Big Ocean: La revolución silenciosa del K-pop que está haciendo historia

El grupo surcoreano formado por artistas con discapacidad auditiva no sólo rompe barreras en la industria musical, sino que redefine la inclusión global en el entretenimiento

El nacimiento de una nueva ola sonora: Big Ocean

En abril de 2024, la industria del K-pop vivió un momento sin precedentes con la aparición de Big Ocean, un grupo conformado exclusivamente por tres artistas con discapacidad auditiva: PJ, Jiseok y Chanyeon. En un universo donde la perfección técnica y musical lo es todo, este trío no sólo ha desafiado las expectativas, sino que ha ofrecido una lección sobre perseverancia, inclusión e innovación tecnológica.

La historia de Big Ocean va más allá del espectáculo musical. Es la historia de cómo tres jóvenes surcoreanos, cada uno con una trayectoria distinta—un YouTuber defensor de la comunidad sorda, un audiólogo y un exesquiador profesional—han logrado posicionarse en la cima del pop global sin necesidad de adaptarse al molde convencional del entretenimiento.

Rompiendo barreras con tecnología y precisión

La precisión es vital en el K-pop, donde las coreografías deben estar perfectamente sincronizadas con la música. Para artistas sordos esto representa un nivel extra de dificultad. Sin embargo, Big Ocean lo ha convertido en una oportunidad de innovación. Sus ensayos y presentaciones incluyen:

  • Relojes inteligentes modificados que vibran al ritmo musical.
  • Metronomos visuales LED que indican la cadencia con destellos de luz en los ensayos.
  • Dispositivos auditivos con Bluetooth que transmiten directamente las pistas musicales a los implantes y audífonos especiales.
  • Aplicaciones de tonalidad para control de voz y entrenamiento vocal con tecnologías de conversión por inteligencia artificial.

Estas herramientas no sólo los ayudan a mantenerse sincronizados, también redefinen cómo se puede experimentar—y crear—la música desde una perspectiva sensorial alternativa.

De YouTube a los escenarios de Europa

Este innovador grupo debutó con su sencillo homónimo en 2024 y recientemente celebró su primer aniversario con una exitosa gira europea, presentándose en países como Francia y el Reino Unido. Lo hicieron promoviendo su segundo mini-álbum ‘Underwater’, lanzado el 20 de abril de 2025. Una travesía que no sólo demuestra su presencia global, sino también la creciente demanda por formas de entretenimiento inclusivo.

Los retos en el escenario y la sincronización entre miembros

Durante sus presentaciones, los miembros enfrentan obstáculos que pocas veces son considerados en la industria. Desde las dificultades provocadas por el uso excesivo de humo en el escenario hasta canciones donde el bajo domina tanto que se pierde la percepción rítmica, Big Ocean ha desarrollado técnicas únicas para mantener la cohesión.

Cuando la gente aplaude o grita fuerte, perdemos fácilmente la señal del beat”, explica Jiseok. “Pero en esos momentos, nos miramos los unos a los otros y seguimos adelante tal como practicamos.”

De hecho, gran parte de su sincronización proviene de ensayos frente a espejos, donde cada uno aprende a adaptarse al ritmo del otro, casi como una coreografía emocional además de física.

Un fandom global, inclusivo e involucrado

El grupo ha conquistado a una audiencia internacional conocida como PADO (que en coreano significa ‘ola’), y lo ha hecho promoviendo activamente el uso de lengua de señas. Ya han integrado en sus presentaciones y videoclips lengua de señas coreana (KSL), americana (ASL) e internacional.

Muchos fans nos han dicho que aprenden lengua de señas solo para comunicarse con nosotros. Ver cuánto se esfuerzan nos llena de agradecimiento”, comparte Jiseok.

Este intercambio ha generado una experiencia interactiva que va más allá de la música. Big Ocean no sólo gana adeptos; inspira movimientos sociales y culturales alrededor del lenguaje no verbal y la representación de la discapacidad en los medios.

Cuando la inspiración se convierte en legado

Un momento particularmente emotivo en la historia de Big Ocean fue cuando Jiseok reveló que RM, líder de BTS, donó a su antigua escuela para personas sordas. Esa acción permitió a Jiseok acceder por primera vez al mundo de la danza y la música, cambiando su vida completamente. “Probablemente nunca habría soñado con ser ídolo del K-pop sin esas oportunidades”, confesó.

El impacto de Big Ocean en la industria del K-pop

La historia de PJ, Jiseok y Chanyeon representa una transformación paulatina en una industria tradicionalmente exclusiva. Corea del Sur, a pesar de su moderna infraestructura tecnológica, todavía tiene un rezago en opciones profesionales para personas con discapacidad. Big Ocean plantea una disrupción en esta narrativa.

En un país en el que sólo el 36% de personas con discapacidades participa activamente del mercado laboral, según la Oficina Nacional de Estadística de Corea, Big Ocean representa una visibilización que trasciende el arte. No están “integrándose” en el showbiz: están reformulando sus reglas.

Soñar en grande: colaboraciones internacionales

El grupo ha expresado su interés en colaborar con estrellas internacionales. Tras ver un post de Justin Bieber solicitando colaboraciones, PJ no dudó en enviarle un mensaje directo. Además, expresó su deseo de trabajar con Billie Eilish. Este tipo de aperturas puede marcar nuevas sendas para el futuro del pop global, donde accesibilidad e inclusión se convierten en el nuevo estándar aspiracional.

La revolución que apenas comienza

El mayor crecimiento para Big Ocean, según Chanyeon, no ha sido técnico ni profesional, sino personal. “Ya no tengo miedo a probar cosas nuevas, ni siquiera con la comida”, bromea. Más allá del escenario, han demostrado que los límites culturales, físicos o de percepción, pueden transformarse con voluntad, solidaridad y tecnología.

La historia de Big Ocean no sólo debe llenar páginas de revistas o titulares digitales. Su legado viviente debe ser documentado en museos, libros de historia del arte y manuales de inclusión social. Porque lo que comienza como una ola—su fandom PADO lo sabe bien—puede volverse marea, revolución... y océano.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press