Victor Wembanyama entre monjes Shaolin: una reconstrucción espiritual y física fuera de las canchas

La joven estrella de los Spurs vive una experiencia única en China mientras se recupera de una lesión y redefine cuerpo, mente y espíritu

Una experiencia fuera de lo común para una estrella en ascenso

Victor Wembanyama, el gigante francés de 2.24 metros que sacudió la NBA durante su temporada de novato, ha decidido tomar un camino poco convencional durante su receso de temporada: entrenar con monjes Shaolin en el Templo de Songshan, en Zhengzhou, China. Aunque muchas estrellas de la NBA pasan sus vacaciones entre playas paradisíacas o intensas sesiones de entrenamiento con entrenadores personales, Wembanyama ha optado por sumergirse en una experiencia espiritual e introspectiva que une cuerpo y mente.

El templo, considerado la cuna del Kung Fu Shaolin y del Budismo Chan, ha recibido a Wembanyama para una estancia de 10 días, durante la cual se espera que practique meditación, artes marciales, medicina tradicional china y disciplinas de autocontrol y disciplina mental.

¿Una nueva tendencia entre deportistas de élite?

La estancia de Wembanyama en el templo Shaolin no es solo una anécdota exótica; representa una tendencia emergente entre los atletas de élite que buscan mejorar no solo su condición física, sino también su salud mental. Ya en el pasado hemos visto figuras como Kobe Bryant, quien viajó a China y estudió detalles del budismo y el enfoque de vida de los monjes para fortalecer su temple interior.

En el caso de Wembanyama, de apenas 21 años, esta decisión también tiene un trasfondo más urgente: su temporada debut se vio interrumpida por una trombosis venosa profunda (TVP) en su hombro derecho, una condición seria que exige descanso, cuidados médicos y, sin duda, fortaleza emocional para superarla.

Entrenamiento Shaolin: más allá de la fuerza física

Los entrenamientos físicos en el Templo Shaolin están lejos de ser tradicionales desde una perspectiva occidental. Incluyen rutinas centradas en la disciplina marcial, la meditación, ejercicios intensos de flexibilidad, respiración, resistencia y concentración.

Esto ofrece a Wembanyama una forma alternativa de mantenerse activo en su proceso de recuperación mientras cultiva la paciencia y el enfoque necesarios para afrontar una carrera que apenas comienza, pero que ya lo ha puesto bajo el reflector de aspiraciones históricas.

Wemby, un fenómeno estadístico y cultural

Antes de su lesión, Wembanyama ya rompía esquemas. Promedió 24.3 puntos, 11 rebotes, 3.8 tapones y 3.7 asistencias por partido, cifras que, en la historia de la liga, sólo otro titán como Kareem Abdul-Jabbar alcanzó en la temporada 1975-76. Además, intentó ¡403 triples! y bloqueó 176 tiros, números nunca antes combinados por ningún jugador en una misma campaña.

Desde su selección como número uno del Draft, Wembanyama ha sido vendido como la próxima cara de la NBA, una mezcla de habilidad perimetral, presencia dominante en la pintura y una mentalidad competitiva. Fue elegido Novato del Año y se perfilaba como candidato serio al Jugador Defensivo del Año, de no haber sido por la lesión.

Imágenes virales: del parqué a la túnica

Las redes sociales han explotado con fotos del francés luciendo una túnica de monje y la cabeza rapada, un cambio notorio desde su llegada a China. En una imagen particularmente llamativa, se le ve sentado con serenidad frente a varias esculturas de Buda, en una imagen casi simbólica de transformación.

La cuenta en Weibo de la NBA China compartió esa misma imagen con la frase: “¡Concéntrate en el entrenamiento!”. Para muchos, esto refuerza la idea de que Wembanyama no solo está sanando físicamente, sino cultivando una nueva versión de sí mismo, a mitad de camino entre la excelencia atlética y la sabiduría milenaria.

China como campo de crecimiento personal

China ha sido hogar de muchos atletas en busca de algo más que competencia. Ya en 2008, tras los Juegos Olímpicos de Pekín, varios deportistas quedaron fascinados con la filosofía oriental. El tenis, el fútbol e incluso el boxeo han tenido episodios de encuentros con las enseñanzas del Oriente. El propio LeBron James ha visitado múltiples veces el país por causas comerciales, pero siempre con un ojo puesto en sus métodos de entrenamiento alternativos.

Wembanyama se suma a esta corriente en una etapa crucial de su carrera: tras una temporada agotadora marcada por la presión mediática, la adaptación al estilo NBA y una lesión seria, necesita recuperar el balance. Y qué mejor lugar que el corazón zen del budismo Chan para encontrarlo.

Volverá a escena… bajo una nueva luz

Se espera que Wembanyama regrese a Estados Unidos en pocas semanas, justo a tiempo para participar con los Spurs en la Summer League de Las Vegas, aunque puede que no juegue, pero sí acompañe al equipo. También se mantiene la esperanza de que pueda vestir la camiseta de la selección francesa este verano en el Campeonato Europeo, si su recuperación lo permite.

Este retiro espiritual en China podría ser el combustible silencioso que Victor necesita para seguir sorprendiendo al mundo. En una liga que cada vez apuesta más por el espectáculo y la velocidad, quizás el equilibrio interno, la meditación y el kung fu terminen siendo tan importantes como los triples y los tapones.

Con solo 21 años, Wembanyama no solo aspira a cambiar el juego dentro de la cancha, sino también fuera de ella. Y esta visita al Templo Shaolin es, sin duda, una jugada maestra de madurez, estrategia y profundidad.

Datos curiosos sobre el Templo Shaolin y atletas occidentales

  • Fundado en el año 495 d.C., el Templo Shaolin se considera el epicentro del Budismo Chan y el nacimiento del Kung Fu en China.
  • Monjes Shaolin entrenan desde pequeños ejercicios de equilibrio, resistencia y concentración por hasta 10 horas al día.
  • Kobe Bryant aprendió prácticas de meditación y lectura filosófica confuciana de la mano de mentores chinos durante diversas visitas al país.
  • En 2021, una delegación japonesa de judocas olímpicos realizó visitas al templo en busca de inspiración psicoespiritual antes de Tokio 2020.

Wemby ha dado un paso inusual. Pero tal vez, para llegar a lo más alto de la NBA y beyond, hacía falta mirar hacia adentro. Como dirían los monjes: la batalla más dura no se libra en la arena, sino en el corazón del guerrero silencioso.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press