Sly Stone: El genio revolucionario que cambió la música para siempre
De la euforia de Woodstock al oscuro descenso de una leyenda, la historia definitiva del alma de Sly and the Family Stone
El nacimiento de una revolución sonora
Sylvester Stewart, mejor conocido como Sly Stone, no fue simplemente una estrella de rock. Fue un pionero musical, un símbolo del mestizaje cultural y un profeta que, por breves años, condensó los altos y bajos de una generación. Nacido en Texas y criado en la región de la Bahía de San Francisco, Sly canalizó su amor por el gospel, el soul, el rock psicodélico y el jazz en una amalgama única: la semilla del funk moderno.
Formó Sly and the Family Stone en 1966-67, una banda revolucionaria no solo en su sonido, sino también en su composición. Era, notablemente, la primera banda de éxito internacional compuesta por hombres y mujeres blancos y negros. En una era marcada por la lucha por los derechos civiles, Sly proponía la igualdad no desde el discurso, sino desde el escenario y el estudio.
“Everyday People” y la promesa psicodélica
En 1968, el sencillo “Dance to the Music” se convirtió en un himno del cambio. Llegó al Top 10 justo en la semana del asesinato de Martin Luther King Jr. Que una canción tan festiva emergiera en un momento tan oscuro es revelador de su poder: era una invitación a resistir mediante la música.
Luego vinieron joyas como “I Want To Take You Higher”, “Stand!”, “Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin)” y la inmortal “Everyday People”. Este último tema encapsula quizás el mensaje más poderoso de todo su catálogo: “Diferentes golpes para diferentes personas”.
Woodstock: la cima del idealismo musical
El 17 de agosto de 1969, Sly and the Family Stone subió al escenario de Woodstock a las 3:30 a.m. y lo cambió todo. La energía fue tal que muchos asistentes lo consideran el momento más electrizante del festival. La explosión de luces, la combinación de funk y psicodelia, y la convicción política camuflada en ritmo hicieron de su actuación una epifanía colectiva.
“Fue una lección en diversidad, ritmo y esperanza al mismo tiempo”, recordaría años más tarde el bajista Larry Graham.
Una influencia que cruzó géneros y generaciones
Desde sus inicios, Sly fue una fuerza inspiradora. La influencia de la banda es evidente en los Jackson 5, particularmente en “I Want You Back”; en los nuevos sonidos de los Temptations; y aún más profundamente en Miles Davis, quien citó a Sly como clave para la creación de su álbum “Bitches Brew”.
George Clinton de Parliament-Funkadelic, Prince, Rick James, y hasta artistas contemporáneos como el grupo Black Eyed Peas bebieron del legado de Sly. También lo hicieron raperos como Dr. Dre y Snoop Dogg, quienes han sampleado su música incansablemente.
En palabras de Questlove, baterista de The Roots y curador del legado musical afroamericano reciente: “Era más cool que todo lo que lo rodeaba, por un factor de infinito”.
El precio del genio: drogas, presión y oscuridad
Pero la historia de Sly Stone también es la historia de un ascenso meteórico y una caída estrepitosa. A principios de los 70, Sly comenzó a batallar con la fama, las expectativas comerciales, y la tensión racial. Se mudó a Los Ángeles, y allí sus problemas de adicción a la cocaína se profundizaron.
“La posibilidad de posibilidad se me estaba escapando”, escribió años después en su autobiografía.
Sus presentaciones se volvieron erráticas. A menudo no aparecía en los conciertos; si lo hacía, llegaba tarde y en mal estado. El álbum “There’s a Riot Goin’ On” (1971) dejó atrás el optimismo para convertirse en una pieza sombría y existencial. Incluye joyas como “Family Affair” y “Runnin’ Away”, y fue de los primeros discos en usar máquinas de ritmo intensamente.
El crítico Greil Marcus lo definió como “Muzak con el dedo en el gatillo”.
“Fresh” y el lento decaimiento
El álbum “Fresh” (1973) mantuvo cierto éxito y experimentación, incluyendo una extraña pero conmovedora versión de “Que Sera Sera”. Pero la fractura era ya irreversible. A fines de los 70, Sly and the Family Stone se disolvió oficialmente. Durante las siguientes décadas, Sly lanzó pocos álbumes, la mayoría regrabaciones de sus hits con artistas invitados.
Aunque fue introducido al Rock and Roll Hall of Fame en 1993 y homenajeado en los Grammy en 2006, su presencia en el escenario era mínima. En raras entrevistas y colaboraciones (como con Clinton), mostraba destellos de genialidad, pero permanecía como una figura esquiva.
El tributo final: legado eterno
En 2023, Questlove publicó la esperada autobiografía de Stone, titulada “Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin)”. En ella, Sly reflexionaba sin tapujos sobre el racismo, las drogas, el negocio de la música y la traición.
En 2025 (ya póstumamente), Questlove estrenará el documental “Sly Lives! (aka The Burden of Black Genius)”, una exploración sobre el impacto cultural, racial y artístico de Sly. Será, posiblemente, el último gran homenaje en vida de un artista que influyó en todos, desde James Brown hasta Kendrick Lamar.
Sly Stone murió el 25 de noviembre de 2023, a los 82 años, rodeado por su familia y tras una larga lucha contra una enfermedad pulmonar crónica. Pero su música, su estética futurista y su grito de igualdad aún resuenan.
“La música era la única cosa que tenía sentido”, escribía el autor Harry Freedman refiriéndose a Bob Dylan. Pero bien podría aplicarse a Sly. Porque mientras hubo ritmo, hubo esperanza. Y mientras hubo esperanza, Sly estaba hablando.