Nueva crisis en Queens: Los Mets se desploman justo antes de su prueba más dura

Una barrida en casa ante los Rays pone en evidencia las fallas estructurales del equipo antes de una seguidilla decisiva contra Atlanta y Filadelfia

Por segunda vez en un año y desde agosto de 2023, los New York Mets han sido barridos en una serie, y el momento para este declive no podría haber sido peor. El fin de semana dejó cicatrices profundas: tres derrotas implacables frente a los Tampa Bay Rays, corriendo el telón a una inminente serie de 10 juegos ante sus rivales directos de la División Este de la Liga Nacional: los Atlanta Braves y los Philadelphia Phillies.

Una barrida que duele más allá del marcador

El marcador del último juego fue contundente: una derrota por 9-0. Pero más allá del resultado, lo que preocupa en Flushing es cómo se ha llegado a este punto. Los Mets fueron limitados a solo una hit en 20 apariciones al bate con corredores en base durante el juego del domingo. En los tres juegos contra Tampa Bay, dejaron a 30 corredores en base y solo conectaron 4 hits en 27 apariciones con corredores en posición anotadora, promediando un pobre .148.

Odio que nos barran en casa, pero tienes que seguir adelante”, dijo el mánager Carlos Mendoza. “Son 162 partidos, van a ocurrir rachas así. Obviamente tenemos que jugar mejor. No ejecutamos, no jugamos limpio y ellos nos hicieron pagar.

Este fue el primer barrido en 36 series de dos o más juegos que sufren los Mets desde agosto de 2023. Su racha anterior era la tercera más larga en la historia de la franquicia y la más prolongada desde que entre 1987 y 1988 estuvieron 58 series sin ser barridos, una marca de equipo que ahora parece distante.

Una rotación que se tambalea

El mayor dolor de cabeza para Mendoza pasa por el cuerpo de lanzadores. Los abridores Clay Holmes, Tylor Megill y Griffin Canning lanzaron apenas 13 entradas combinadas en la serie. Megill y Canning permitieron 6 carreras cada uno, y el bullpen, lejos de aliviar la presión, contribuyó poco. Paul Blackburn, quien reemplazará al lesionado Kodai Senga en la rotación, permitió cuatro carreras en apenas un tercio de entrada el viernes.

Con la división al rojo vivo, los Mets vieron cómo su ventaja se redujo a apenas 2.5 juegos sobre Filadelfia, mientras que Atlanta ya respira en la nuca y se prepara con todo para asediar a Nueva York.

Se avecina una tormenta: Braves y Phillies en fila

Los próximos 10 días son los más importantes de la temporada para los Mets. La primera parada es Atlanta, y el dúo no podía presentarse en mejor forma. Los Braves ajustaron su rotación para alinear a sus tres ases: Spencer Schwellenbach, el vigente ganador del Cy Young Chris Sale, y Spencer Strider contra Nueva York. Y en el otro extremo del diamante, el MVP Ronald Acuña Jr. ha vuelto con fuerza tras su lesión, bateando para .390 con 7 jonrones y 14 impulsadas en sus primeros 21 juegos desde su regreso.

Mendoza lo sabe: “Cuando miras ese equipo en papel, es muy bueno. Obviamente han tenido sus problemas, pero los tres lanzadores que enfrentamos son élite. Y tienen toda su alineación sana. Tenemos que estar listos. Los próximos 10 días tenemos que jugar bien”.

¿Está el equipo preparado para este examen?

La base sobre la que se construyó este equipo se tambalea. Hasta ahora, los Mets han vivido de momentos oportunos y de una defensa sólida, pero eso ya no está siendo suficiente. La producción ofensiva de Pete Alonso y Francisco Lindor ha sido inconsistente. Alonso, en específico, ha lucido apagado en momentos clave, conectado para apenas .241 en situaciones de clutch.

El cuerpo de pitcheo tiene una efectividad colectiva de 4.25, posicionándose en la mitad inferior de la MLB, y el bullpen ha sido sobrecargado debido a la falta de profundidad en la rotación. Senga sigue fuera y no hay una fecha clara para su regreso.

Comportamientos en picada vs. expectativas altas

Antes de este desliz, los Mets encabezaban varios rankings ofensivos en mayo: top 5 en promedio de bateo (.271), promedio de carreras anotadas por juego (5.2) y jonrones como visitante (34). Jugadores como Brandon Nimmo, Starling Marte y Jeff McNeil se habían mantenido constantes. Sin embargo, esa chispa se ha desvanecido en las últimas dos semanas.

Y mientras que los Rays, ahora con el mejor récord de la Liga Americana desde el 20 de mayo (18-6), demostraron por qué siguen siendo contendientes, los Mets parecen seguir patinando en su identidad.

El efecto psicológico de una barrida en casa

En el béisbol no solo se juega con el cuerpo, sino con la mente. El hecho de caer de forma tan contundente en casa —con el Citi Field lleno celebrando el Día del Padre— puede tener repercusiones emocionales.

Sabías que la presión se iba a intensificar, pero esta fue una bofetada de realidad”, dijo un analista de SNY, red que cubre a los Mets. “El equipo no tiene alma en este momento”.

El dilema: ¿Refuerzo o reconstrucción?

Con la fecha límite de cambios acercándose (31 de julio), el club se encuentra en una encrucijada. ¿Invertir en refuerzos que salven la temporada o aceptar que los errores estructurales cometidos durante la pretemporada —como no reforzar adecuadamente la rotación— los han llevado a una crisis inevitable y optar por una reconstrucción?

De momento, el gerente general David Stearns ha permanecido en silencio. Pero ese silencio se está llenando de rumores. Nombres como Corbin Burnes o Frankie Montas suenan como posibles refuerzos de alto perfil, mientras que peloteros con contratos expiring como Alonso podrían convertirse, sorpresivamente, en ficha de cambio si el abismo se agranda.

La afición exige respuestas

Los aficionados, frustrados y angustiados, han comenzado a llenar foros y redes sociales con quejas y exigencias. El hashtag #FireMendoza ha hecho tendencia en más de una ocasión, y si bien el mánager es nuevo en el cargo, la fanaticada neoyorquina es exigente al extremo.

Un fanático expresó: “No es solo que pierdan, es cómo pierden. Sin alma, sin estrategia, sin corazón”. Mientras, otros piden paciencia, recordando que la temporada es larga.

Lo que viene no es una racha, es una prueba de fuego

En los próximos 10 juegos, los Mets jugarán seis contra Atlanta y cuatro contra Filadelfia, ambas amenazas directas al título de división. Un récord positivo les devolvería la confianza y el liderato; una nueva racha negativa, en cambio, podría ser el principio del fin.

Mendoza tiene la tarea monumental de despertar a un equipo que parece haber olvidado cómo ganar. Y los fans esperan más que palabras esta vez.

No hay margen de error. Nueva York exige victorias, no excusas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press