Rafael Devers y el renacer de los Gigantes: un nuevo capítulo junto a Barry Bonds

El bateador zurdo dominicano inicia una nueva etapa en San Francisco, inspirado por un ídolo y dispuesto a dejar huella en una franquicia histórica

San Francisco está viviendo una nueva era en el béisbol con la llegada de Rafael Devers, quien, en un momento impregnado de simbolismo, apareció lado a lado con el legendario Barry Bonds, justo antes de debutar como el nuevo gran refuerzo ofensivo de los Giants. Esta escena no fue solo una imagen poderosa, sino una declaración de intenciones: el equipo de la bahía está buscando resurgir, y lo hace rodeado de nombres importantes, millones en contratos y el firme propósito de pelear por otro campeonato.

Una sombra legendaria, un presente prometedor

Creo que con solo mirarlo mi juego ya mejoró”, bromeó Devers al referirse a Bonds durante su presentación. Y es que no se trató de una coincidencia que el histórico número 25 estuviera allí durante el debut del dominicano. Si bien los paralelismos son prematuros, la conexión entre el pasado glorioso y la esperanza futura estuvo claramente orquestada como parte de una narrativa renovada por la dirigencia encabezada por Buster Posey.

Posey, ahora presidente de operaciones de béisbol, comentó entusiasmado: “Me gustan mucho sus respuestas”. Y es que Devers, enfundado en su reluciente camiseta número 16, mostró desde el principio una disposición absoluta a hacer lo que se le pida, incluso a jugar en posiciones que había evitado previamente en Boston.

Un cambio de aire necesario

La salida de Devers de los Red Sox estuvo marcada por tensiones silenciosas, cambios de posición incómodos y la llegada de Alex Bregman para ocupar la tercera base, donde Devers había sido titular en 130 partidos en 2023. La firma de Bregman por $120 millones por tres años fue la señal definitiva de que su tiempo en Boston había terminado.

Ahora en San Francisco, lejos del ruido de New England, Devers tiene una nueva oportunidad. “Eso ya quedó atrás. Estoy mirando hacia adelante, concentrándome en lo que tengo aquí como Gigante”, dijo con convicción.

Números que respaldan el cambio

En lo que va de la temporada 2025, el dominicano batea para .271 con 14 cuadrangulares y 57 carreras impulsadas en 72 juegos. Su consistencia al bate no ha sido puesta en duda, y su rol como bateador designado lo ha mantenido más fresco físicamente, algo clave para un equipo que sueña con hacer ruido en octubre.

El contrato firmado por Devers lo dice todo sobre la confianza de la franquicia: 11 años y $331 millones. Una cifra que lo convierte en una de las piezas centrales de la reconstrucción de los Giants, junto a nombres como Matt Chapman ($151 millones por seis años) y Willy Adames ($182 millones por siete años).

El respaldo de Posey y la misión del título

Buster Posey no solo respalda cada movimiento de la directiva, sino que ha asumido un rol protagonista en reconfigurar la cultura del equipo. “Cuando tienes a alguien como Barry Bonds cerca, posiblemente el mejor bateador de todos los tiempos, eso siempre es una ventaja”, dijo.

San Francisco no ha saboreado la postemporada desde 2021, cuando ganaron 107 juegos en una histórica temporada que rompió con el dominio de los Dodgers. Desde entonces, el equipo ha estado en reconstrucción, buscando desesperadamente una nueva identidad.

Devers parece ser parte fundamental de esa búsqueda. Y no solo por sus estadísticas, sino por su carácter: “Estoy aquí para jugar, ganar y lograr un campeonato”.

El simbolismo del campo y el ejemplo de Bonds

El primer día de Devers con los Giants lo encontró tomando roletazos en primera base, una posición que se había negado a disputar con los Red Sox. Todo indica que Bob Melvin lo utilizará primordialmente como bateador designado y en la inicial, dejando atrás su histórica posición como tercera base.

En palabras de Melvin, “no esperamos que juegue tercera. Lo necesitamos donde pueda rendir sin presión”, respaldando así la idea de que Devers se sienta cómodo en su nuevo rol.

Fanáticos esperanzados y un estadio que lo recibe como estrella

El Oracle Park vivió una jornada especial durante el primer BP (práctica de bateo) del dominicano en uniforme Giant. Cientos de fanáticos llegaron temprano al estadio, muchos ya portando su camiseta con el número 16. La expectativa se notaba en el ambiente, con la esperanza palpable en cada bate de práctica que conectaba con fuerza.

Los fans allá en Boston fueron increíbles, siempre me apoyaron. Pero ahora estoy feliz de ser parte de este equipo y daré el 100%”, recalcó Devers.

Un equipo en transformación

El movimiento para obtener a Devers fue orquestado luego de varias semanas de negociaciones “intensas y persistentes”, admitió el presidente del equipo Greg Johnson. “La persistencia realmente valió la pena”, manifestó con orgullo.

Y es que los Giants han buscado reanimar una ofensiva que ha pasado por prolongados baches productivos. La llegada de Devers representa un cambio pragmático: además del poder, ofrece liderazgo, compromiso y una actitud abierta a la transformación.

Una cita con el pasado en el horizonte

En cuestión de días, los Red Sox visitarán a los Giants, lo que supondrá el primer reencuentro de Devers con su exequipo. Si bien las emociones serán evidentes, él mismo lo ha dejado claro: “Es el mismo béisbol. Estoy listo para darlo todo”.

Un esfuerzo que también valoró otro grande de la MLB, aunque con camiseta diferente. El lanzador Justin Verlander comentó: “Fan suyo desde lejos. Emocionado de tener a un jugador como él sumándose a nuestro lineup”.

El peso del número 16: ¿una nueva era?

En la historia reciente de los Giants, pocos cambios han generado tanto revuelo como la llegada de Devers. Su impacto va más allá de los jonrones: personifica un cambio de mentalidad, un deseo de volver a competir con los grandes del Oeste. De paso, marca el inicio de la “era Posey” como directivo con verdadero poder de decisión.

Rafael Devers ha aterrizado en San Francisco con el brillo de una estrella, sí, pero también con la humildad de quien sabe que debe trabajar por cada ovación. “Los Giants me trajeron aquí por una razón y daré todo de mí para cumplirla”, afirmó.

Con Barry Bonds cerca, un estadio que lo arropa desde el primer día, un cuerpo técnico que lo respalda y una ciudad deseosa de volver a soñar, las piezas parecen alineadas para que Devers deje su nombre grabado en letras doradas en la historia de los Gigantes de San Francisco.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press