El crudo amazónico y la complicidad de California: una lucha indígena por el futuro del planeta
Líderes indígenas de Ecuador llegan a California para denunciar la importación de petróleo amazónico y exigir responsabilidad ambiental
Una lucha en dos hemisferios: del Amazonas a California
Anclado junto a la costa de Richmond, California, un enorme buque petrolero esperaba mientras su carga de crudo amazónico era procesada por la refinería de Chevron. A pocos metros, entre el viento frío y las aguas agitadas de la Bahía de San Francisco, se deslizaban líderes indígenas de la Amazonía ecuatoriana en kayaks, alzando sus voces contra la expansión petrolera que amenaza sus territorios ancestrales.
La escena fue más que simbólica: es la colisión visible entre dos mundos, entre las políticas energéticas de uno de los estados más progresistas del planeta y la resistencia de pueblos originarios que luchan por preservar el mayor pulmón verde de la Tierra.
California y su sed de crudo amazónico
California, el quinto estado más rico del mundo si fuera independiente, es también el mayor consumidor global de crudo originado en la Amazonía. La mayoría de este petróleo proviene de Ecuador, cuyo subsuelo alberga una reserva estimada de 1.700 millones de barriles entre sus parques naturales y territorios indígenas.
Según datos de Amazon Watch, organización que documenta la relación entre consumo estadounidense y destrucción amazónica, el 50% del crudo amazónico exportado por Ecuador en la última década fue refinado en California.
Pero, ¿a qué precio? La extracción de este petróleo implica deforestar millones de hectáreas de selva virgen, contaminar ríos y suelos que abastecen a cientos de comunidades, y violar los derechos de los pueblos indígenas que han protegido estas tierras durante siglos.
La resistencia en primera línea: voces de los Waorani y los Kichwa
Juan Bay, presidente del pueblo Waorani, explicó durante su visita a California: "Nuestra presencia aquí es vital para que se escuche nuestra lucha. Queremos que los californianos entiendan que el petróleo que consumen viene de nuestras tierras".
Junto a él, Nadino Calapucha, representante de la nación Kichwa Pakkiru, relató su experiencia navegando frente a la refinería: "Ver lobos marinos y aves nos hizo sentir que la naturaleza también se solidariza con nosotros. Compartimos una lucha colectiva".
Esa conexión entre comunidades indígenas y habitantes del Área de la Bahía –ambos afectados por los impactos de la industria petrolera– se hizo tangible en ese viaje en kayak. La lucha ya no es sólo de la Amazonía: también es de California.
El referéndum que Ecuador intenta ignorar
En 2023, un hecho histórico ocurrió en Ecuador: el 59% de los votantes aprobó en referéndum una propuesta para mantener bajo tierra el petróleo del Parque Nacional Yasuní, patrimonio de la humanidad por su biodiversidad y hogar de pueblos indígenas no contactados.
Sin embargo, en lugar de acatar el mandato popular, el gobierno ecuatoriano anunció en 2025 su intención de subastar 14 nuevos bloques petroleros para 2026 en una licitación conocida como Sur Oriente. Estas áreas suman más de dos millones de hectáreas y se superponen con territorios indígenas.
En marzo de 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló contra el Estado ecuatoriano, exigiendo el cese inmediato de las actividades petroleras en territorios protegidos, especialmente en el Bloque 43 (parte del Yasuní). No obstante, el gobierno continúa impulsando nuevos proyectos.
"Pedimos a California que no sea cómplice de esta violación de derechos humanos", declaró Juan Bay. "Detener la compra de crudo de estas zonas sería una forma concreta de apoyar nuestra lucha".
Una resolución histórica en el Senado de California
Inspirado por la visita de la delegación indígena, el senador estatal Josh Becker introdujo una resolución clave que insta a evaluar el rol de California en la importación de crudo amazónico.
“Sus comunidades están en la primera línea, defendiendo un ecosistema vivo que regula el clima global y almacena carbono”, dijo Becker en el Senado.
La resolución, que será votada en las próximas semanas, reconoce el papel de las comunidades indígenas en la defensa del ecosistema amazónico y pide examinar cómo el consumo energético del estado contribuye a la deforestación y al cambio climático.
Este sería el primer paso oficial para que California evalúe la conexión entre su modelo económico y el daño ambiental que genera en América del Sur. De ser aprobada, podría abrir la puerta a regulaciones más estrictas sobre las importaciones de crudo vinculado a abusos de derechos humanos.
Amazon Watch: el informe que sacude conciencias
Durante su visita, la delegación indígena participó también en la presentación de un nuevo informe de Amazon Watch, una ONG con sede en Oakland dedicada a proteger la Amazonía.
El informe destaca los riesgos climáticos, legales y financieros de realizar actividades extractivas en territorios indígenas sin consentimiento previo, libre e informado, como exige el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Kevin Koenig, director del programa de energía y clima de Amazon Watch, aseguró: "California debe liderar la transición energética. Tiene la responsabilidad moral y ambiental de cortar su adicción al petróleo amazónico".
De Yasuní a los incendios en California: el vínculo climático
El destino de California y de la Amazonía está entrelazado. La selva amazónica genera alrededor del 20% del oxígeno global y desempeña un papel clave en el ciclo del agua que afecta incluso a la costa oeste de EEUU.
La deforestación y perforación petrolera en Ecuador o Brasil alteran patrones climáticos que pueden intensificar sequías, olas de calor e incendios forestales en California, un estado ya asediado por estos fenómenos extremos durante las últimas décadas.
"La importación de petróleo amazónico solo hace más vulnerable a California", argumentó Koenig. "Alimentan una tormenta perfecta de destrucción ambiental aquí y allá".
Petrodependencia y salud pública: el otro rostro de la contaminación
Los efectos nocivos no terminan en la Amazonía. Comunidades californianas cercanas a refinerías, como las de Richmond o el condado de Kern, sufren tasas más altas de enfermedades respiratorias, cáncer y contaminación del agua, según estudios del Departamento de Salud Pública del estado.
“La contaminación va del pozo al volante”, explicó Koenig. “Desde las selvas del Ecuador hasta las calles de California, los impactos del petróleo sucio se sienten en cada etapa del proceso”.
Grupos como Communities for a Better Environment han denunciado durante años el racismo ambiental detrás de la ubicación de las refinerías, mayoritariamente en zonas habitadas por comunidades afroamericanas, latinas y asiáticas.
¿Hacia una transición energética justa?
La delegación indígena no pide caridad, sino justicia. Y su mensaje ha calado. Californianos comprometidos con el medio ambiente, junto con organizaciones como Amazon Watch, están apuntando hacia una transición energética que no se base en el sacrificio de otras comunidades.
En palabras de Nadino Calapucha: "No venimos a prohibirles vivir. Venimos a pedir que todos podamos vivir".
El futuro energético de uno de los estados más influyentes del mundo podría pasar, paradójicamente, por escuchar las voces más arraigadas a la tierra. Como lo han hecho por generaciones, los pueblos indígenas de la Amazonía recuerdan que el verdadero progreso no pasa por la devastación, sino por la convivencia con la naturaleza y el respeto a la vida.