Peregrinación bajo vigilancia: El Hajj en Arabia Saudita entre fe, control y desafíos sociales
Más de 269,000 personas fueron detenidas por intentar realizar el Hajj sin permiso. ¿Qué implica esta política de control y cuáles son sus repercusiones religiosas, sociales y políticas?
Una peregrinación con reglas estrictas
El Hajj, una de las cinco obligaciones fundamentales del islam, convoca a millones de musulmanes al año a la ciudad santa de La Meca para una serie de rituales religiosos que duran cinco días. Para muchos, es una experiencia espiritual única en la vida, un mandato sagrado que deben cumplir siempre y cuando tengan los medios físicos y económicos para hacerlo. Sin embargo, realizar esta peregrinación no es solo cuestión de fe, sino también de cumplir con una serie de requisitos logísticos y legales impuestos por el gobierno saudí.
En junio de 2024, las autoridades de Arabia Saudita impidieron el acceso a más de 269,000 personas que intentaban ingresar a La Meca sin los permisos exigidos. Además, más de 23,000 residentes saudíes enfrentaron penalidades por violar las regulaciones del Hajj, y se revocaron las licencias de 400 empresas dedicadas a organizar peregrinaciones. ¿Qué hay detrás de esta rigurosa vigilancia y cuáles son sus verdaderos motivos?
¿Quién puede hacer el Hajj?
Desde hace años, Arabia Saudita ha implementado un sistema de permisos para controlar el número de peregrinos. Este sistema otorga acceso solo a quienes han sido oficialmente registrados e incluye una cuota por país basada en el número de musulmanes de su población. Además, exige trámites burocráticos, exámenes médicos y en algunos casos, la contratación de servicios específicos acreditados.
Incluso los residentes saudíes o ciudadanos que viven en ciudades cercanas a La Meca no pueden participar si no cuentan con los permisos necesarios. Las personas que desobedecen estas leyes enfrentan sanciones que pueden incluir multas de hasta $5,000 dólares, deportación y prohibición de reingreso al país.
La fe vs. la logística
La espiritualidad detrás del Hajj no puede obviar la realidad práctica: la infraestructura de La Meca y los alrededores simplemente no puede albergar a los millones de fieles que desean participar cada año. En 2023, Arabia Saudita reportó más de 2.5 millones de peregrinos, mientras que este año se esperan cifras similares.
El hacinamiento representa un riesgo real. A lo largo de los últimos treinta años, las tragedias vinculadas al Hajj han sido numerosas: incendios, estampidas y olas de calor han provocado miles de muertes. En 2015, más de 2,400 personas murieron aplastadas en una estampida, según cifras recopiladas por la agencia Reuters. Arabia Saudita atribuye muchas de estas muertes a participantes no registrados que no siguen las rutas y horarios planificados.
Drones y vigilancia: el Hajj en la era digital
Una de las novedades en 2024 fue el uso de drones de vigilancia y monitoreo por parte de la Defensa Civil de Arabia Saudita. Según las autoridades, estos dispositivos serán empleados no solo para controlar multitudes sino también para detectar incendios y realizar tareas de seguridad. Esta innovación refleja cómo el reino busca combinar tradición religiosa con tecnología avanzada para gestionar una de las reuniones humanas más grandes del mundo.
¿Es discriminatorio el sistema de permisos?
Desde algunos sectores del islam se critica que esta política de permisos impone barreras injustas al cumplimiento de una obligación religiosa. La Asociación Mundial de estudios Islámicos ha denunciado que muchas personas pierden la oportunidad de realizar el Hajj legalmente debido a cupos insuficientes, costos elevados y procesos burocráticos opacos.
“El peregrino está bajo nuestra vigilancia, y cualquiera que desobedezca está en nuestras manos,” — Teniente General Mohammed Al-Omari
Estas palabras dan cuenta del enfoque de control estricto que asume el gobierno saudí, algo que para muchos observadores internacionales puede parecer más un mecanismo de vigilancia masiva que una simple regulación logística.
Turismo religioso vs. privilegio económico
Una de las discusiones más candentes tiene que ver con el alto costo del Hajj. El paquete oficial para peregrinos internacionales puede oscilar entre $4,000 a $10,000 dólares o más, dependiendo del país de origen. Esto convierte la peregrinación en un lujo que escapa al alcance de muchos musulmanes de bajos recursos, especialmente en países en desarrollo.
Por otro lado, Arabia Saudita promueve el turismo religioso como una de las piedras angulares de su economía no petrolera. La industria del Hajj y la Umrah genera cerca de $12 mil millones de dólares al año, según datos del Ministerio de Hajj y Umrah. La contradicción entre un evento espiritual y un producto comercial es evidente.
¿Puede el Hajj seguir siendo inclusivo?
Mientras los fieles celebran el poder místico del Hajj, los gobiernos y organismos internacionales deben afrontar un debate crucial: ¿cómo garantizar que esta obligación religiosa no se convierta en un privilegio reservado para pocos?
Organizaciones musulmanas en Europa y Asia han sugerido crear fondos solidarios, subsidios y colaboraciones intergubernamentales que permitan subsidiar los viajes para creyentes con bajos ingresos. También proponen revisar los criterios de asignación nacional de cuotas para reflejar con mayor fidelidad la demografía islámica global.
Riesgos ambientales y desafíos climáticos
Otro de los factores críticos que ha afectado al Hajj en la última década es el calentamiento global. Las temperaturas en la región de La Meca han alcanzado en los últimos años máximas de hasta 48°C (118°F). Existe preocupación sobre el futuro del Hajj en un mundo con temperaturas cada vez más extremas.
Organizaciones como la Cruz Roja han advertido del riesgo letal que impactos como la insolación, la deshidratación y los golpes de calor representan para los peregrinos. Arabia Saudita ha respondido con medidas como zonas de sombra, puntos de hidratación y la distribución de paraguas reflectantes. Pero el desafío climático es de largo plazo y requiere cooperación global.
Religión, política y poder blando saudí
Controlar el acceso al Hajj también es, para muchos analistas, un ejercicio de poder blando. Arabia Saudita, custodia de los dos principales lugares sagrados del islam, La Meca y Medina, utiliza esta posición geográfica-religiosa como una herramienta geopolítica y diplomática.
Decidir qué ciudadanos de qué países pueden ir en qué momento tiene implicaciones políticas. Históricamente, ha habido tensiones con países como Irán por la gestión del Hajj, lo que ha llevado incluso a boicots temporales. Por lo tanto, la peregrinación es también un campo donde se miden las relaciones internacionales del mundo musulmán.
Fe vs Institucionalidad: el dilema contemporáneo
Así, el Hajj en el siglo XXI es mucho más que una peregrinación. Es una experiencia profundamente espiritual atravesada por barreras institucionales, intereses económicos, desafíos logísticos y contextos políticos complejos. Mientras millones de fieles se preparan para sus rituales, otros son alejados por carecer del permiso adecuado o por no poder afrontar los costes asociados.
En palabras de la teóloga Asma Afsaruddin, profesora de estudios islámicos en la Universidad de Indiana:
“El islam enseña que Dios está más cerca del creyente que su propia vena yugular. Pero a veces las estructuras humanas dificultan esa cercanía.”
La pregunta clave que queda para el futuro es: ¿cómo mantener el espíritu inclusivo del islam mientras se protege la seguridad y sostenibilidad de una peregrinación multitudinaria?