Harvard, estudiantes internacionales y el coste humano de la polarización política en EE.UU.

El poderoso discurso de graduación de Yurong Jiang revela una grieta que va más allá del campus: ¿podrá la humanidad reconectarse a través de la educación global?

Una voz que resuena más allá del podio

En un momento en el que la polarización política y las tensiones internacionales alcanzan niveles preocupantes, una estudiante china alza la voz desde uno de los centros académicos más influyentes del planeta. Yurong "Luanna" Jiang, recién graduada de la Escuela Kennedy de Harvard con una maestría en administración pública en desarrollo internacional, pronunció un discurso que ha conmovido y hecho reflexionar a muchos dentro y fuera de la universidad.

"La humanidad asciende y cae como una sola", dijo Jiang en su intervención, recibiendo una ovación que no tardaría en amplificarse dentro de las redes sociales y los medios. Su llamado a la compasión, la imaginación moral y la unidad en la diversidad cultural contrasta radicalmente con la atmósfera política que rodea actualmente a las universidades estadounidenses, particularmente a Harvard.

Un campus bajo ataque: Harvard en la mira política

El discurso de Jiang se da justo en medio de un periodo turbulento para la más antigua de las universidades estadounidenses. Bajo el gobierno del expresidente Donald Trump y las políticas que continúan teniendo largo alcance, Harvard ha sido objetivo directo de medidas federales punitivas.

  • Cancelación de más de $2.600 millones en subvenciones federales para investigación.
  • Solicitud a agencias federales para rescindir $100 millones en contratos con la universidad.
  • Amenazas para restringir o cancelar visas a miles de estudiantes internacionales, particularmente chinos.
  • Suspensión del procesamiento de nuevas visas estudiantiles a nivel global por motivos de “seguridad nacional”.

Más de 30% del alumnado de Harvard es internacional, con China entre los principales países representados. Las políticas recientes generan temores reales entre estudiantes como Jiang: "Estamos viviendo tiempos muy difíciles. Hay muchas divisiones ideológicas, étnicas e identitarias", dijo con evidente emoción en declaraciones posteriores.

La internacionalización de la academia: ¿fortaleza o amenaza?

Jiang no solo destacó el valor humano de la diversidad en el aula, sino que defendió su utilidad práctica con ejemplos palpables. Durante la ceremonia de graduación, más del 60% del alumnado del programa en la Escuela Kennedy se identificó como internacional. El decano Jeremy Weinstein animó a los presentes a compartir si habían aprendido de sus compañeros de otros países, y "casi todos se pusieron de pie", relata Jiang entre lágrimas.

Para ella y muchos otros, estudiar en EE.UU. no es solo una oportunidad académica. Es un puente entre naciones. "Harvard quiere que sus estudiantes cambien el mundo, pero no puedes cambiarlo si no lo entiendes primero. No puedes entenderlo si no conoces a sus gentes", sentenció Jiang.

El costo real: sueños atrapados entre fronteras

Varios de sus compañeros enfrentan dilemas difíciles: salir del país rumbo a pasantías humanitarias en África, arriesgándose a no poder volver, o quedarse y limitar su impacto por vía remota. La situación se traduce en obstáculos serios para el progreso global. “Querían ayudar a la humanidad, y ahora están atrapados en una ola política que no eligieron”, afirma Jiang con tristeza.

El caso de sus compañeros no es único. El Department of Homeland Security estima que 370,000 estudiantes de origen chino estaban registrados activamente en instituciones estadounidenses antes de la pandemia. Las restricciones recientes han provocado una caída del 30% en la inscripción, según datos de Open Doors.

Tensión entre naciones: China vs EE.UU. en terreno educativo

La relación entre estas dos potencias globales es cada vez más tensa, y la educación se ha convertido en otro campo de batalla. Washington acusa a instituciones como Harvard de servir de conducto para espionaje o influencias ideológicas extranjeras mediante becas y admisiones. Beijing, por su parte, llama estas acusaciones una forma de racismo institucionalizado y hostilidad geopolítica revestida de política educativa.

En 2020, el FBI lanzó la “China Initiative”, con el objetivo de investigar casos de espionaje intelectual en universidades de élite. De los más de 20 casos planteados, ninguno resultó en una condena por espionaje real, y la mayoría fueron archivados por errores procesales o falta de evidencia.

Una idea radical: ver humanidad en el "otro"

Jiang plantea una revolución silenciosa. Mientras algunos en el gobierno presionan con sanciones, cortan puentes y promueven el miedo al extranjero, ella propone lo contrario: más entendimiento mutuo. “Cuando estamos emocionalmente activados es fácil demonizar al otro”, dijo. En épocas de crispación, la empatía es una herramienta política radical.

La historia reciente ofrece ejemplos del poder de las relaciones internacionales en la academia para cambiar paradigmas:

  • El programa Fulbright, iniciado en 1946, ha formado a más de 400,000 estudiantes y catedráticos de todo el mundo bajo el principio de que “el entendimiento previene la guerra”.
  • Estudios de la American Institute for Contemporary German Studies muestran que universidades que acogen estudiantes de más de 100 nacionalidades tienden a obtener mejores resultados colaborativos en investigaciones científicas.
  • En China, programas como Schwarzman Scholars buscan enviar talento chino a EE.UU. y viceversa con el mismo espíritu.

Educación como política exterior

En declaraciones a medios, Jiang recordó que tanto China como EE.UU. enfrentan desafíos que desbordan lo interno: el cambio climático, futuras pandemias, guerras y pobreza infantil global. "Nadie puede resolver esto solo", afirmó. Es por eso que considera crucial que ambas potencias se comprendan a través de la academia y no por barreras erigidas por miedo.

El exsecretario de Estado Colin Powell solía decir: “La diplomacia de personas a personas es más poderosa que cualquier misil”. Jiang parece ser prueba viviente de esta idea.

Lo que está en juego

Si estas restricciones continúan, no solo Harvard pierde. Pierde EE.UU. como líder académico global. Pierden miles de estudiantes que podrían conjuntar el conocimiento con la empatía. Pierde el mundo, si dejamos de hablar entre culturas y nos encerramos en trincheras ideológicas.

Jiang concluye su mensaje con una petición audaz que refleja siglos de sabiduría oriental y valores humanistas occidentales: ver al "otro" como un reflejo nuestro. Quizá la salvación de nuestras democracias, nuestras universidades y nuestras sociedades dependa de cuántos estén dispuestos a seguir ese consejo desde ahora.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press