Protestas universitarias en Serbia: una generación que desafía la corrupción y exige elecciones

Tras siete meses de manifestaciones, miles de estudiantes serbios toman las calles de Belgrado exigiendo justicia, responsabilidad y el fin del autoritarismo

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Serbia está viviendo un momento político crucial, marcado por un movimiento estudiantil que ha sacudido los cimientos del gobierno populista de Aleksandar Vučić. Lo que comenzó como una protesta tras un trágico derrumbe en una estación de trenes, ha evolucionado hacia un clamor nacional por elecciones anticipadas, transparencia y rendición de cuentas. En este análisis, exploramos la raíz del fenómeno, su contexto histórico y el impacto potencial en el futuro democrático del país.

El punto de quiebre: la tragedia del 1 de noviembre

El detonante de estas masivas protestas fue el derrumbe de una estructura de concreto en la estación de trenes de Novi Sad, ubicado en el norte de Serbia, que dejó 16 muertos. Según informes de medios locales e investigaciones preliminares, el derrumbe fue consecuencia de una renovación deficiente adjudicada a empresas estatales chinas, hecho que ha sido interpretado por muchos como símbolo de la corrupción sistemática dentro del aparato gubernamental.

Desde entonces, cientos de miles se han movilizado en diversas ciudades, con exigencias contundentes: justicia para las víctimas, castigo a los responsables políticos y transparencia en las adjudicaciones de proyectos públicos.

Estudiantes como catalizadores del cambio

Como en muchas transiciones históricas, los jóvenes han tomado la delantera. Las universidades serbias se han convertido en centros neurálgicos de discusión cívica, plataformas de resistencia y laboratorios de estrategias de movilización.

Los universitarios afirman que el derrumbe de la estación no fue un accidente, sino una consecuencia directa del desvío de fondos y la falta de supervisión. Tal como señaló la estudiante Maja Rancic en una reciente entrevista durante una marcha en Belgrado: “Realmente creo que estas protestas pueden lograr un cambio. Tenemos poder, y lo estamos usando.”

Esta valentía ha convertido a los jóvenes en objetivos del aparato gubernamental. Vučić ha acusado, sin pruebas, que los universitarios están siendo apoyados por potencias extranjeras para llevar a cabo una revolución, una alegación que recuerda a las retóricas de líderes autoritarios de otras partes del mundo.

¿Autoritarismo con cara europea?

Serbia se encuentra en un delicado equilibrio entre su aspiración a ingresar a la Unión Europea y la tendencia creciente hacia el autoritarismo de su presidente. Aunque oficialmente es un “país en camino a la adhesión al bloque europeo”, múltiples organizaciones internacionales, como Freedom House, han advertido sobre el deterioro democrático en los últimos años.

  • En 2023, Freedom House clasificó a Serbia como un “régimen híbrido”.
  • Reporteros Sin Fronteras ha señalado una baja libertad de prensa y creciente intimidación a periodistas críticos.
  • Organismos de vigilancia electoral denuncian falta de transparencia en los procesos electorales pasados.

Vučić, quien ha ocupado puestos de poder desde los años 90, ha centralizado significativamente el poder en la presidencia, debilitando el rol del parlamento y del sistema judicial. Su negativa inicial a convocar elecciones anticipadas, pese a la presión creciente, refuerza la sospecha de que persiste en mantener el control por medios antidemocráticos.

Protestas sin precedentes: voces en ascenso

Las manifestaciones organizadas por los estudiantes no son sólo multitudinarias, sino emblemáticas. En una de las marchas más recientes, miles caminaron hasta la sede del gobierno portando una enorme pancarta que decía: “Elecciones Ya”. Parte del recorrido incluyó la oficina del fiscal estatal, en protesta por la falta de resultados judiciales relacionados con la tragedia.

Aunque ha habido docenas de inculpaciones relacionadas con el derrumbe, nadie ha sido condenado hasta la fecha. Esto ha alimentado aún más la narrativa del encubrimiento y la impunidad. Las pancartas con lemas como “Justicia para Novi Sad” o “No somos tontos” reflejan el estado de hartazgo generalizado.

Contexto político e histórico: cuando la historia se repite

La historia moderna de Serbia está marcada por sus controversias políticas y su proceso accidentado de democratización. Luego del derrocamiento de Slobodan Milošević en el año 2000, muchos pensaron que el país iniciaba un camino irreversible hacia la institucionalidad y la justicia.

Sin embargo, el dominio prolongado de Vučić y su Partido Progresista Serbio han generado un fenómeno de “regresión democrática”, ya que prácticas como la cooptación de instituciones, el uso de medios públicos para propaganda y el hostigamiento de opositores, parecen haberse institucionalizado.

Lo que estamos viendo ahora es el segundo aliento del deseo colectivo de una democracia real dentro de las nuevas generaciones.

Reacción internacional y presión externa

La Unión Europea observa con preocupación estas protestas, mientras continúa negociaciones sobre la adhesión de Serbia. Fuentes de Bruselas han advertido que el avance de Serbia hacia la Unión dependerá de su respeto a los derechos humanos y el Estado de derecho.

Por ahora, no ha habido sanciones concretas contra Vučić o su administración, pero si el gobierno decidiera intensificar la represión contra los manifestantes, no se descartan medidas restrictivas.

Mientras tanto, organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional monitorean de cerca el desarrollo de los acontecimientos.

El poder de la juventud y la ruta hacia el cambio

El caso serbio representa una escena recurrente en Europa Oriental y los Balcanes: una juventud inspirada exige justicia, transparencia y un porvenir diferente al de sus padres. Así sucedió en Ucrania en el Euromaidán, en Eslovenia durante las protestas estudiantiles de 2012, y ahora resurge en Belgrado.

La gran pregunta es si Vučić optará por una transición pacífica negociada o por la represión como respuesta. ¿Habrá elecciones anticipadas en 2025? ¿Se logrará justicia para las víctimas de Novi Sad? ¿Los universitarios cambiarán verdaderamente el panorama político del país?

En palabras de una pancarta que ondeaba en Belgrado: “Ellos tienen el poder, pero nosotros somos el futuro”.

Proyecciones: una ola imparable

Las movilizaciones no cederán fácilmente. Nuevas jornadas de protesta están previstas para los próximos fines de semana en ciudades como Niš, Novi Sad y Kragujevac. Las universidades, a pesar de las presiones, se han mantenido como bastiones de libertad crítica y organización horizontal.

A menos que el gobierno adopte reformas concretas y democráticas —incluyendo elecciones y persecución de la corrupción— el riesgo de una crisis política intensa en Serbia es inminente. Aunque aún no se puede cantar victoria, lo cierto es que una generación ha despertado. Y ya no quiere volver a dormirse.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press