiva en un escrito que describía a un personaje planeando un tiroteo escolar. Aunque el documento tenía una advertencia de ser una obra de ficción, las autoridades consideraron que la trama estaba basada en la vida real del autor y contenía rastros alarmantes, como búsquedas en internet sobre tiroteos escolares, armas y penas de prisión.

La sentencia fue de 10 años de prisión, con 9 años suspendidos y un año obligatorio de reclusión, además de régimen de libertad condicional, terapia mental obligatoria y la prohibición de usar Discord y de acercarse a escuelas involucradas.

El caso ha suscitado un intenso debate nacional sobre la criminalización de expresiones literarias y la salud mental de los jóvenes. Expertos como el psicólogo forense Charles Ruskin señalan que “la línea entre una fantasía peligrosa y un plan de acción es borrosa cuando los indicadores de desestabilización emocional están presentes”.

El adolescente incluso había sido hospitalizado en el pasado tras declarar intenciones de cometer actos violentos o suicidarse por métodos policiales (“suicide by cop”), una bandera roja que muchos alegan fue respondida demasiado tarde por las autoridades educativas y de salud.

Un enfoque social alarmantemente fragmentado

Cada uno de estos casos revela una disfunción sistémica que va más allá de sus respectivas circunstancias:

  • Una sociedad que abraza algunas identidades LGBTQ+ mientras excluye y margina otras.
  • Un sistema de justicia que prioriza la cadena de mando sobre la proporcionalidad del uso de la fuerza.
  • Un entorno educativo y legal que criminaliza conductas que podrían requerir atención psiquiátrica urgente en lugar de prisión.

En esencia, nos enfrentamos a un modelo de gestión social basado en la reactividad, no en la prevención. Y mientras estos desafíos persistan, se hace cada vez más urgente una reflexión profunda sobre cómo —y para quién— funciona realmente la justicia en Estados Unidos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press