El legado tóxico de la Guerra Fría: víctimas invisibles del uranio en EE.UU.

La lucha por justicia y compensación a los afectados por la radiación nuclear en Missouri y otras regiones sacude al Congreso estadounidense

Un legado radiactivo olvidado

Durante décadas, miles de ciudadanos estadounidenses han vivido las secuelas del programa nuclear de Estados Unidos sin reconocimiento real ni justicia. A medida que aumentan los informes de enfermedades relacionadas con contaminación radiactiva, el Congreso reabre un debate crucial: la expansión de la Ley de Compensación por Exposición a Radiación (RECA, por sus siglas en inglés).

La reciente incorporación de una disposición en el proyecto de ley fiscal del Senado podría transformar drásticamente el alcance de esta ley, creada originalmente en 1990. Esta nueva propuesta, impulsada principalmente por el senador Josh Hawley de Missouri, busca extender la cobertura a comunidades históricamente olvidadas como St. Louis, y repara una deuda social con víctimas del complejo industrial militar de la Guerra Fría.

¿Qué es la RECA?

La Radiation Exposure Compensation Act fue promulgada en 1990 para compensar a ciertos grupos expuestos a la radiación derivada de las pruebas nucleares y la minería de uranio en Estados Unidos. En sus inicios, cubría principalmente estados del oeste como Utah, Nevada y Arizona, e incluía trabajadores de minas de uranio, personas afectadas por pruebas atmosféricas y empleados de instalaciones nucleares.

No obstante, su aplicación fue limitada tanto geográficamente como en cuanto a enfermedades reconocidas. Además, el programa expiró en 2022, dejando a miles de posibles beneficiarios sin opciones.

St. Louis, el ‘sacrificio nacional’

Uno de los centros más afectados durante la era nuclear fue St. Louis, en Missouri. Esta ciudad desempeñó un papel clave en la refinación de uranio para el Proyecto Manhattan, la iniciativa que desarrolló la primera bomba atómica usada en la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, según investigaciones de The Missouri Independent, AP y MuckRock, el gobierno federal y las empresas a cargo sabían del impacto ambiental y sanitario de estos procesos, pero los ignoraron o minimizaron. El resultado: décadas después, Coldwater Creek, un arroyo cercano, sigue contaminado con desechos radiactivos, y las tasas de cáncer en la zona superan el promedio nacional.

“Muchas de nuestras familias sufren enfermedades devastadoras por culpa de esta contaminación. Nos convirtieron en una zona de sacrificio nacional”, denunció Dawn Chapman, activista y fundadora de Just Moms STL.

Escuelas cerradas, comunidades enfermas

En 2023, una escuela elemental en Missouri fue cerrada después de que se encontraran materiales radiactivos en el suelo del centro escolar. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército aún no ha finalizado la limpieza ambiental en la región, y se calcula que tomará años más.

Los daños a la salud son profundos y difíciles de cuantificar exactamente, pero los casos de leucemia infantil, diversos tipos de cáncer y enfermedades respiratorias han sido ampliamente documentados.

La expansión de la RECA: nuevos territorios, nuevas vidas

La nueva propuesta legislativa busca ampliar la cobertura de RECA no solo a Missouri y Tennessee, sino también a áreas en Nuevo México, donde se realizó la primera prueba nuclear en 1945.

En ese entonces, residentes de zonas cercanas desconocían que las misteriosas lluvias de ceniza estaban relacionadas con una explosión nuclear. Durante años han exigido ser reconocidos como “downwinders”, término que designa a las personas expuestas indirectamente a la radiactividad por estar bajo el viento que dispersó partículas nucleares.

“El gobierno federal tiene una responsabilidad moral: reconocer a todos los expuestos. Ya es hora de incluirlos”, sostuvo el senador Martin Heinrich (D-Nuevo México).

Datos escalofriantes

  • Más de 30,000 reclamaciones han sido aprobadas desde 1990 bajo la RECA.
  • De ellas, se han entregado más de $2.5 mil millones en compensaciones.
  • Se estima que cerca de 400,000 personas podrían ser elegibles si se aprueba la expansión.
  • En Missouri solamente, se han identificado al menos 100 sitios contaminados por residuos nucleares entre 1940 y 1970.

La política detrás de la salud pública

La inclusión de esta cláusula en el nuevo paquete fiscal pivotea el apoyo del senador Hawley, quien previamente criticó recortes a Medicaid y otros aspectos del proyecto de ley. “Me sería muy difícil votar a favor de un proyecto que no incluya compensación para las víctimas de radiación”, afirmó.

No obstante, el futuro de la medida en la Cámara de Representantes es incierto. El costo es uno de los principales obstáculos, aunque la nueva versión tiene una estructura más económica que intentos anteriores.

Además, se vive una tensión política entre los movimientos unilateralistas de ciertos funcionarios como el secretario de Estado Marco Rubio, quien busca desmantelar agencias como la USAID sin consultar al Congreso, y los poderes judiciales que frenan esas decisiones por no cumplir los procedimientos legales.

Un fallo judicial que frena recortes impulsivos

De hecho, la jueza federal Susan Illston detuvo el intento de Rubio de recortar y reorganizar auditorías y programas diplomáticos, recordando que estas decisiones deben pasar por el Congreso de los EE.UU.. El fallo recuerda la importancia del equilibrio de poderes al implementar cambios drásticos en asuntos de salud, protección ambiental e infraestructura gubernamental.

“El Departamento de Estado debe consultar a la Corte antes de implementar cualquier acción que pueda violar la orden judicial vigente”, escribió la jueza Illston en su dictamen.

¿Justicia a medias?

Si bien incluir a nuevas comunidades en RECA será un paso en la dirección correcta, muchos activistas temen que se quede corto si no se garantiza su permanencia más allá del 2024, ni se actualizan las enfermedades cubiertas. Varias enfermedades autoinmunes, neurodegenerativas e incluso ciertos tipos de cáncer aún no son reconocidas como causadas por exposición radiactiva, lo que deja fuera a una gran cantidad de afectados.

Por otra parte, resurge un debate profundo: ¿debe medirse la ayuda en términos de costos económicos o de justicia histórica por daños que el propio gobierno generó?

“Oppenheimer” y la memoria cultural

El éxito del filme Oppenheimer ha revitalizado el interés público por el Programa Manhattan y sus consecuencias. A través de la cultura, muchas comunidades han visto reforzada su lucha por reconocimiento.

“La película mostró los hechos tecnológicos, pero también removió heridas que nunca cerraron”, opinó Chapman. “Solo queremos justicia, no limosna”.

El tiempo apremia

Con una fecha límite autoimpuesta del 4 de julio para aprobar el paquete presupuestario, la presión sobre el Congreso se intensifica. Miles de personas esperan que la votación incluya el resurgir de la RECA como una política pública justa y amplia.

Mientras tanto, hospitales en zonas expuestas como St. Louis siguen recibiendo pacientes con enfermedades crónicas que podrían haberse evitado. La historia de la energía nuclear en EE.UU. también es la historia de comunidades olvidadas. Tal vez, por fin, estén siendo escuchadas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press