¿Volverán las empresas estadounidenses a Rusia? Una apuesta económica de alto riesgo
La guerra, las sanciones y un entorno empresarial hostil dibujan un panorama sombrío para el regreso del capital extranjero a Rusia
Un éxodo empresarial sin precedentes
Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, más de un millar de empresas extranjeras han abandonado gradualmente el país euroasiático. Gigantes estadounidenses como Coca-Cola, Nike, Starbucks, ExxonMobil y Ford Motor Company encabezaron esta retirada masiva, en respuesta no solo a las sanciones impuestas por Occidente sino también a la creciente incertidumbre legal y política dentro de Rusia.
Trump y la ilusión de un comercio restaurado
El expresidente Donald Trump ha coqueteado con la idea de restaurar el comercio entre Estados Unidos y Rusia en caso de que se logre un acuerdo de paz. Citando oportunidades "ilimitadas" para Rusia, Trump declaró: "Rusia quiere hacer comercio a gran escala con Estados Unidos cuando termine este catastrófico ‘baño de sangre’, y estoy de acuerdo".
Sin embargo, su retórica cambió bruscamente después de bombardeos intensivos en Kyiv, en los que calificó a Putin como alguien que "se ha vuelto absolutamente loco" y amenazó nuevas sanciones. Este vaivén discursivo resalta las contradicciones inherentes a cualquier intento temprano de restaurar los lazos económicos con Moscú.
Putin: de la apertura al estrangulamiento
Por su parte, el presidente Vladimir Putin ha emitido señales igualmente ambiguas. En ocasiones ha sugerido que las empresas extranjeras podrían regresar, pero también ha advertido que no serán bienvenidas las que busquen recuperar activos abandonados. En una reunión celebrando el Día del Empresario Ruso, Putin exclamó: "Hay que estrangularlas. Ellos intentan estrangularnos, debemos devolver el favor", en referencia a corporaciones como Microsoft y Zoom que limitaron sus operaciones en Rusia.
Un entorno legal hostil e imprevisible
Desde marzo de 2022, Rusia ha categorizado a más de 50 países, entre ellos Estados Unidos y gran parte de Europa Occidental, como "estados no amigables". A las empresas provenientes de estos países se les imponen restricciones significativas:
- Límites al retiro de capitales y equipo al extranjero.
- Intervención estatal en compañías consideradas estratégicas.
- Desestimación del voto de inversionistas extranjeros en juntas directivas.
Además, muchas multinacionales se vieron obligadas a vender sus activos con descuentos de hasta un 50% del valor estimado o simplemente abandonarlos, como fue el caso de McDonald’s, cuyos activos fueron entregados a la firma local Vkusno i Tochka (Delicioso. Punto).
Ejemplos emblemáticos de nacionalización
Bajo un decreto presidencial emitido en abril de 2023, el gobierno ruso tomó el control de subsidiarias locales de empresas como:
- La energética finlandesa Fortum.
- Unipro, subsidiaria alemana de energía.
- La francesa Danone.
- La cervecera danesa Carlsberg.
Este accionar arbitrario genera una sombra de desconfianza global sobre cualquier potencial reinversión futura.
Un daño reputacional y económico a largo plazo
Según Elina Ribakova, investigadora sénior del instituto Bruegel en Bruselas, el entorno legal y regulatorio ruso ha sufrido un “daño duradero” que desalienta el regreso de las multinacionales. "No es muy probable que las empresas estadounidenses vuelvan", declaró tajantemente.
Chris Weafer, CEO de la consultora Macro-Advisory, concuerda: “ Todo continúa a nivel narrativo. No hay ninguna evidencia concreta de empresas considerando realmente regresar a Rusia.”
¿Una economía condenada al estancamiento?
Por si fuera poco, los indicadores macroeconómicos no son alentadores. Heli Simola, economista sénior del Banco de Finlandia, asegura que:
“Rusia tiene una de las tasas de crecimiento más bajas proyectadas a largo plazo y uno de los niveles de riesgo país más elevados del mundo.”
Solo Bielorrusia presenta una combinación igualmente desfavorable de crecimiento y riesgo. Mientras tanto, gran parte del crecimiento económico de Rusia depende hoy día del sector militar, lo cual limita en extremo las oportunidades de inversión responsables y seguras.
El espejismo de las cláusulas de recompra
Algunas empresas occidentales, como Renault y Ford, lograron establecer acuerdos de recompra, que les permitirían adquirir nuevamente sus operaciones si mejora el entorno. Pero la inseguridad jurídica, los posibles cambios unilaterales en los términos, y los incentivos de los nuevos propietarios para renegociar o ignorar dichas cláusulas, hacen que este escenario sea más una quimera que una estrategia confiable.
El petróleo: ¿la última carta rusa?
Aunque las reservas de gas y petróleo ruso son vastas, las experiencias pasadas desaniman a posibles nuevos socios. ExxonMobil perdió su participación en el proyecto Sakhalin, con una pérdida estimada de 3.400 millones de dólares. Hoy en día, las principales petroleras rusas son capaces de operar sin socios extranjeros, y los requisitos para establecer presencia local complican aún más cualquier retorno.
Esto no significa que todas las empresas extranjeras se hayan ido. Según la Kyiv School of Economics:
- 2.329 empresas extranjeras siguen operando en Rusia.
- 1.344 están en proceso de retirada.
- 494 han salido por completo.
La mayoría de las compañías que permanecen provienen de países que no han adoptado sanciones contra Rusia, como China o varios estados del Sudeste Asiático.
Las sanciones: una barrera global
Aun si un futuro gobierno estadounidense decidiera levantar sanciones, las barreras europeas seguirían en pie. Las sanciones de la Unión Europea continúan endureciéndose y su cumplimiento es crucial para empresas con operaciones tanto en Europa como en Estados Unidos.
Las empresas deben enfrentar no solo la legislación rusa, sino también los marcos regulatorios internacionales. El simple hecho de hacer negocios desde Rusia puede excluirlos del sistema bancario mundial liderado por el dólar, algo que pocos conglomerados están dispuestos a arriesgar.
Una advertencia que resuena
El actual panorama geopolítico, la brutalidad del conflicto en curso, la inseguridad jurídica, las represalias políticas y las consecuencias reputacionales conforman un entorno sumamente tóxico para la inversión internacional. Y aunque el futuro nos depare sorpresas diplomáticas, por ahora, la frase más precisa acerca del retorno empresarial estadounidense a Rusia sigue siendo: "Muy poco probable".