Israel vs. Irán: Crónica de un conflicto anunciado
De sabotajes nucleares a ataques directos: el historial de tensiones entre dos potencias que caminan al borde del abismo
Una rivalidad que se intensifica con el tiempo
El amanecer del 13 de junio de 2025 se tiñó de fuego en Teherán. Un ataque aéreo perpetrado por Israel contra instalaciones militares y nucleares en Irán marcó la última escalada de un conflicto que lleva más de cuatro décadas en ebullición. Aunque la confrontación entre ambos países ha permanecido en gran medida en las sombras —a través de ciberataques, asesinatos selectivos y guerras por poder interpuestas—, este nuevo bombardeo directo sobre suelo iraní sella un capítulo inédito de hostilidades abiertas entre las dos potencias.
¿Cómo empezó esta enemistad?
Para entender lo que ocurre en 2025, debemos retroceder hasta 1979. Tras la Revolución Islámica, el régimen de los ayatolás en Irán cortó lazos con Estados Unidos e Israel, acusándolos de haber respaldado al derrocado Shah Mohammad Reza Pahlevi. Desde entonces, el nuevo gobierno teocrático iraní ha considerado a Israel como uno de sus principales enemigos estratégicos.
La enemistad se ha intensificado desde que Israel comenzó a señalar a Irán como una amenaza existencial debido a su programa nuclear. Aunque Irán siempre ha negado que persiga fabricar armas nucleares, diversos informes, incluyendo los de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), han indicado que Teherán tenía un programa nuclear activo con fines militares hasta 2003. En palabras del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu: “Los tiranos de Teherán han llamado abiertamente a la destrucción de Israel. El Estado judío se niega a ser víctima de un nuevo Holocausto nuclear.”
El ‘Eje de la Resistencia’ y su debilitamiento
Una pieza clave en el ajedrez regional iraní ha sido el llamado “Eje de la Resistencia”, una red de grupos armados y milicias proiraníes en Líbano (Hezbolá), Gaza (Hamás), Yemen (hutíes) e Irak y Siria (milicias chiitas). Estos aliados han servido como carta geoestratégica para extender la influencia de Teherán y presionar a Israel en múltiples frentes. Sin embargo, en los últimos años esta red ha sufrido graves reveses.
Desde la ofensiva de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, cuya brutalidad dejó 1.200 muertos israelíes y más de 250 rehenes, Israel ha respondido con fuerza no solo contra el grupo islamista en Gaza, sino también contra Hezbolá e instalaciones iraníes en Siria. La muerte de Hassan Nasrallah (Hezbolá), Ismail Haniyeh (Hamás) y otros líderes clave del “Eje” ha debilitado enormemente la posición iraní en la región.
Una línea roja: el programa nuclear
Uno de los detonantes más constantes de la tensión ha sido el desarrollo del programa nuclear iraní. Desde el descubrimiento del virus Stuxnet en 2010 —atribuido por muchos a una operación conjunta entre EE.UU. e Israel para sabotear centrifugadoras en Natanz— hasta asesinatos de científicos como Mohsen Fakhrizadeh en 2020, la sombra del sabotaje ha sido persistente.
En abril de 2024, un ataque israelí sobre el consulado iraní en Damasco mató a 16 personas, incluidos dos generales iraníes. La respuesta iraní, el 14 de abril de 2024, fue contundente: más de 300 misiles y drones fueron lanzados hacia Israel. Sin embargo, la mayoría fue interceptada por un escudo aéreo múltiple, gracias a la colaboración con aliados occidentales, especialmente Estados Unidos.
¿Por qué Israel decidió atacar ahora?
Según Netanyahu, Irán está a punto de alcanzar la capacidad para ensamblar armas nucleares en poco tiempo. Por ello, argumenta que el tiempo para actuar se está acabando. De acuerdo con el propio líder israelí: “Si no se les detiene, podrían construir una bomba nuclear en muy poco tiempo.”
Coincidentemente, se esperaba para el próximo domingo una nueva ronda de negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán en Omán. Bibi temía que un nuevo acuerdo resultara en un alivio de sanciones para Irán y limitará la capacidad de Israel para tomar acciones unilaterales. De manera sorprendente, el expresidente Donald Trump —reelecto en 2024— pidió a Netanyahu que no atacara mientras duraran las negociaciones. Hasta el momento, no ha habido consecuencias diplomáticas mayores.
Un recuento de hostilidades clave
- 2010 – Descubrimiento de Stuxnet, virus que sabotea centrifugadoras iraníes.
- 2018 – Israel obtiene documentos secretos sobre el programa nuclear iraní mediante un operativo en Teherán.
- 2020 – Aumentan los ciberataques y asesinatos de científicos en Irán.
- Noviembre 2020 – Asesinato de Mohsen Fakhrizadeh mediante arma robotizada.
- Abril 2021 – Ataque a Natanz con ciberataques y explosiones.
- Abril 2024 – Asalto aéreo sobre el consulado iraní en Siria.
- Julio a Octubre 2024 – Eliminación sistemática de los líderes de Hamás y Hezbolá.
- Abril 2025 – Ejecución de un iraní acusado de ser espía de Mossad.
- Junio 2025 – Primer ataque aéreo israelí sobre Teherán.
¿Y ahora qué?
La pregunta que sobrevuela tanto en Tel Aviv como en Teherán es ¿cuál será la represalia iraní? Aunque Irán guarda un arsenal considerable y socios en varias regiones, su capacidad de respuesta ha quedado notablemente reducida. El “Eje de la Resistencia” está fragmentado, su sistema de defensa aéreo debilitado, y su economía asfixiada por sanciones y bloqueos.
A pesar de ello, subestimar a Irán sería un error estratégico. Tiene experiencia en guerra asimétrica, capacidad de movilización popular interior, y todavía conserva aliados capaces de crearle un entorno altamente volátil a Israel. La última ofensiva israelí puede que no sea el clímax del conflicto, sino apenas la antesala de una nueva fase.
En un mundo donde las guerras ya no se libran solo en trincheras, sino en teclados, cielos y tratados jurídicos, el caso Israel-Irán nos recuerda que la historia es cíclica, y que la rivalidad entre dos naciones puede escalar a dimensiones catastróficas si no se impone la diplomacia.