La explosión ofensiva de los Nationals desarma a los D-backs en una noche para la historia
Washington anotó 10 carreras en la primera entrada en una actuación histórica y consolidó su buen momento ante unos Diamondbacks en crisis
Un rugido temprano: la primera entrada de locura
En una noche que rozó lo histórico, los Washington Nationals desataron una ofensiva apabullante con 10 carreras en la primera entrada contra los Arizona Diamondbacks, sellando una victoria por 11-7 en Phoenix. Esta embestida inicial, liderada por Luis García Jr. con un doble y tres carreras impulsadas, dejó a los fanáticos boquiabiertos y provocó comparaciones con algunos de los innings más legendarios de las Grandes Ligas.
Los primeros 11 bateadores de Washington llegaron a base, completando nueve carreras sin que Arizona consiguiera siquiera sacar un out. Según Elias Sports Bureau, fue la segunda vez desde 1961 que un equipo anotó nueve carreras antes de que se registrara un out, sólo superado por los Boston Red Sox en 2003.
La pesadilla de Brandon Pfaadt
El abridor de Arizona, Brandon Pfaadt, vivió una apertura para el olvido. Lanzó apenas contra ocho bateadores, permitiendo ocho carreras limpias con seis hits y golpeando a dos bateadores. Su efectividad se disparó de 3.90 a 5.05, marcando una de las caídas más drásticas del año para un lanzador de rotación titular.
Las estadísticas reflejan el drama: los Nationals enviaron 16 bateadores al plato solo en la primera entrada, y el episodio duró más de 30 minutos. El béisbol, a veces lento y pausado, se convirtió por un rato en un frenesí ofensivo que demolió cualquier plan del equipo local.
Una reacción insuficiente de Arizona
Después del terremoto inicial, los Diamondbacks trataron de recomponerse. Lograron un par de carreras en la cuarta entrada y luego sumaron cinco más en la sexta gracias, en parte, a un cuadrangular de Randal Grichuk, quien terminó con tres hits en el partido. Pero la brecha ya era demasiado profunda.
El abridor de los Nationals, Michael Soroka, mantuvo a raya a los bateadores rivales en las primeras entradas, retirando a los primeros 11 antes de permitir el primer hit. Concedió cuatro carreras en poco más de cinco entradas de labor.
Mayúsculo renacer de los Nationals
Con esta victoria, Washington ha ganado 11 de sus últimos 15 juegos y ha anotado al menos nueve carreras en sus últimos cuatro encuentros. Este repunte ofensivo ocurre justo cuando comienzan a ganar terreno en la competitiva División Este de la Liga Nacional.
Jugadores como C.J. Abrams —quien fue golpeado tres veces en el partido—, James Wood, Keibert Ruiz y Robert Hassell III aportaron múltiples hits cada uno, demostrando el buen momento colectivo del lineup. De hecho, el equipo ha mejorado notablemente su promedio de bateo colectivo, subiendo más de 40 puntos en los últimos 15 juegos.
Una cadena de eventos que hundió a Arizona
Si bien Pfaadt fue el chivo expiatorio, la deficiente actuación del bullpen y los errores en el campo sólo acrecentaron la debacle. Arizona ha perdido 9 de sus últimos 10 juegos, y parece navegar sin timón en una liga tan exigente.
La caída de los D-backs resulta aún más dolorosa considerando que a comienzos de temporada proyectaban como contendientes sólidos. No obstante, su pitcheo ha colapsado recientemente, con una efectividad colectiva que roza los 6.00 en los últimos 10 juegos.
Una comparación histórica
Para entender la magnitud de este primer inning, basta revisar la última vez que un equipo permitió 10 carreras sin conseguir un out: los Florida Marlins, en 2003, ante los Red Sox. Aquella jornada está grabada con tinta indeleble en los anales del béisbol. Ahora, los Nationals se integran a ese selecto grupo que ha descarrilado un partido desde el mismo arranque.
La importancia de este episodio no radica solo en los números, sino también en lo psicológico. Después de tal mazazo, es casi imposible remontar o tener claridad táctica. Cada relevo entra con presión, el lineup rival empieza a jugar sin miedo y el público en las gradas guarda silencio o se transforma en abucheo.
¿Rumbo a un renacimiento inesperado?
Pocos vieron venir este rendimiento de los Nats, especialmente considerando que en temporadas anteriores eran vistos como un equipo en reconstrucción tras la salida de figuras clave como Max Scherzer y Trea Turner. Sin embargo, la sangre nueva y algunas apuestas acertadas en el pitcheo y el bateo parecen estar dando frutos antes de lo esperado.
Michael Soroka, a pesar de sus altibajos, luce como un brazo que podría consolidarse en el medio de la rotación. Y jóvenes como Daylen Lile y Hassell III están demostrando tener madera para MLB.
Próximo desafío: reforzar la constancia
Aunque la ofensiva ha explotado recientemente, el verdadero reto para Washington será mantener estabilidad contra lanzadores élite. El domingo enfrentarán a Corbin Burnes (3-2, 2.72 ERA), uno de los mejores derechos de las Mayores, lo cual ofrecerá un interesante termómetro del verdadero potencial de esta escuadra en ascenso.
Por su parte, Arizona buscará evitar la escoba enviando a su mejor brazo disponible y recuperando la confianza de un equipo que, en solo dos semanas, podría quedar completamente fuera de la pelea si la tendencia negativa persiste.
Una jornada para el recuerdo
La noche del 31 de mayo será recordada por fanáticos de ambos equipos por razones opuestas. Para los Nats, fue una celebración temprana que marcó su mejor inning en más de dos décadas. Para los D-backs, simplemente una pesadilla que demuestra que incluso en el béisbol profesional más estructurado, el caos puede reinar desde el primer lanzamiento.
Y es que, como dijo el legendario Yogi Berra, “el béisbol no se acaba hasta que se acaba”, pero para Arizona, el juego prácticamente terminó antes de comenzar.
Estadísticas destacadas:
- 11 carreras anotadas por Washington
- 10 en la primera entrada
- 16 bateadores en el primer inning
- 5 bateadores golpeados por Arizona
- 9 derrotas en los últimos 10 juegos para los D-backs
Veremos si este impulso ofensivo es una chispa pasajera o si los Nationals están, realmente, construyendo algo importante para 2025. De lo que no hay duda es que este partido ya forma parte de la memoria colectiva del béisbol moderno.