Misterios del espacio profundo: ¿Estamos a punto de descubrir una nueva clase de estrella?

Un extraño objeto cósmico intriga a los astrónomos con emisiones de rayos X y ondas de radio cada 44 minutos

Un nuevo enigma en la Vía Láctea

En el corazón de nuestra galaxia, a unos 15,000 años luz de la Tierra, astrónomos han detectado un objeto increíblemente extraño que está rompiendo las reglas conocidas de la astrofísica. El objeto, que emite ráfagas de rayos X y ondas de radio sincronizadas cada 44 minutos, podría ser una estrella de neutrones hiper-magnetizada, una enana blanca con propiedades insólitas o incluso algo totalmente nuevo para la ciencia.

El descubrimiento fortuito

Este objeto, catalogado como ASKAP J1832−091, fue descubierto accidentalmente por el Observatorio de rayos X Chandra de la NASA mientras se estudiaban los restos de una supernova. Aunque no se ha confirmado si está directamente relacionado con dicha supernova, su hallazgo revela la riqueza de fenómenos aún no comprendidos en nuestra propia galaxia.

Ziteng Andy Wang, del Curtin University en Australia y autor principal del estudio publicado en la revista Nature, comentó:

“Mientras nuestro descubrimiento no resuelve el misterio de lo que estos objetos son, nos acerca a dos posibilidades: o estamos descubriendo algo completamente nuevo o estamos viendo un tipo de objeto conocido emitiendo de una forma nunca antes observada”.

¿Qué es un transitorio de radio de período largo?

Los llamados transitorios de radio de período largo son objetos extremadamente raros que emiten señales de radio con intervalos medidos en minutos. ASKAP J1832−091 es el primero de estos cuerpos con detección también en el espectro de rayos X, lo que incrementa el misterio sobre su naturaleza.

Un comportamiento inusual

Durante su periodo de actividad extrema, que duró alrededor de un mes, ASKAP J1832−091 emitió señales regulares de rayos X y ondas de radio cada 44 minutos. Fuera de este período, el objeto parece estar inactivo, pasando desapercibido en los registros astronómicos, lo cual abre la posibilidad de que existan muchos más como él, simplemente esperando otro “destello”.

Según el equipo de Wang, esto plantea preguntas clave sobre los mecanismos internos que producen esta actividad cíclica tan precisa. ¿Podría tratarse de un objeto binario (dos estrellas orbitándose mutuamente)? ¿Es una estrella de neutrones muy antigua con campos magnéticos inusuales? ¿O es algo completamente diferente?

Cazadores de misterios cósmicos

La comunidad científica ha comparado este hallazgo con los primeros descubrimientos de púlsares en los años 60, cuando las señales periódicas de radio llevaron a especulaciones incluso sobre vida inteligente. Con el tiempo se aclaró que se trataba de estrellas de neutrones emitiendo radiación de forma regular gracias a su rotación veloz y campos magnéticos extremos.

Sin embargo, ASKAP J1832−091 es mucho más lento que los púlsares clásicos, que típicamente completan una vuelta entre milisegundos y pocos segundos. Su ciclo de 44 minutos lo convierte en un objeto casi único en su tipo, y su capacidad para emitir rayos X implica procesos energéticos todavía no modelados completamente.

Entre la ciencia y lo desconocido

“Estos son los momentos en que la astronomía se vuelve verdaderamente excitante”, comenta la astrofísica Lisa Kaltenegger de la Universidad de Cornell. “Estamos rodeados por fenómenos que desafían nuestras predicciones y que nos obligan a mejorar nuestros modelos del universo.”

La detección fue posible gracias al uso combinado del radiotelescopio ASKAP (Australian Square Kilometre Array Pathfinder) y el observatorio espacial Chandra. Esta combinación permite estudiar eventos desde diferentes longitudes de onda, ofreciendo una visión más completa de lo que acontece en el cosmos.

La caza de lo exótico

La astronomía moderna está plagada de descubrimientos inesperados: púlsares, magnetares, fast radio bursts, incluso los objets interstelares como Oumuamua y Borisov. Pero los llamados “objetos exóticos” tienen un lugar especial porque representan realidades físicas que aún no comprendemos del todo.

La definición misma de lo que es una estrella termina siendo expandida por descubrimientos como este. La posibilidad de que ASKAP J1832−091 sea un tipo de enana blanca o estrella de neutrones con un ciclo inusualmente largo y con emisiones inusuales, implica que podría haber una categoría por sí sola para este tipo de objetos.

La importancia de encontrar más casos

La clave para resolver este misterio cosmológico podría radicar en encontrar más objetos similares. Como explica Wang, la fase activa del objeto fue muy breve si se mide en escalas astronómicas. Esto quiere decir que podrían existir miles de estos cuerpos en nuestra galaxia, pero que simplemente no hemos tenido la suerte de captar otros en su fase de emisión.

La identificación de otros transitorios de período largo, especialmente aquellos que también emitan rayos X, permitirá comparar características y tal vez establecer un patrón que conduzca a su clasificación definitiva.

¿Qué sigue?

Los astrónomos planean seguir observando la región utilizando instrumentos más sensibles como el Observatorio de rayos Gamma Fermi y el Telescope Array Project. Al mismo tiempo, se está considerando la posibilidad de integrar observaciones utilizando el telescopio James Webb, que podría examinar la región en el espectro infrarrojo para detectar indicios térmicos del objeto.

Si se logra detectar algún cambio físico en el entorno de ASKAP J1832−091 o si se encuentra que forma parte de un sistema binario, podríamos estar frente a la redefinición de fenómenos estelares en curso.

¿Y si no es una estrella?

Una teoría aún más ambiciosa, aunque con menos adeptos, es que este cuerpo podría representar una clase de objeto no estelar, producto quizá de fenómenos exóticos como la materia oscura o efectos relativistas extremos. Aunque por ahora es especulación, la ciencia se nutre de la exploración de hipótesis audaces, especialmente cuando el comportamiento de un sistema parece violar las leyes convencionales.

Como lo señaló Wang:

“La ciencia avanza al borde de la ignorancia; cada objeto extraño es una posibilidad de aprender algo totalmente nuevo”.

Y en este caso, ASKAP J1832−091 podría ser ese salto cuántico hacia lo desconocido.

Un universo más extraño de lo que imaginamos

La detección de este misterioso objeto nos recuerda una de las frases más citadas del astrónomo Carl Sagan:

“En algún lugar, algo increíble está esperando ser descubierto”.

Y quizás ese lugar sea nuestro propio barrio galáctico.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press