Erick, el huracán que revive los fantasmas de Otis en Acapulco: entre alerta, memoria y resiliencia
La costa del Pacífico mexicano enfrenta otro fenómeno de gran intensidad mientras la población recuerda el devastador paso de Otis en 2023
La amenaza inminente de Erick: un huracán de rápida intensificación
La costa sur del Pacífico mexicano vuelve a estar en el ojo del huracán, esta vez con Erick, un fenómeno de categoría 3 que se ha intensificado con sorprendente rapidez y amenaza con causar estragos a su paso por los estados de Oaxaca y Guerrero. Con vientos sostenidos de 200 km/h, el huracán se encontraba a tan solo 85 km al suroeste de Puerto Ángel al anochecer del miércoles, avanzando hacia tierra firme a una velocidad de 15 km/h.
La rapidez con la que Erick se fortaleció no es un fenómeno aislado. Expertos advierten que los huracanes de rápida intensificación —aquellos que ganan al menos 56 km/h en 24 horas— son cada vez más frecuentes. En 2023 se registraron 34 casos, el doble de lo normal según el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., situación que dificulta la previsión y preparación ante estos eventos.
Una historia reciente que no se olvida: el fantasma de Otis
El recuerdo de Otis, el devastador huracán categoría 5 que azotó Acapulco en octubre de 2023, está fresco en la memoria colectiva. Con más de 52 muertos, hoteles destruidos y una infraestructura colapsada, Otis fue un desastre que marcó a generaciones enteras en Guerrero.
Para muchos residentes como Carlos Ozuna Romero, este nuevo huracán no es solo una amenaza climática, sino también un desencadenante de traumas recientes. “Las advertencias de las autoridades nos llenan de miedo y obviamente nos hacen recordar todo lo que ya hemos vivido”, expresó Carlos, mientras aseguraba muebles junto a sus trabajadores para evitar pérdidas.
Preparativos en marcha: entre temor y aprendizaje
Desde la tarde del miércoles, comercios comenzaron a cerrar, las calles se vaciaron y los ciudadanos realizaron compras de emergencia. Pescadores en Puerto Escondido sacaron sus lanchas del agua y más de 582 refugios en Guerrero fueron habilitados para evacuar a familias de zonas de riesgo.
Verónica Gómez, una empleada en una empresa de envíos, caminaba con una garrafa de agua entre puestos cerrados. “Todos tenemos miedo porque pensamos que puede pasar lo mismo”, dijo mostrando una bolsa con latas de comida. Pero también afirmó que han aprendido de la experiencia anterior: “Esta vez no nos va a agarrar por sorpresa”.
La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que se suspendieron todas las actividades en la región y recomendó a los ciudadanos permanecer en sus hogares o acudir a refugios si viven en zonas de riesgo de inundación. El Servicio Meteorológico Nacional indicó que Erick dejaría lluvias torrenciales —hasta 40 cm— en varios estados, incluyendo Oaxaca, Guerrero y Chiapas. La combinación de precipitaciones extremas y orografía montañosa en la región también eleva el riesgo de deslaves e inundaciones.
Desde Acapulco hasta Puerto Escondido: geografía en vilo
Mayor aún es la tensión porque la trayectoria de Erick cambió durante la noche, acercándose más a Puerto Escondido e internándose en una franja costera escasamente poblada entre este punto turístico y Acapulco. Pero si bien podría representar alivio parcial para Acapulco, donde aún se está reconstruyendo parte del tejido urbano, también desata la preocupación por otras comunidades menos preparadas.
“Esto no es un simulacro”, enfatizó Laura Velázquez, la coordinadora nacional de Protección Civil, quien confirmó que Erick representa una amenaza real por sus lluvias, vientos y potencial marejada ciclónica.
Otis: la marca indeleble de un desastre
El paso de Otis fue tan devastador que transformó la manera en que Acapulco y muchas otras áreas se preparan ante desastres. Según datos oficiales, poco más de 95% de la infraestructura hotelera de Acapulco sufrió daños, y muchas comunidades perdieron acceso a servicios básicos por semanas.
“El huracán Erick está tomando una trayectoria que nos recuerda a Otis, pero la gran diferencia es que hoy tenemos más conciencia, más presencia institucional y, sobre todo, más miedo”, confesó un socorrista voluntario entrevistado por un medio local.
Gobierno, sociedad y clima: una ecuación de retos
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, también emitió comunicados urgentes a través de redes sociales, anunciando el cierre de escuelas y la suspensión de toda actividad turística y pesquera desde el martes en la noche. La misma estrategia replicó el puerto de Acapulco, que cesó operaciones comerciales y recreativas hasta nuevo aviso.
Además de reforzar albergues, las autoridades han desplegado cuerpos de emergencia, limpieza de canales y brigadas de restablecimiento eléctrico, con una fuerte presencia de la Guardia Nacional y personal de la Comisión Federal de Electricidad, preparados para intervenir ante posibles cortes de energía masivos.
Mas allá del viento: la cara humana del huracán
Erick no solo promete viento y agua, sino también una prueba para el tejido social de las comunidades costeras. La respuesta ciudadana ha sido una mezcla de miedo y solidaridad. Vecinos ayudando a levantar barricadas, grupos civiles cocinando para albergues y jóvenes voluntarios patrullando para advertir a adultos mayores y personas vulnerables.
Todo esto se enmarca en el imperativo por un cambio profundo en el manejo de desastres naturales en México. Con el calentamiento global exacerbando fenómenos climáticos extremos, expertos como Jorge Zavala Hidalgo, director del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, insisten en que “tenemos que prepararnos para que lo excepcional se vuelva la norma. Huracanes como Otis y Erick ya no pueden ser considerados raros”.
Erick: el nuevo rostro de una vieja amenaza
La alerta está encendida en uno de los puntos más vulnerables del país. Erick no solo representa un nuevo peligro natural, sino también el reflejo de profundas carencias estructurales. A pesar de avances en prevención, muchas comunidades aún carecen de la infraestructura adecuada, un problema al que se suma la baja inversión histórica en resiliencia climática.
Los próximos días pondrán a prueba la capacidad de México para responder de manera efectiva ante desastres y para aprender de su traumática experiencia reciente. Porque en las olas de Erick resuenan los vientos de Otis, y con ellos, un llamado urgente a no repetir la historia.