Sueños en pausa: estudiantes internacionales atrapados entre la grandeza académica y la incertidumbre migratoria en EE. UU.

De promesas a políticas restrictivas: cómo la experiencia estudiantil internacional en Estados Unidos se ha transformado en una batalla constante por el derecho a pertenecer

De bienvenida a vigilancia: el giro drástico en la política migratoria de EE.UU. hacia estudiantes internacionales

En junio de 2023, durante una entrevista en el pódcast “All-In”, el expresidente Donald Trump hizo una promesa que resonó positivamente entre los estudiantes internacionales: otorgar una green card automática a todo estudiante extranjero que se gradúe de una universidad estadounidense. “Es muy triste perder a gente de Harvard, MIT, de las mejores universidades,” aseguró Trump. “Eso terminará en el primer día.” Sin embargo, en lugar de cumplir esa promesa, su administración aplicó una serie de políticas que han convertido a estos jóvenes en objetivos principales de un endurecimiento migratorio sin precedentes.

El desencanto tras la esperanza: historias personales

Varias entrevistas con estudiantes internacionales en EE. UU. revelan cómo las medidas migratorias han introducido temor, ansiedad y una sensación constante de precariedad jurídica en la vida de quienes apostaron por una educación en el país norteamericano.

Markuss Saule: del sueño americano a la fuga planificada

Markuss Saule, oriundo de Letonia y estudiante de Brigham Young University-Idaho, vivió en carne propia el calvario de regresar a EE. UU. luego de una visita a su país. En el avión de 10 horas, se dedicó a borrar información de su celular, por miedo a represalias arbitraras durante su ingreso. “Ese vuelo me rompió un poco por dentro,” confiesa. Saule fue parte de un programa de intercambio altamente selectivo del Departamento de Estado, y terminó su primer año universitario con un promedio perfecto. Pero eso no lo ha salvado del miedo. “Si me preguntas ahora, mi plan es irme tan pronto como me sea posible.”

Avi: talento en física sin certeza laboral

Avi es un joven indio que estudió física en Arizona y actualmente trabaja como ingeniero gracias al programa Optional Practical Training (OPT), el cual permite a estudiantes trabajar en su área de estudio por hasta tres años. Con más de 240,000 estudiantes internacionales en OPT, este es uno de los pilares que sostiene la permanencia temporal de estos talentos. Sin embargo, bajo la administración Trump, altos funcionarios propusieron eliminar este beneficio, dejando a Avi y miles como él en el limbo. “No sé si puedo renovar contrato de alquiler. Hasta conduzco más lento para evitar ser detenido,” relata Avi. Aunque sueña con trabajar en la NASA, ha comenzado a explorar opciones laborales en India. “Paso las noches haciendo doomscrolling de ofertas.”

Vladyslav Plyaka: educación frente a guerra

Ucraniano y estudiante universitario en Wisconsin, Plyaka eligió estudiar en Estados Unidos en lugar de unirse al esfuerzo bélico en su país. Sin embargo, su situación migratoria es frágil. No puede salir del país sin arriesgarse a perder la visa, debido a la suspensión de citas consulares. “Pienso en mi familia todo el tiempo. Si algo les pasa, ¿debería arriesgar mi educación para estar con ellos?” se pregunta. Aunque siente culpa por no estar peleando en el frente, tiene claro que formarse en EE. UU. tiene un valor estratégico. “Si la educación no fuera buena, probablemente estaría con un fusil en las manos.”

Marcelo Gomes da Silva: arrestado camino a un partido

Marcelo, un joven brasileño de 18 años, fue detenido por agentes de ICE cuando se dirigía a su práctica de voleibol en Massachusetts. Su visa de estudiante había expirado, pero su arraigo social es imposible de ignorar: forma parte de la banda escolar y de la iglesia, y su familia ha vivido años en EE. UU. Las autoridades dicen que buscaban a su padre, quien tiene historial de conducción temeraria. En esa operación terminaron arrestando al joven. El caso de Marcelo generó una oleada de solidaridad: sus compañeros se vistieron de blanco, el gobernador exigió su liberación, y su familia apareció en un video apelando al corazón de las autoridades: “Lo amamos. Por favor, tráiganlo de vuelta.”

El valor invisible de los estudiantes internacionales

Según datos de Open Doors, en 2022 había más de 900,000 estudiantes internacionales en EE. UU., generando alrededor de $38,700 millones en ingresos a la economía estadounidense. Sin embargo, el valor que aportan va más allá de lo financiero:
  • Investigación innovadora: El 72% de los estudiantes de posgrado en disciplinas STEM son extranjeros.
  • Diversidad cultural: Enriquecen comunidades y universidades con perspectivas globales.
  • Puentes diplomáticos: Muchos regresan como embajadores del conocimiento y la cultura estadounidense.

De diplomacia académica al blindaje migratorio

Durante décadas, el sistema académico estadounidense ha sido una herramienta diplomática estratégica. El programa Fulbright, fundado en 1946, es un ejemplo claro: ha formado a más de 400,000 becarios de 160 países, incluyendo 61 premios Nobel. Sin embargo, con el endurecimiento migratorio, este poder blando se diluye. Como muchas universidades han denunciado, las políticas de restricción migratoria están dañando la reputación de EE. UU. como “cuna del saber global.”

Un efecto dominó: universidades, empleadores y comunidades afectadas

Los efectos de estas políticas no se limitan a las aulas:
  • Universidades ven caer las matrículas internacionales, afectando su sostenibilidad financiera.
  • Empresas tecnológicas enfrentan escasez de talento, especialmente en áreas como IA, biotecnología y software, donde muchos egresados internacionales son líderes.
  • Ciudades universitarias pierden vitalidad social y económica cuando estudiantes dejan de llegar.
¿Puede EE.UU. darse el lujo de alienar a la próxima generación de líderes globales?

Una política de migración académica: ¿urgencia o amenaza?

Frente a esta realidad, varios expertos en política migratoria y educación superior han pedido una revisión integral del sistema de visas de estudiantes. Propuestas incluyen:
  • Visas postgrado automáticas para carreras en demanda.
  • Agilización de procesos de residencia para egresados con ofertas laborales.
  • Protección legal contra deportaciones arbitrarias mientras estén matriculados o trabajando.
La paradoja es evidente: mientras otros países como Canadá, Alemania y Australia compiten abiertamente por atraer tal talento, EE. UU., históricamente líder en este campo, parece encerrarse en sí mismo.

¿Qué está en juego realmente?

Además de sueños individuales, hay una cuestión más profunda: ¿Qué mensaje envía EE. UU. al mundo cuando desalienta a quienes buscan estudiar, trabajar y construir un futuro dentro de sus fronteras? Quizá la respuesta esté en el testimonio de Markuss, cuyo desencanto representa una generación que alguna vez vio en EE. UU. una tierra de oportunidades. “Antes era embajador de mi país en este. Hoy me siento desechable.” No se trata simplemente de visas. Se trata de pertenencia, sueños y la promesa fundacional de América como tierra de acogida y superación. Tal vez, defender a sus estudiantes, sin importar de dónde vienen, sea la mejor manera que EE. UU. tiene para demostrar que esa promesa aún vive.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press