La dignidad devuelta: la historia detrás de los 19 afroamericanos repatriados desde Alemania
Un homenaje que pone fin a una historia de racismo científico y otorga justicia póstuma a víctimas olvidadas del siglo XIX
New Orleans rindió un homenaje profundamente conmovedor y necesario: una ceremonia multiconfesional y un tradicional jazz funeral fueron el marco para el entierro definitivo de los restos de 19 afroamericanos cuyas calaveras habían sido enviadas a Alemania hace más de un siglo para investigaciones científicas racistas. Este acto de repatriación y dignificación tiene implicaciones históricas, culturales y sociales que vale la pena analizar desde múltiples aristas.
Historia incompleta, justicia tardía
Los 19 afroamericanos cuyos restos fueron finalmente enterrados en el Hurricane Katrina Memorial murieron entre 1871 y 1872 en el Charity Hospital, una de las pocas instituciones sanitarias de la época que atendía a personas de todas las razas y clases sociales. Sin embargo, tras su muerte, sus cuerpos fueron objeto de uno de los muchos actos de deshumanización que marcaron el racismo científico del siglo XIX.
Las calaveras fueron entregadas por un médico de Nueva Orleans a un investigador alemán para ser utilizadas en estudios de frenología, una pseudociencia ahora desacreditada que promovía la idea de que los rasgos del cráneo podían determinar la raza, la inteligencia o incluso la moral de una persona.
La frenología: ciencia al servicio del racismo
La frenología fue utilizada ampliamente en los siglos XVIII y XIX para justificar prácticas esclavistas y políticas de segregación racial. Concluía, sin base científica alguna, que los africanos tenían estructuras craneales inferiores que demostraban una supuesta inferioridad intelectual y moral. Fue una de las columnas del racismo institucionalizado que prevaleció en Estados Unidos y Europa durante generaciones.
"Todo tipo de experimentos fueron realizados con cuerpos negros, vivos y muertos", afirmó la Dra. Eva Baham, historiadora y docente de la Dillard University, institución que lideró el proceso de repatriación. "Estas personas no tenían agencia sobre sí mismas".
El hecho de que sus restos hayan llegado hasta un museo en Leipzig, Alemania, es testimonio del uso sistemático del cuerpo negro como herramienta científica sin consentimiento ni dignidad.
Regreso a casa: Dillard University y la dignificación
En 2023, la Universidad de Leipzig contactó a las autoridades de Nueva Orleans con la intención de devolver los cráneos. La Dillard University, una institución históricamente afroamericana, tomó las riendas del proceso. Su presidenta, Monique Guillory, dejó claro el valor humanizador del acto:
“Este es un momento para reconocer y conmemorar la humanidad de estos individuos que, de no ser por este acontecimiento trágico, habrían sido completamente olvidados”.
Los cráneos llegaron en 19 cajas de madera y fueron colocados en la capilla de la universidad hasta el día de su entierro. La ceremonia incluyó música tradicional africana del colectivo Kumbuka African Drum and Dance y un desfile fúnebre al estilo del clásico jazz de Nueva Orleans, símbolo del sincretismo espiritual y cultural que define la vida y muerte en esa ciudad.
Una historia viva que sigue doliendo
Este doloroso capítulo no es solo historia. Continúa resonando en el presente, especialmente en contextos donde el racismo estructural y las desigualdades sistémicas siguen vigentes. Según Dillard University, algunos de estos individuos pudieron haber sido personas recientemente liberadas de la esclavitud, aún enfrentando la pobreza extrema y la falta de derechos en la segunda mitad del siglo XIX.
"Probablemente eran personas indigentes... pero tenían nombres, direcciones, caminaban por las calles de esta ciudad que amamos", dijo Guillory. "Todos merecemos un reconocimiento a nuestra humanidad y al valor de nuestras vidas".
¿Qué dice esto sobre nosotros hoy?
Este episodio es una oportunidad para reflexionar sobre cómo la ciencia, las instituciones médicas y académicas han fallado, en el pasado y en muchas ocasiones en el presente, a las comunidades marginadas. También nos interpela sobre cómo rendimos tributo a los muertos y qué significa la reparación histórica en contextos donde el trauma es colectivo y multigeneracional.
El hecho de que hoy haya universidades que se toman en serio estos actos de restitución, como la Universidad de Leipzig o Dillard University, marca un importante giro. Pero la labor no termina aquí: queda un largo camino por recorrer para identificar posibles descendientes, registrar sus historias, y aplicar estos aprendizajes en la enseñanza y en la práctica científica del presente.
Los rituales como resistencia cultural
La ceremonia de entierro en Nueva Orleans no fue solo un gesto simbólico. Fue también una reafirmación cultural. El jazz funeral es una de las formas más artísticas de duelo colectivo, que combina lo sagrado con lo festivo para transformar la pérdida en una narrativa de legado y continuidad.
El desfile musical que acompañó los restos de los 19 afroamericanos no sólo honró a los fallecidos. También envió un potente mensaje de resistencia cultural, de memoria histórica recuperada, y de justicia poética.
El contexto más amplio: cuerpos negros, historia robada
Esta historia no está sola. En museos de Europa y Estados Unidos continúan existiendo restos humanos provenientes de pueblos originarios, esclavizados o colonizados. Hace apenas unos años, el Museo de Historia Natural de Nueva York se vio obligado a revisar su política de exposición de restos humanos. El Pitt Rivers Museum en Oxford inició un proceso similar en 2020 tras el auge del movimiento Black Lives Matter.
Restituir restos humanos no es solo devolver cuerpos. Es reconocer que durante siglos, el conocimiento occidental se construyó sobre una base de deshumanización sistemática. La frenología, la eugenesia, y otras seudo-disciplinas jugaron papeles clave en ello.
¿Y ahora qué?
La repatriación de los 19 afroamericanos enterrados en el Hurricane Katrina Memorial es solo el inicio de una conversación más amplia. ¿Qué mecanismos legales y éticos deben establecerse para asegurar que instituciones académicas y médicas rindan cuentas por prácticas pasadas? ¿Cómo se integra esta memoria en la educación histórica?
Como dijo Eva Baham: "Es una demostración de nuestra propia moralidad, tanto en Nueva Orleans como en Leipzig. Quisimos devolverles la dignidad".
Una lección sobre la humanidad
Si algo queda claro tras esta historia es la necesidad de mirar al pasado con ojos críticos y al presente con responsabilidad. La memoria, cuando es colectiva, puede sanar heridas profundas. Devolver a alguien su lugar en el mundo, incluso más de un siglo después, es también una forma de resistencia frente al olvido impuesto.
Este acto de devolución y entierro no solo honra a esos 19 desconocidos. También nos interpela a todos: ¿qué estamos haciendo hoy para que el respeto por la vida y la muerte, por el cuerpo del otro y su historia, no vuelva a ser negado?