El renacer del béisbol afroamericano: vandalismo, lucha comunitaria y legado eterno

El ataque a los murales de Jackie Robinson y Minnie Miñoso en Miami enciende una respuesta de unidad y reivindicación histórica

El béisbol, más que un deporte, ha sido una plataforma para la transformación social en Estados Unidos. Dos íconos de esta lucha, Jackie Robinson y Minnie Miñoso, fueron recientemente víctimas parciales de esa misma historia que alguna vez doblegaron: sus murales en el barrio de Overtown en Miami fueron profanados con grafitis racistas y símbolos nazis. Sin embargo, lo que pudo haber sido un golpe a la memoria histórica se transformó en un poderoso grito de unidad y resistencia comunitaria.

La herida abierta en Overtown

El domingo pasado, un niño de siete años paseaba con su madre cerca del parque Dorsey cuando notó que algo no estaba bien. Los murales de los legendarios jugadores de béisbol Jackie Robinson y Minnie Miñoso habían sido vandalizados con frases de odio e iconografía nazi. La escena fue una bofetada emocional para un vecindario que ha albergado décadas de historia cultural, deportiva y social de la comunidad afroamericana en Miami.

Estos murales, creados en 2011 como una colaboración entre los artistas Kyle Holbrook y Kadir Nelson, junto con varias organizaciones comunitarias, no eran solo expresiones artísticas, sino monumentos a la resiliencia. Overtown, antaño llamado “la Harlem del Sur”, fue escenario habitual de equipos de las Negro Leagues y es, hasta hoy, un símbolo vivo de la herencia afrodescendiente en el deporte.

Jackie Robinson: el pionero del cambio

Cuando Jackie Roosevelt Robinson firmó en 1947 con los Brooklyn Dodgers, rompió la barrera racial en las Grandes Ligas de Béisbol (MLB). Fue más allá del juego: abrió la puerta a generaciones enteras que hasta entonces habían sido marginadas por legislaciones y actitudes segregacionistas.

Aquel año, Robinson fue nombrado “Rookie del Año”, jugando un papel vital no solo en el diamante, sino también en la lucha por los derechos civiles. Casi 80 años después, su imagen aún es una fuente de inspiración. Cada 15 de abril, todos los jugadores de las Grandes Ligas visten el número 42 en homenaje a él.

Minnie Miñoso: el orgullo afrocubano

Saturnino Orestes Armas "Minnie" Miñoso rompió otra barrera al convertirse en el primer jugador negro de origen latinoamericano en jugar en la MLB moderna, debutando con los Cleveland Indians antes de convertirse en una estrella con los Chicago White Sox.

Miñoso no solo fue un virtuoso en el terreno; también fue un embajador de la identidad afrocaribeña en los Estados Unidos. Su legado fue reconocido en 2022 cuando finalmente fue incluido en el Salón de la Fama del Béisbol, un reconocimiento largamente esperado.

Su producción estadística es tan destacada como su impacto humano: Miñoso terminó su carrera con más de 2,100 hits, un promedio de bateo de .299 y múltiples temporadas tanto en las Grandes Ligas como en las Ligas Negras.

Una reacción instantánea y firme

La respuesta al ataque no tardó. En palabras de Christine King, presidenta de la Ciudad de Miami:

“Este vil ataque fue una agresión a nuestros valores, nuestra historia y nuestra comunidad. Pero incluso en las horas más oscuras, la luz encuentra su camino.”

La ciudad, en coordinación con los Miami Marlins, activistas, organizaciones sin fines de lucro y agencias comunitarias, se ha movilizado para restaurar los murales y recuperar el simbolismo cultural de Dorsey Park.

El dueño de los Marlins, Bruce Sherman, también se pronunció enérgicamente:

“Dorsey Park no solo es un sitio histórico y cultural, es símbolo de resiliencia y orgullo. Hoy más que nunca respaldamos a nuestra comunidad.”

La iniciativa de recuperación ya está en marcha e incluye no solo la restauración física de las obras, sino también actividades educativas para reforzar el conocimiento histórico que estos murales representan.

Historial de vandalismo racista en el deporte

Este episodio no es un caso aislado. A lo largo de la historia de EE.UU., el deporte ha sido utilizado como blanco por grupos racistas que ven en los avances de las figuras negras o latinas una amenaza para su ideología. En 2017, por ejemplo, estatuas de Jackie Robinson en Brooklyn, Nueva York fueron rayadas con insultos. Ese mismo año, la casa de LeBron James fue vandalizada con pintadas racistas.

Estas manifestaciones evidencian que, incluso en pleno siglo XXI, la intolerancia sigue siendo un enemigo latente. No obstante, también ponen de relieve el rol del deporte como elemento de cohesión y resistencia cultural.

El legado se renueva con cada generación

En épocas donde movimientos como Black Lives Matter han visibilizado una larga lista de injusticias, recordar el legado de Robinson y Miñoso es más importante que nunca. Ambos no solo allanaron caminos; los construyeron sobre el dolor, la valentía y la convicción.

Organizaciones deportivas han intensificado en la última década sus programas de diversidad e inclusión. En 2020, la MLB anunció que reconocería las estadísticas de las Ligas Negras como parte integral de su historia, una deuda histórica saldada tardíamente.

Dorsey Park: más que un parque

Ubicado a minutos del loanDepot park donde juegan los Marlins, Dorsey Park no es solo un sitio para jugar béisbol. Es una herencia viva, un espacio donde alguna vez resonaron las carcajadas de los fanáticos de las Ligas Negras. Es un lugar donde se luchó, se soñó y se avanzó.

Pronto volverá a brillar, gracias a la tenacidad de una comunidad que se niega a olvidar, se niega a rendirse.

Educar, restaurar y seguir avanzando

La restauración del mural será seguida por eventos comunitarios, clínicas deportivas y charlas abiertas al público. La intención no es simplemente reparar, sino transformar el dolor colectivo en oportunidades de educación y redención histórica.

Este ataque no frenó el espíritu del vecindario de Overtown; lo encendió con más fuerza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press