Cazadores de sombras y criminales: el rastro del 'Diablo de Ozarks' y los sabuesos de prisión

La fuga de Grant Hardin revive leyendas del sur estadounidense y destaca el papel crucial de los sabuesos en la búsqueda de fugitivos y personas desaparecidas

Una fuga que revive los fantasmas del pasado

El pasado domingo, el estado de Arkansas despertó con la noticia de una fuga de prisión que combinaba elementos de película: un exjefe de policía con antecedentes oscuros, una climatología adversa, y una persecución en zonas boscosas con sabuesos a la caza. Grant Hardin, conocido por su apodo mediático “El Diablo de los Ozarks”, burló los controles del penal North Central Unit en Calico Rock, escapando bajo condiciones que ahora están siendo investigadas como una grave falla de protocolo penitenciario.

Hardin no es un criminal común. Su historia ha sido objeto de documentales y análisis mediáticos, pues se trata de un exjefe de policía condenado tanto por asesinato como por una violación ocurrida en 1997. Esta peligrosa combinación de experiencia policial, astucia y peligrosidad confiere una dimensión especial a la fuga.

Sabuesos al acecho: los héroes caninos de las cárceles sureñas

En la cárcel de Calico Rock, un grupo de sabuesos vive como parte del equipo permanente de seguridad del penal. Estos bloodhounds están entrenados específicamente para seguir rastros humanos, una habilidad en la que superan incluso a los perros policía habituales o de otras razas. Como explica Brian Tierney, presidente de la National Police Bloodhound Association:

“Los sabuesos no sueltan el rastro. Pueden seguirlo por días, si las condiciones lo permiten.”

En la persecución de Grant Hardin, uno de estos sabuesos captó su rastro inmediatamente tras su fuga. El perro vive dentro del mismo recinto penitenciario, lo que demuestra la rapidez con la que puede activarse un operativo en casos así. No obstante, la lluvia intensa que cayó sobre la zona pocos minutos después ocurrió como una maldición perfecta: borró el rastro apenas comenzado.

“Esa fue una de las cosas más frustrantes”, declaró Rand Champion, portavoz del penal. “Pudimos rastrearlo por menos de 400 metros antes de perderlo.”

Una tradición del sur: los sabuesos y la cultura carcelaria

No es la primera vez que estos perros entran en escena en las prisiones del sur estadounidense. Desde hace décadas, las cárceles del sur incorporan sabuesos como herramienta imprescindible para mantener el orden, perseguir fugitivos o encontrar personas desaparecidas. El uso de estos perros ha sido retratado incluso en baladas country populares, como “Ol’ Red” de Blake Shelton, que narra la historia de un sabueso tan bueno que nadie lograba escaparse de su olfato.

En el estado de Arkansas, los sabuesos de Calico Rock acumulan un historial probado. De acuerdo con una auditoría estatal de 2021, al menos una docena de perros están activos en la unidad, y han colaborado con agencias tan importantes como el FBI y cuerpos de policía locales, no solo en la búsqueda de fugitivos sino también en misiones humanitarias como la localización de niños perdidos, ancianos con demencia o personas con necesidades especiales.

Casos donde salvaron vidas

El ejemplo más reciente tuvo lugar el 16 de mayo en Maine. Una pequeña sabuesa llamada Millie, de solo 10 meses de edad, localizó a una niña de 5 años con autismo que había desaparecido cerca de un pantano. La encontró sumergida hasta la cintura en agua. Las autoridades declararon que de no ser por la rapidez del animal, el caso hubiera terminado en tragedia.

“Esos perros no solo persiguen a criminales. También salvan vidas”, recordó Champion.

Trucos sucios: cómo los fugitivos intentan despistar a los sabuesos

Pero no todos los rastros son fáciles de seguir. Grant Hardin dejó suficientes artículos personales —de sábanas a ropa— que se utilizan para proporcionar el “olor base” al sabueso encargado. Es una técnica estándar. Sin embargo, los fugitivos entrenados como Hardin conocen las debilidades del sistema.

“Ese tipo probablemente miró el pronóstico del tiempo antes de escaparse,” dijo Tierney. “Sabía que la lluvia intensa dificultaría el trabajo del perro.”

En la historia reciente, se han documentado varios métodos poco ortodoxos que los criminales han utilizado para evadir perros rastreadores, incluyendo esparcir pimienta negra y cayena, esconderse en árboles para dispersar su aroma o atravesar cursos de agua.

Uno de los casos más famosos fue el de dos asesinos condenados que escaparon de una prisión de máxima seguridad en Nueva York en 2015. Usaron envases de pimienta en su intento de ocultar el olor. Uno fue abatido por la policía, el otro recapturado.

Un peligro que no debió estar suelto

El caso de Grant Hardin es especialmente escandaloso no solo por su pasado criminal, sino por el hecho de que, según documentos, jamás debió haber tenido una placa policial. Su primer empleo como oficial fue en 1991 en Fayetteville, donde sus supervisores notaron desde el inicio que era inestable.

“Otros reclutas no quieren trabajar con Grant,” rezaba una evaluación en sus primeros meses.

Pese a esos antecedentes, siguió consiguiendo empleos en agencias policiales hasta llegar a ser jefe de policía de Gateway. Durante ese tiempo, se volvió conocido por comportamientos erráticos y abuso de poder. Eventualmente, su historial criminal emergió, y vino acompañado por la condena a 30 años por asesinato y después otros 50 por violación, cuando su ADN coincidió con evidencia de una agresión en 1997.

Responsabilidad institucional: ¿cómo escapó Hardin?

Aún se desconoce cómo logró salir de prisión sin ser detenido, aunque ya se ha reconocido que hubo una falla en el protocolo. Debía verificarse su identidad al abandonar el área de control, lo que no se hizo. Este “lapso”, como se ha denominado oficialmente, está siendo investigado.

Según datos recientes del Bureau of Justice Statistics, en 2023 hubo al menos 2,250 fugas registradas en cárceles estatales en Estados Unidos, la mayoría de ellas en prisiones de baja y mediana seguridad, como el caso de Calico Rock.

¿Héroes olvidados?

Con toda la atención mediática puesta en Hardin, no debemos olvidar el papel fundamental de los sabuesos. Gracias a ellos, y a los equipos que los entrenan y cuidan, muchos han sido capturados y muchas vidas han sido salvadas. Brian Tierney concluye:

“Son animales nobles, leales y meticulosos. Merecen respeto, inversión y reconocimiento.”

La cacería del “Diablo de los Ozarks” continúa. La sociedad espera su recaptura pronto. Hasta entonces, serán los sabuesos quienes olfateen los secretos del bosque para restablecer la justicia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press