¿Confianza en la economía o espejismo mediático? Lo que hay detrás del repunte del sentimiento del consumidor en EE. UU.

Un análisis del aparente optimismo económico tras una tregua comercial con China, inflación controlada y tensiones políticas latentes

Un resurgir inesperado: el incremento del sentimiento del consumidor

Después de meses de malas noticias económicas y sentimientos de incertidumbre, junio trajo consigo un cambio sorpresivo: el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan subió un 16% respecto al mes anterior, alcanzando un puntaje de 60.5. Este impulso rompe una racha de seis meses consecutivos de caída, y aunque aún representa un 20% menos comparado con diciembre de 2024, es una señal de que algo comienza a girar en la percepción económica de los estadounidenses.

Joanne Hsu, directora de la encuesta, explicó que este cambio responde a una adaptación de los consumidores al entorno volátil de políticas y tarifas impuesto en abril. Aunque mitigado, el miedo no ha desaparecido: "Los consumidores todavía perciben riesgos a la baja generalizados para la economía", afirmó.

De la guerra comercial a una tregua tentadora

La administración Trump desató una guerra comercial intensificada, imponiendo aranceles a China, la Unión Europea y otras decenas de países. Sin embargo, las tensiones se redujeron recientemente cuando Trump pospuso un nuevo conjunto de tarifas y acordó una tregua temporal con China. La medida trajo alivio inmediato en los mercados y en la percepción pública.

“La incertidumbre mata más que la mala noticia”, dice un viejo axioma económico. Cuando los ciudadanos perciben que hay dirección, aún en conflictos, su cohesión psíquica mejora.

¿Cómo afectan las tarifas a la inflación?

Contrario a los temores iniciales, la inflación permanece estable. En mayo, los precios aumentaron solo un 2.4% interanual, muy cerca del 2.3% registrado en abril. No obstante, los economistas argumentan que este respiro puede ser sólo temporal. El efecto acumulativo de las tarifas —sumado a posibles represalias de otros países— podría empezar a sentirse en los próximos meses.

Además, el índice de confianza del consumidor del Conference Board, divulgado a fines de mayo, también mostró una subida tras cinco meses de caídas, también relacionadas a las preocupaciones por los aranceles. Estos índices son una especie de termómetro psicosocial de la economía real.

La política determina la percepción económica

Aquí entra un dato interesante: la percepción del estado económico varía mucho dependiendo de las afinidades políticas. Mientras los republicanos muestran un mayor nivel de confianza económica bajo Trump, los demócratas lo hacían cuando gobernaba Biden. Aun así, el repunte en junio benefició a todas las afiliaciones políticas, incluyendo a los independientes.

Esto revela algo importante: las emociones económicas no se deben sólo a hechos objetivos, sino también a elementos simbólicos, mediáticos y de pertenencia ideológica. Vivimos un tiempo donde la economía se entrelaza con la narrativa política, y los datos no siempre tienen la misma recepción entre diferentes grupos.

Expectativas de inflación: un juego mental que puede volverse realidad

La disminución en las expectativas inflacionarias es un indicador positivo y del todo deseado por la Reserva Federal. Cuando la población cree que los precios van a subir, actúa en consecuencia: consume más o exige aumentos salariales, lo cual alimenta el círculo de inflación. Si su percepción es la contraria, se mantiene la estabilidad.

La Fed tiene planeado reunirse próximamente y todo indica que mantendrá su tasa de interés principal en torno al 4.3%. Esto muestra una mirada de cautela razonable frente a un entorno todavía inesperado en muchas dimensiones.

El factor geopolítico y empresarial: el caso JBS

Paralelamente a los datos sobre el consumidor, la multinacional brasileña JBS debutó en la Bolsa de Nueva York, cumpliendo así un viejo anhelo de expandir su presencia en los mercados internacionales. No obstante, la operación no estuvo exenta de polémica.

JBS, uno de los más grandes productores de carne del mundo, cuya mitad de ingresos proviene de EE. UU., fue objeto de duras críticas por corrupción, prácticas monopólicas y daño ambiental. Pese a ello, sus accionistas aprobaron la cotización dual en São Paulo y Nueva York.

Lo curioso aquí es cómo la percepción del libre mercado supera escándalos reputacionales cuando hay potencial de rendimiento financiero. Grupos medioambientales como Mighty Earth denunciaron que JBS lucra de tierras deforestadas en Brasil. Además, entidades como Glass Lewis objetaron la estructura de doble clase de acciones que prioriza el voto de los controladores originales: los hermanos Batista. En 2017, ambos estuvieron brevemente en prisión por cargos de soborno.

De FTX a O’Neal: otro síntoma de la economía mediática

En otro frente escandaloso del mercado financiero, el exbasquetbolista Shaquille O’Neal acordó pagar $1.8 millones para resolver una demanda colectiva relacionada con el colapso de FTX, el que fuera el tercer mayor exchange de criptomonedas en el mundo.

Junto a celebridades como Tom Brady y Stephen Curry, O’Neal fue acusado de promover FTX como una plataforma segura de inversión, justo antes de que se descubriera que su fundador, Sam Bankman-Fried, había utilizado fondos de los usuarios de forma ilegal. Hoy, Bankman-Fried cumple una condena de 25 años en prisión.

Este caso demuestra hasta qué punto la confianza pública se puede construir —y destruir— mediante rostros famosos. FTX usó una estrategia publicitaria agresiva que incluyó patrocinios en la Fórmula 1 y un estadio en Miami. Hoy, la mayoría de afectados recibirá reembolsos, aunque el daño a la confianza en las criptomonedas ya está hecho.

Confianza y percepción: ¿nos está engañando la narrativa?

Con todos estos factores combinados —una tregua comercial, una inflación todavía contenida, celebridades envueltas en escándalos financieros, y empresas cuestionadas entrando al mercado estadounidense— cabe preguntarnos: ¿es real el repunte de confianza del consumidor o simplemente un efecto de discurso?

La economía es profundamente emocional. Aumentos como este en el índice de confianza del consumidor pueden terminar desencadenando autosugestión positiva si hay continuidad en los buenos indicadores. Pero también puede ser una ilusión momentánea.

Como ciudadanos y analistas, debemos estar atentos a los detalles detrás de los datos y a las historias complejas detrás de grandes titulares que anuncian crecimiento, estabilidad o recuperación. La economía no sólo se mide en puntos, sino también en confianza, percepción y, sobre todo, decisiones colectivas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press