El Boeing 737 Max vuelve a estar en la mira: humo en cabina, incidentes y una larga historia de fallas

Un análisis de los problemas persistentes del avión estrella de Boeing, los riesgos para la seguridad aérea y la gestión de crisis en la industria aeronáutica

El 737 Max: ¿un gigante con pies de barro?

El Boeing 737 Max, una de las apuestas más ambiciosas del gigante aeroespacial Boeing, vuelve a protagonizar titulares por las razones equivocadas. En esta ocasión no se trata de fallas en sensores ni de software defectuoso que causaron dos trágicos accidentes en 2018 y 2019, sino de una preocupante problemática relacionada con la liberación de humo en la cabina y en la cabina de mando, tras impactos con aves.

Humo tras impactos con aves: un riesgo con consecuencias graves

La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés) publicó recientemente una serie de recomendaciones urgentes luego de investigar dos incidentes ocurridos en 2023 con aviones Boeing 737 Max pertenecientes a Southwest Airlines. Uno ocurrió en La Habana y otro en New Orleans, ambos después de impactos con aves. El resultado fue preocupante: se liberó humo espeso dentro de la cabina o el cockpit, complicando hasta la visibilidad de los pilotos.

El humo se genera debido a un fallo en el funcionamiento del motor CFM International LEAP-1B, cuando se activa un dispositivo de reducción de carga tras un problema como un impacto con un ave. Este sistema de seguridad puede liberar inadvertidamente aceite en áreas calientes del motor, lo que provoca la combustión del mismo, generando humo que, según el motor afectado, entra directamente en la cabina de pilotos (motor izquierdo) o en el sector de pasajeros (motor derecho).

Estadísticas que preocupan y un antecedente letal

La reputación del 737 Max ya venía golpeada desde antes. Recordemos que en octubre de 2018 y marzo de 2019, dos vuelos operados por Lion Air y Ethiopian Airlines se estrellaron, provocando la lamentable cifra de 346 muertes. La raíz del problema fue el MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System), un sistema automatizado que recibió información errónea de un solo sensor, forzando el morro del avión hacia abajo repetidamente.

Las consecuencias fueron severas: el modelo fue prohibido temporalmente en todo el mundo y Boeing tuvo que rediseñar sus sistemas. A ello se sumó una ola de demandas e investigaciones que aún hoy siguen generando coletazos: hace apenas un mes, el Departamento de Justicia de EE.UU. anunció un acuerdo para evitar procesar penalmente a Boeing por haber engañado a los reguladores federales respecto a la seguridad del Max.

¿Por qué el avión más vendido de Boeing sigue fallando?

El Boeing 737 Max es el más reciente de toda la línea 737, una familia de aeronaves en producción desde 1967 y cuyos modelos más populares han surcado los cielos durante décadas. El Max llegó como la versión moderna y eficiente, equipada con nuevos motores LEAP-1B, alas más grandes y avionics más sofisticados. Sin embargo, sus innovaciones vinieron acompañadas de diseños ajustados para mantener la certificación existente, lo que desencadenó una serie de soluciones parche que con el tiempo se revelaron ineficaces.

Ahora, la FAAA (Administración Federal de Aviación) y Boeing han reconocido el problema desatado por los impactos con aves y trabajan en una solución. Aunque existen procedimientos de emergencia —como cortar manualmente el flujo de aire—, el humo puede llenar el avión en segundos. Se espera que una actualización del software automatice este proceso en el primer trimestre de 2025.

¿Una falla que también afecta a Airbus?

En una nota interesante, la NTSB también aclaró que estos motores LEAP-1B, fabricados por CFM International (una empresa conjunta entre GE y Safran), son utilizados no solo en el 737 Max, sino también en ciertos modelos de Airbus A320neo. Sin embargo, todos los incidentes reportados hasta ahora se han relacionado con aviones Boeing. La NTSB instó a los reguladores europeos a investigar si los A320neo equipados con estos motores podrían verse igualmente afectados.

Esto abre un panorama más amplio de potenciales riesgos que no se limitan a una sola marca. No obstante, el Max sigue siendo el foco principal, probablemente por su antecedente trágico y el actual escrutinio mundial sobre la compañía.

Boeing en la cuerda floja: fallas, gobierno y reputación

Además de los incidentes de humo reciente, Boeing enfrenta otras polémicas. En enero de 2024, un vuelo de Alaska Airlines que operaba un 737 Max sufrió un desprendimiento de una tapa de puerta durante el vuelo, lo cual forzó un aterrizaje de emergencia. Esto provocó que los reguladores limitaran temporalmente la producción del Max a 38 unidades por mes. Esta medida busca ejercer presión para que la compañía cumpla con los requisitos de seguridad aún pendientes.

Mientras tanto, la compañía intenta reconstruir su reputación con estrategias que van desde confesiones públicas hasta acuerdos legales. Sin embargo, los analistas insisten en que la única salida verdadera para Boeing es recuperar la confianza mediante mejoras reales en seguridad y transparencia total ante incidentes.

¿Qué se puede aprender de todo esto?

  • Los sistemas redundantes son esenciales: confiar en un solo sensor fue el error central que originó los accidentes fatales.
  • Los recortes apresurados implican riesgos: adaptar un viejo diseño como el 737 a las exigencias de hoy puede parecer conveniente en costes, pero trae consecuencias complejas.
  • La seguridad no es negociable: cada incidente (menor o mayor) debe ser investigado con rigurosidad, y las soluciones deben implementarse sin demora ni presiones económicas.
  • La comunicación entre fabricantes, autoridades y aerolíneas debe ser fluida: los pilotos de Southwest fueron notificados después de los incidentes, lo que demuestra coordinación, pero también una respuesta reactiva más que preventiva.

Un legado de problemas: ¿puede el 737 Max redimirse?

La pregunta que queda flotando es: ¿puede salvarse el 737 Max de su dudosa fama? Desde la perspectiva comercial, sigue siendo un modelo con alta demanda por su eficiencia en consumo de combustible. Sin embargo, desde el plano de la percepción pública y técnica, sigue siendo un avión con una sombra enorme de dudas.

La industria aerocomercial se juega mucho: desde la confianza de los pasajeros hasta la estabilidad financiera de empresas como Boeing que, solo en 2022, generó 66 mil millones de dólares en ingresos (según su informe anual). Cualquier error o incidente repercute a escalas masivas.

Boeing debería actuar más proactivamente, incluso por iniciativa propia, antes que seguir reaccionando tras cada incidente. En palabras del profesor Ben Bentzin, quien se refería recientemente a otro caso comercial con implicancias éticas: “cuando las decisiones de una compañía afectan la vida de millones, deben tomarse con el más alto estándar ético y técnico”.

Ese principio se aplica perfectamente al presente del Boeing 737 Max. La seguridad aérea no puede basarse en ajustes tardíos ni en software que eventualmente resolverá el problema. Cada segundo cuenta, y cuando una cabina se llena de humo, puede ser demasiado tarde.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press