Gaza en ruinas: hambre, esperanza y el frágil intento de un alto al fuego

Mientras Hamas evalúa una propuesta de cese al fuego respaldada por EE. UU., la población de Gaza sufre entre bombardeos, hambre y promesas rotas

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DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza — En el corazón del conflicto más prolongado y devastador que ha sufrido Gaza en décadas, emergen gritos de auxilio, pero también escuchamos el eco repetido de negociaciones fallidas.

El 30 de mayo de 2025, la noticia de que Hamas está evaluando una nueva propuesta de cese al fuego enviada por Estados Unidos volvió a encender una tenue llama de esperanza en la población palestina. Sin embargo, el optimismo está herido, lacerado por meses de guerra, hambre e innumerables promesas que no llegaron a buen puerto.

La propuesta de alto al fuego: ¿una salida del desastre o un espejismo diplomático?

Según fuentes egipcias y de Hamas, el plan propone una tregua de 60 días. Durante este periodo, Israel se retiraría a las posiciones mantenidas antes de la ruptura del cese al fuego anterior. A cambio, Hamas liberaría a 10 rehenes vivos y entregaría los cuerpos de varios otros. A cambio, Israel debería liberar a más de 1,100 prisioneros palestinos, incluyendo 100 condenados por ataques fatales.

También se garantizaría el paso diario de cientos de camiones con alimentos y ayuda humanitaria a través de la Franja, una acción descrita como urgente por el Consejo Noruego para los Refugiados y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, debido a la crisis alimentaria extrema que vive el territorio.

No obstante, un representante de Hamas, Bassem Naim, declaró que la propuesta “no responde a ninguna de las demandas de nuestro pueblo, siendo la principal el fin de la guerra y la hambruna”. Estas palabras reflejan un sentimiento de traición profunda al pueblo palestino, donde cada acuerdo parece una farsa.

Una guerra sin tregua ni respiro

La guerra que estalló el 7 de octubre de 2023 ha cobrado un precio inhumano. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 54,000 personas han muerto desde entonces, la mayoría mujeres y niños. Israel apunta que todo comenzó con un brutal ataque de Hamas en su territorio, que provocó la muerte de unas 1,200 personas.

La escalada ha escalado sin freno. El pasado viernes, 27 personas murieron en nuevos bombardeos israelíes. En Khan Younis, una bomba impactó en una tienda de campaña improvisada, dejando ocho niños entre los 13 fallecidos. En el campo de refugiados de Jabaliya, que sigue siendo asediado, se recuperaron los cuerpos de 12 personas, y otros dos fallecimientos se registraron en Gaza City.

“Esto no es guerra, es una masacre y una hambruna”

La declaración de Mohammed Abed, un residente de Deir al-Balah, resume el sentir de miles: “Esta es la guerra del hambre, la muerte, el asedio y las largas filas para obtener comida o usar el baño”. Él y su familia sobreviven comiendo una vez al día y esperando hasta tres horas en filas para conseguir una pequeña ración de arroz.

La asistencia humanitaria está atrapada en una lógica absurda donde se usa como moneda de cambio político. El mismo Abed sentenció: “Es devastador que las personas estén siendo hambrientas por razones políticas. La comida y el agua no deberían usarse como armas”.

Un sistema caótico de distribución de ayuda

Imágenes impactantes han mostrado estos días a cientos de palestinos cargando bolsas de harina tras irrumpir en un almacén del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Otras escenas más recientes en Rafah mostraban a personas abriendo cajas de ayuda entregadas por la Gaza Humanitarian Foundation, aprobada por Israel y financiada por Estados Unidos.

No obstante, Khan Younis también fue escenario de tiroteos en centros de distribución, donde los soldados israelíes custodiaban los alimentos mientras civiles desesperadamente intentaban obtener comida. Según testigos, un hombre fue disparado mientras cargaba un saco de harina.

Hasta la semana pasada, Israel había impedido el ingreso de alimentos durante casi tres meses completos como estrategia de presión sobre Hamas. El bloqueo, ahora ligeramente aliviado, fue directamente acusado por organismos internacionales de poner en peligro la vida de todos los habitantes de Gaza.

En palabras de Alya Ahmed Saif Al-Thani, embajadora qatarí ante las Naciones Unidas: “Las negociaciones continúan, pero el tiempo se acaba para Gaza”.

Las garantías rotas del pasado: un obstáculo para la paz

Los gazatíes entrevistados coinciden en algo más: la desconfianza. Cada cese al fuego acordado en el pasado ha sido efímero. Un ejemplo doloroso fue el trato de marzo de 2024, cuando el intercambio de rehenes duró menos de lo pactado y los ataques israelíes se reanudaron horas después.

Esta falta de cumplimiento ha minado la moral. Para muchos, las negociaciones que involucran a Qatar, Egipto y Estados Unidos son solo una fachada. Un residente llamado Mohammed Mreil dijo: “Queremos vivir, y queremos que ellos vivan también. Dios no nos creó para morir”.

¿Está el mundo escuchando?

Mientras Jerusalén y Washington debaten detalles técnicos de una tregua, los hospitales de Gaza siguen recibiendo cadáveres a diario. La mayoría de sus instalaciones —especialmente en el norte— ya no pueden operar plenamente por la destrucción, la falta de suministros o por estar en la línea de fuego.

La comunidad internacional ha denunciado la severidad de la situación humanitaria, pero las acciones concretas siguen siendo limitadas. Pese a los esfuerzos de organizaciones como Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja y el Programa Mundial de Alimentos, la inseguridad hace ineficientes sus aportes.

Para los 2,2 millones de habitantes de Gaza, el sonido de cada avión de combate o dron es un recordatorio de su vulnerabilidad, aún si su destino fuese una situación aparentemente no bélica.

¿Solución diplomática o continuidad del horror?

El plan actual indica voluntad por parte de ciertos actores, pero carece de las garantías necesarias que Hamas y muchos palestinos exigen. Según varias ONGs y analistas políticos, sin un compromiso firme de poner fin definitivo a las hostilidades y un proceso de reconstrucción con justicia, cualquier alto al fuego será solo una pausa en una tragedia continua.

La ONU ha advertido repetidamente que Gaza se dirige hacia una hambruna autorizada por la indiferencia mundial. Otros expertos advierten que este conflicto puede marcar un precedente peligroso en el uso de la ayuda humanitaria como herramienta de guerra.

Sustituir el ruido de las bombas por el de los camiones humanitarios debería ser un objetivo mundial. Pero eso exige marcar líneas claras: ninguna guerra justifica el exterminio sistemático por inanición.

Hasta entonces, la población de Gaza seguirá contando los días, sin saber si avanza hacia la esperanza de la paz o hacia otra jornada de terror. La lucha por detener la guerra no es solo política: es un llamado a preservar lo más esencial: la dignidad humana.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press