Kodai Senga: Una joya nipona entre lesiones y esperanza en los Mets

El talentoso lanzador japonés ilumina a los Mets con su brazo, pero las recurrentes lesiones amenazan su impacto a largo plazo

El renacer béisbolero de Kodai Senga en Nueva York

En una temporada de altibajos para los New York Mets, pocos nombres han generado tanto interés y expectativa como el del lanzador derecho Kodai Senga. Con una efectividad (ERA) de 1.47 tras 5 2/3 entradas sin permitir carrera ante los Washington Nationals, parecía que finalmente los Mets recibían el retorno sobre la inversión que esperaban del as japonés. Sin embargo, una aparente lesión en la pierna derecha volvió a oscurecer el horizonte del exlanzador de los SoftBank Hawks en la NPB.

Una entrada dominante que terminó en drama

Durante su apertura el 12 de junio de 2025, Senga había logrado neutralizar la ofensiva de los Nationals, permitiendo solo dos corredores en poco más de cinco entradas. Pero el momento crítico llegó cuando debió cubrir la primera base tras un roletazo de CJ Abrams. En un esfuerzo atlético, saltó para atrapar un tiro elevado de Pete Alonso y, al pisar con el pie derecho, se desplomó inmediatamente, llevándose la mano a la parte posterior de la pierna.

Rápidamente fue atendido por el equipo médico, su intérprete y el mánager Carlos Mendoza, ante la mirada preocupada de sus compañeros. Aunque consiguió salir caminando del campo, lo hizo con una visible cojera, lo que encendió las alarmas en la organización y entre los aficionados.

Un historial que preocupa

Esta no es la primera vez que Senga sufre una lesión desde su llegada a la MLB. De hecho, su historial reciente es un tanto preocupante:

  • En julio de 2024, sufrió una lesión en la pantorrilla izquierda durante su única apertura regular del año.
  • En 2025, missed los primeros 102 juegos de la temporada por una distensión en el hombro derecho.
  • En su retorno el año pasado contra los Atlanta Braves, tuvo otra incidencia luego de correr para no interferir en una jugada de Alonso atrapando un elevado.

Esta cadena de infortunios ha limitado sustancialmente su aporte. Aunque su nivel de efectividad es destacable cuando está saludable, su presencia continua en la rotación es aún incierta.

¿Quién es Kodai Senga?

Antes de unirse a los Mets, Senga era una superestrella de los Fukuoka SoftBank Hawks en Japón, donde construyó un currículum envidiable:

  • ERA de por vida de 2.59 en la NPB.
  • Por encima de 10 ponches por cada 9 entradas en múltiples temporadas.
  • Una veloz recta que llegó a 100 mph y su famosa “ghost forkball” que despista incluso a los mejores bateadores.

Su firma con los Mets, por cinco años y 75 millones de dólares, añadió una nueva dimensión a una rotación que necesitaba desesperadamente talento y profundidad.

Los Mets y el contexto actual del equipo

Los Mets no han tenido la mejor de las temporadas. Lesiones, falta de consistencia ofensiva y un bullpen irregular han limitado sus aspiraciones. El estandarte ofensivo, Pete Alonso, ha cumplido, pero el equipo pide a gritos solidez desde el montículo.

La rotación ha dependido en parte de figuras intermitentes como José Quintana y jóvenes andan probándose como Christian Scott. La presencia de un lanzador dominante y experimentado como Senga sería clave para recuperar terreno en la competida NL East.

Con Senga en forma, la rotación podía estructurarse de manera más estable, complementándose con los relevistas y una ofensiva capaz de generar apoyos considerables. Su ausencia prolongada podría derrumbar el frágil equilibrio del equipo.

Comparaciones con otros lanzadores japoneses en la MLB

Desde Hideo Nomo hasta Yu Darvish e Hisashi Iwakuma, la historia de lanzadores japoneses en las Grandes Ligas ha tenido capítulos ilustres y otros más modestos. Kodai Senga, por talento, se acerca más al linaje de elite. Pero las lesiones persistentes podrían encasillarlo más cerca de ejemplos como Daisuke Matsuzaka, un talento innegable cuya carrera en la MLB nunca terminó de despegar del todo por problemas físicos.

¿Cuál es el estado del cuerpo médico de los Mets?

Uno de los temas recurrentes en los últimos años ha sido la tensión entre el equipo médico de los Mets y sus decisiones sobre el manejo del personal lesionado. Desde el caso de Yoenis Céspedes hasta el mismo Jacob deGrom en épocas anteriores, existe una percepción entre los fanáticos de que las lesiones no siempre se manejan con la diligencia deseada.

¿Se apuró el regreso de Senga tras su lesión anterior en el hombro? ¿Se le expuso antes de tiempo? Las respuestas no son claras, pero la preocupación es creciente.

Reacciones del clubhouse y afición

Aunque Senga salió por su cuenta del campo, la expresión de sus compañeros y las declaraciones postjuego del mánager Carlos Mendoza reflejan una mezcla de frustración y resignación. Mendoza comentó:

“Kodai ha sido increíble en su preparación y en su ética de trabajo. Nadie quiere esto. Esperamos que no sea grave.”

La afición no ha tardado en expresar tanto afecto por el jugador como preocupaciones por la fragilidad en la salud de uno de los emblemas del nuevo proyecto deportivo de los Mets.

¿Qué sigue para los Mets sin Senga?

De confirmarse una lesión significativa, Senga podría pasar varias semanas fuera del diamante, lo cual le quitaría impacto en la crucial segunda mitad de la temporada.

Opciones como José Butto, Joey Lucchesi, o un regreso más sólido de Tylor Megill podrían ser considerados para ocupar ese espacio. Sin embargo, ninguno posee la mezcla de experiencia, calidad y liderazgo que aporta Senga cuando está en forma.

Un talento que no puede apagarse

El béisbol tiene una manera particular de testear los límites físicos y mentales de sus exponentes. Para Kodai Senga, el salto a Grandes Ligas no solo ha sido una validación de su talento, sino también una prueba constante de resiliencia.

Los Mets necesitan su brazo y su precisión casi quirúrgica. Pero más allá del equipo, el béisbol necesita ver brillar a Senga, no como una promesa rota por las lesiones, sino como la estrella que prometía ser cuando cruzó el Pacífico. Aún hay tiempo. Y esperanza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press