Tragedia humanitaria en Gaza: ¿asistencia o arma de guerra?
El nuevo sistema de distribución de ayuda en Gaza, respaldado por Israel, deja 21 muertos y 175 heridos; organizaciones internacionales se rehúsan a participar.
Un nuevo sistema bajo fuego
El domingo 1 de junio de 2025 quedará marcado como otro día trágico en la Franja de Gaza. Al menos 21 personas murieron y 175 resultaron heridas en lo que debía ser una distribución humanitaria supervisada por la llamada Gaza Humanitarian Foundation. Según testigos, las fuerzas israelíes abrieron fuego directamente sobre los civiles que se acercaban a recibir ayuda, una escena que se ha repetido con inquietante frecuencia desde que se introdujo este nuevo modelo de asistencia.
Esta reciente masacre no es un hecho aislado. Antes del domingo, ya se habían reportado al menos seis muertos y más de cincuenta heridos en incidentes similares, según fuentes médicas locales. El ejército israelí ha reconocido previamente haber disparado "tiros de advertencia" para controlar multitudes, mientras que la fundación insiste en que su personal de seguridad privada no ha abierto fuego.
Testimonios desgarradores desde el terreno
Mohammed Abu Teaima, de 33 años, relató al borde del colapso que vio morir a su primo, alcanzado en el pecho, mientras otros civiles, incluida una mujer, también fueron abatidos. "Dispararon hacia nosotros con fuego pesado", declaró afuera del hospital de campaña de la Cruz Roja mientras esperaba noticias de su cuñado herido.
Otro testigo, Ibrahim Abu Saoud, describió el horror: "Había muchos mártires, incluidas mujeres. Estábamos a apenas 300 metros de los militares y aún así dispararon". Los relatos de bala y sangre contrastan con el mensaje oficial que niega cualquier incidente, aumentando aún más la incredulidad entre los gazatíes.
El trasfondo de este sistema 'humanitario'
El nuevo sistema de ayuda fue concebido por Israel y Estados Unidos con la intención oficial (y altamente polémica) de evitar que Hamas desviara la ayuda humanitaria. Esta narrativa, sin embargo, no ha sido respaldada por pruebas concretas, y tanto las agencias de la ONU como organizaciones humanitarias de renombre se han negado a participar en lo que consideran una violación directa a los principios humanitarios.
"Es una forma sofisticada de control poblacional y desplazamiento forzado", afirma un experto en derecho internacional citado por el Guardian, quien añade que el sistema nuevo exige que las personas se desplacen hasta puntos concretos bajo control militar israelí para recibir lo básico: comida, agua y medicinas. Esto fuerza a los palestinos a abandonar las últimas zonas seguras de un territorio demolido en un 80% por los bombardeos, según datos de OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios).
El rol de la comunidad internacional
De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), la situación sigue evolucionando hacia una crisis humanitaria sin precedentes. Actualmente, más del 90% de los 2,2 millones de gazatíes dependen completamente de la ayuda internacional. Sin embargo, con cada nuevo incidente de este tipo, los corredores humanitarios no solo parecen más restringidos, sino directamente letales.
La falta de coordinación, las restricciones impuestas por Israel y la presencia activa de personal armado en zonas de distribución han provocado que el acceso a la ayuda se convierta en una ruleta rusa. Como explica Jan Egeland, Secretario General del Norwegian Refugee Council: "Estamos frente a un modelo de distribución que no pone la vida del beneficiario al centro, sino que se estructura bajo una lógica militar".
¿Asistencia o instrumento de guerra?
La noción de que el acceso a alimentos y medicinas puede convertirse en una herramienta de guerra no es nueva. Sin embargo, lo que vemos en Gaza roza los límites de lo admisible según el Derecho Internacional Humanitario. El uso de la ayuda como moneda de cambio o elemento de presión constituye, en palabras del Comité Internacional de la Cruz Roja, una clara violación de las Convenciones de Ginebra.
Además, el hecho de que se haya documentado cómo civiles son tiroteados en el intento de obtener un saco de arroz evidencia que esta ayuda no está siendo administrada con neutralidad, humanidad ni independencia. "Estamos viendo la instrumentalización absoluta del hambre", afirma Alex de Waal, experto en conflictos y políticas alimentarias.
Contexto bélico y cifras alarmantes
La actual ofensiva de Israel comenzó en octubre de 2023 luego del ataque de Hamas que dejó más de 1.200 muertos en el sur de Israel. Desde entonces, la respuesta israelí ha sido brutal: según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 54.000 personas han muerto, en su mayoría mujeres y niños. La inmensa mayoría ha perdido sus viviendas, recursos y familiares.
En este escenario de extrema devastación, correr a buscar alimentos significa muchas veces correr hacia la muerte. Las muertes en distribución de ayuda no son un daño colateral: son un símbolo del colapso sistémico del derecho internacional en Gaza.
Voces que resisten
A pesar del peligro, muchas organizaciones internacionales y ciudadanos gazatíes siguen comprometidos con la esperanza. Médicos sin Fronteras, el Comité Internacional de Rescate y la Media Luna Roja siguen intentando operar con personal local en condiciones extremadamente riesgosas. "A veces operamos con linternas porque no hay electricidad. Lo hacemos rodeados de bombardeos", cuenta un miembro anónimo de MSF desde Rafah.
Y en medio del caos, voces como la de Mohammed Abu Teaima siguen resonando: "Solo queríamos pan. ¿Tan peligroso es tener hambre?".
¿Y ahora qué?
El sistema de ayuda humanitaria actual en Gaza necesita una reforma urgente y el involucramiento activo de organizaciones neutrales con experiencia. El mundo no puede seguir confiando en un modelo que produce más dolor que alivio. Tampoco puede seguir otorgando impunidad a quienes usan los alimentos como trampa mortal.
La comunidad internacional tiene, ahora más que nunca, la obligación de exigir transparencia, protección y dignidad para los civiles palestinos. Porque el objetivo de la ayuda humanitaria no debe ser el control poblacional ni la estrategia militar. Debe ser la vida. Y en Gaza, la vida cuelga de un hilo.