Domando Dragones en Carne y Hueso: Análisis del Live-Action de ‘Cómo Entrenar a Tu Dragón’
La magia animada de Berk se convierte en espectáculo real con un remake que respeta, emociona e inspira tanto a nuevos como veteranos fans
Un vuelo familiar, pero renovado
En tiempos donde los remakes live-action inundan carteleras, “How to Train Your Dragon” de Universal Pictures llega con una propuesta que podría, sorprendentemente, reavivar nuestra fe en las adaptaciones cinematográficas. Con fecha de estreno reciente y una calificación PG (por secuencias de acción intensa y peligro), esta nueva versión revive a Hipo y Chimuelo con una sensibilidad moderna, sin perder aquello que hizo especial a la saga animada.
Esta adaptación está en manos del mismo Dean DeBlois, director de la trilogía animada, decisión que probablemente salve a esta producción de caer en la estética vacía y derivativa de otros remakes como El Rey León (2019). Desde los cielos de Berk hasta los momentos más íntimos entre protagonista y dragón, el cuidado visual y narrativo está presente en cada fotograma.
Cinematografía con alma de dragón
Gran parte del impacto visual se debe al trabajo de Bill Pope, veterano de la cinematografía que ha contribuido en títulos como “The Matrix” y “Scott Pilgrim vs. The World”. En esta ocasión, logra una inmersión vertiginosa a través de las alturas, brindando al espectador la fantasía visual de surcar los cielos.
Este no es un mundo sombrío como el de Westeros o Tierra Media. Aunque los dragones escupen fuego y los vikingos empuñan hachas, la atmósfera es lo suficientemente ligera para los niños, sin sacrificar la intensidad necesaria para atrapar a audiencias más maduras.
Del respeto al texto original al vuelo propio
Inspirada en los libros de Cressida Cowell, la historia sigue al inadaptado Hipo, hijo del jefe de Berk, quien no encaja en un mundo donde matar dragones es símbolo de valor y honor. La esencia narrativa sigue intacta: el encuentro fortuito con Chimuelo —un “Night Fury”— y la decisión de no matarlo desencadena una serie de descubrimientos sobre la empatía, la valentía y la amistad.
Hipo, interpretado por Mason Thames, no solo mantiene una voz familiar a la de Jay Baruchel (actor vocal original), sino que aporta una autenticidad emotiva inusual en el joven elenco de Hollywood. Le acompaña Nico Parker como Astrid, una guerrera destacada con quien Hipo espera ganar respeto y, quizás, algo más.
Una experiencia multicultural
La Berk de esta versión está representada por un conjunto multicultural de tribus, una decisión acertada que amplía el universo sin forzarlo. En una era donde la representación importa, esta Berk parece más viva y real que nunca.
Además, destaca el personaje de Gobber, interpretado de forma encantadora por Nick Frost, que añade el punto cómico y sabio al relato. Y, claro, Gerard Butler regresa como Estoico el Vasto, con su habitual energía furiosa y paternalista.
¿Un remake con sentido?
En la última década, los remakes de Disney y otras franquicias han seguido la estrategia de "copiar y pegar" sin alma. Sin embargo, esta entrega de Universal evita ese espejismo. Se siente necesario. En parte porque mejora lo ya conocido gracias a avances tecnológicos (los dragones CG son impactantes de ver), y en parte porque deja respirar a los personajes en esta nueva forma.
El ritmo de la película, sin embargo, comienza un poco lento. A pesar de que abre con una feroz batalla entre vikingos y dragones, la exposición sobre el mundo y sus reglas se extiende quizás de más. Pero una vez que Hipo conoce a Chimuelo, todo despega literalmente.
Más allá de los efectos especiales
El corazón de la película no es el vuelo sincronizado ni las llamas digitales perfectamente diseñadas. Es la relación inter-especie entre un joven inseguro y una criatura temida por todos. Y esa conexión se siente genuina. El filme enseña sin sermonear: entender al otro, aprender a observar y no siempre juzgar por lo que se dice que algo es.
“How to Train Your Dragon” no solo mantiene su mensaje original de compasión, sino que lo potencia visualmente. Es, en palabras de Dean DeBlois: "Una historia de crecimiento contada desde la perspectiva de alguien que elige la inteligencia sobre la fuerza".
Entre la nostalgia y una nueva generación
Para los que crecieron con la versión animada, este live-action es una inolvidable inyección de nostalgia. Pero también es una oportunidad para desencadenar algo nuevo en las mentes más jóvenes. Como bien lo comentó el crítico Peter Travers alguna vez sobre los films originales: “Es el tipo de película que hace que los niños crean en dragones... y a los adultos, en ellos mismos”.
Con una duración de 125 minutos, este filme se da el lujo de mostrar, no solo contar. Y eso se agradece en un contexto donde muchas películas son fabricadas para atender algoritmos y no emociones humanas.
Un elogio al cine familiar bien hecho
En tiempos donde los filmes animados son frecuentemente consumidos por streaming y pierden parte de su impacto, esta entrega es un llamado urgente: el cine familiar merece el mejor lienzo posible, y “How to Train Your Dragon” lo entiende.
¿Vale la pena ir al cine? La respuesta es un rotundo sí. No solo por la calidad técnica y visual. Sino porque, al final, este tipo de producciones podrían encender la chispa de la imaginación en quienes aún sueñan con volar sobre un dragón negro, bajo cielos rojos al atardecer.
“Cómo Entrenar a tu Dragón” ya está en salas. Prepárate para elevarte por encima de tus expectativas.