La hambruna en Gaza: una herida humanitaria en tiempo real

Desesperación colectiva, saqueo de camiones de ayuda y la fragilidad del sistema alimentario en medio del conflicto armado

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Un panorama alarmante en Gaza

La Franja de Gaza atraviesa una de las crisis humanitarias más severas de este siglo. Desde octubre de 2023, cuando comenzó la actual ofensiva militar de Israel contra Hamas, la situación humanitaria se ha deteriorado a niveles alarmantes. El reciente incidente en el que cientos de palestinos hambrientos interceptaron 77 camiones de ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos (PMA) es una muestra elocuente del nivel de desesperación al que ha llegado la población gazatí.

La hambruna como amenaza latente

Según declaraciones del PMA, la población de Gaza está al borde de la hambruna a pesar del flujo limitado de ayuda humanitaria que ha ingresado en los últimos días. "Necesitamos inundar a las comunidades con alimentos para calmar la ansiedad y reconstruir la confianza", afirmó uno de sus representantes. La creciente ansiedad entre la población ha dado lugar a bloqueos improvisados y saqueos de convoyes humanitarios, como el ocurrido en la ciudad de Khan Younis, donde testigos relatan ver a miles de personas cargando sacos de harina sobre sus espaldas y cabezas.

Israel y la estrategia de las rutas inseguras

La ONU ha denunciado que las autoridades israelíes les obligan a utilizar rutas no seguras dentro de zonas controladas por el ejército israelí, especialmente en Rafah y Khan Younis. Estas rutas están plagadas de bandas armadas, lo cual ha provocado numerosos incidentes, incluyendo asaltos y saqueos a instalaciones en solo tres días al cierre de mayo. Las tensiones y la falta de protección han comprometido gravemente la efectividad de la operación humanitaria de la ONU.

Una tregua en proceso de negociación

En paralelo a la crisis humanitaria, se baraja una posible tregua negociada entre Hamas, Estados Unidos y Egipto. La iniciativa contempla un alto el fuego de 60 días, la liberación de algunos de los 58 rehenes que siguen en Gaza a cambio de prisioneros palestinos en cárceles israelíes y el ingreso masivo de la ayuda humanitaria.

No obstante, tanto Hamas como Israel han mostrado posturas oscilantes. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha dicho que las negociaciones se están acercando a un acuerdo, pero desde Gaza, portavoces de Hamas han afirmado que aún están revisando la propuesta.

Una Fundación emergente, una controversia creciente

Ante lo que Israel califica como una "incompetencia" por parte de las agencias de ayuda internacionales, ha promovido la creación de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización apoyada por Estados Unidos e Israel para gestionar entregas de alimentos directamente en Gaza. La fundación utiliza contratistas armados para proteger sus operaciones y ha sido criticada por organizaciones humanitarias por militarizar la ayuda.

Israel sostiene que esta nueva estructura es necesaria porque Hamas desvía parte significativa de la ayuda humanitaria, alegación que la ONU niega sistemáticamente.

Balance trágico: más de 54,000 muertos

El Ministerio de Salud de Gaza estima que más de 54,000 residentes han muerto desde el comienzo del conflicto. Gran parte de estas víctimas son mujeres y niños. Aunque el registro no diferencia entre civiles y combatientes, la cifra es un testimonio devastador de la magnitud del conflicto. Tres personas fueron asesinadas por disparos el sábado por la mañana en Rafah, y otros tres —una pareja y su hijo— murieron cuando su vehículo fue alcanzado por un misil israelí en Gaza City.

El origen del conflicto

La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas lanzó un ataque sorpresivo en suelo israelí, matando a más de 1,200 personas —la mayoría civiles— y secuestrando a otras 250. Desde entonces, ha sido un torbellino de violencia, represalias y sufrimiento humanitario.

Saqueos: ¿sobrevivencia o colapso del sistema?

El incidente de los camiones no se puede entender únicamente como un acto de desesperación. Es también reflejo de un sistema que ha colapsado. "Los camiones no pueden transitar seguros, las rutas están fuera de control y la incertidumbre reina", señala un documento interno compartido con agencias de ayuda. En tres días de mayo, se documentaron al menos cuatro saqueos a instalaciones humanitarias, sin contar el incidente masivo del convoy del PMA.

La inseguridad generalizada ha obligado a muchas organizaciones a reducir sus operaciones o incluso retirarse, lo cual crea un vacío que el GHF intenta llenar, aunque con métodos cuestionables.

Las formas de narrar el hambre

El concepto de hambruna es más complejo de lo que parece. Según la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (FEWS NET), una hambruna se declara oficialmente cuando al menos 20% de hogares enfrenta escasez extrema de alimentos, la desnutrición aguda excede el 30% y la tasa de mortalidad supera dos personas por cada 10,000 habitantes por día.

Gaza estaría muy cerca de cumplir estos criterios, según diversas organizaciones. Sin embargo, el proceso de declaración oficial demora y tiene implicaciones políticas que muchos prefieren evitar.

Una tragedia sostenida

El escenario actual en Gaza representa mucho más que una suma de estadísticas o incidentes aislados. Se trata de una tragedia humanitaria sostenida que se desarrolla a diario en tiempo real. En palabras de Stéphane Dujarric, portavoz de la ONU: "La ayuda no llega por una simple razón: el conflicto no para".

El día viernes, tan solo cinco camiones lograron cruzar desde el paso de Kareem Shalom, mientras otros sesenta tuvieron que regresar por los enfrentamientos que se intensificaban en la zona. La distribución de alimentos no puede hacerse con seguridad, ni siquiera desde aire, debido al cruce de fuego constante.

¿Qué futuro hay para Gaza?

Como comunidad internacional, enfrentamos una encrucijada moral. Las sanciones, bloqueos y estructuras políticas no deberían impedir el acceso básico a alimentos, agua o seguridad. Si la ayuda no puede entrar en volúmenes suficientes, y si los mecanismos para hacerlo generan violencia o son militarizados, entonces debemos interrogar el propósito real de estas políticas.

En algún punto, hay que elegir entre seguir sosteniendo una lógica de guerra —anclada en cálculos estratégicos y represalias— o virar a una política centrada en los derechos humanos básicos. Cualquier estrategia que olvide al ser humano como centro está condenada al fracaso. Y Gaza hoy, es prueba palpable de ello.

«Pueden llamarlo caos. Nosotros lo llamamos hambre. Pueden llamarlo bloqueo. Nosotros lo sentimos como asfixia.»

— Testimonio anónimo desde Khan Younis, junio de 2025.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press