Ucrania bajo fuego: ¿Camino a la paz o a una guerra sin fin?
Un análisis del ataque más mortal en Kyiv este año y el fracaso de las iniciativas de paz a nivel internacional
El ataque más letal del año y su mensaje al mundo
El pasado martes, un bombardeo ruso sobre Kyiv marcó uno de los episodios más oscuros de la guerra entre Rusia y Ucrania, que ya entra en su cuarto año. Con 28 muertos y 142 heridos, se convirtió en el ataque más mortífero que ha sufrido la capital ucraniana en 2024. Entre las víctimas, 23 fallecieron cuando un misil impactó directamente sobre un edificio de nueve plantas en el distrito Solomianskyi, colapsando la estructura.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, acudió al lugar junto al jefe de la oficina presidencial, Andrii Yermak, y el ministro del Interior Ihor Klymenko, para rendir homenaje a las víctimas con flores. Desde su cuenta de Telegram, Zelenskyy fue claro: “Este ataque es un recordatorio para el mundo de que Rusia rechaza un alto el fuego y elige matar.”
Una ofensiva mayor: 440 drones y 32 misiles
Lo ocurrido en Kyiv fue solo parte de una ofensiva más amplia. Según las Fuerzas Armadas de Ucrania, Rusia lanzó más de 440 drones y 32 misiles en un intento por colapsar las defensas aéreas del país. El presidente ucraniano catalogó la operación como “una de las mayores andanadas de la guerra”.
Las imágenes del devastador paisaje en la capital ucraniana, así como los esfuerzos desesperados de los equipos de rescate para encontrar sobrevivientes entre los escombros, circularon rápidamente por las redes sociales y los medios de comunicación internacionales. Cada cuerpo recuperado es una evidencia más del precio humano de esta guerra.
Putin niega los hechos y habla de negociaciones
Mientras tanto, desde San Petersburgo, el presidente ruso Vladímir Putin negó enfáticamente que las fuerzas rusas hayan atacado zonas residenciales. Según él, “los ataques se dirigen contra la industria militar, no contra barrios residenciales”. No obstante, las imágenes hablan por sí solas: edificios residenciales devastados, cadáveres de civiles, niños heridos.
En la misma intervención, Putin se mostró dispuesto a dialogar, pero bajo condiciones que muchos consideran inaceptables. Según el mandatario ruso, un alto el fuego provisional de 30 días —propuesto por Estados Unidos— solo sería considerado si Ucrania detiene inmediatamente su movilización militar y se suspende la ayuda occidental.
Además, Putin insistió en que Zelenskyy ha perdido legitimidad como presidente después de la expiración de su mandato el año pasado—una afirmación rechazada por Kyiv y por gran parte de la comunidad internacional.
La propuesta de Trump y la respuesta ucraniana
En un giro que ha llamado la atención, el expresidente estadounidense Donald Trump propuso una tregua inmediata de 30 días como intento de detener el sangrado humano en Ucrania. La respuesta de Ucrania fue inmediata: aceptó sin condiciones el plan. Por otro lado, Moscú ha usado dicha propuesta para realizar manipulaciones propagandísticas, según afirmó el vicecanciller ucraniano Andrii Sybiha.
“Han pasado exactamente 100 días desde que Ucrania aceptó sin condiciones la propuesta de paz de EE.UU. para cesar completamente el fuego, poner fin a las muertes y avanzar con un verdadero proceso de paz. 100 días de Rusia escalando el terror contra Ucrania en lugar de ponerle fin”, escribió Sybiha en X (antes Twitter).
El costo humano y estratégico del conflicto
Hasta la fecha, la guerra ha dejado más de 30.000 civiles muertos, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), aunque se cree que las cifras reales son considerablemente más altas debido a las zonas inaccesibles.
Los ataques rusos no sólo han destruido infraestructuras fundamentales como hospitales, centrales eléctricas y redes de transporte. También han desplazado a más de 8 millones de personas dentro y fuera de Ucrania, según ACNUR.
Agotamiento diplomático
Los esfuerzos de paz liderados por Estados Unidos, junto con la Unión Europea, Turquía y la ONU, han fracasado en varias ocasiones. Más recientemente, las tensiones en Medio Oriente y conflictos comerciales globales parecen haber desviado la atención internacional del conflicto en Europa del Este.
La comunidad internacional se enfrenta a un dilema: presionar a Rusia con mayores sanciones y apoyo militar a Ucrania, o centrarse en nuevas iniciativas diplomáticas que convenzan a Moscú de sentarse a la mesa.
La opinión pública rusa e internacional
Dentro de Rusia, las voces en contra de la guerra —especialmente entre los sectores intelectuales y jóvenes— son acalladas por leyes de censura y represión estatal. Fuera de Rusia, la comunidad internacional muestra signos de fatiga: la guerra ha prolongado la inflación energética, disparado precios globales y tensado la política exterior europea.
Las manifestaciones contra la guerra en distintas partes del mundo, sin embargo, mantienen viva la presión sobre los gobiernos occidentales. La diáspora ucraniana juega también un papel importante al articular campañas informativas, realizar lobbying y organizar ayuda humanitaria.
El frente: 1.000 kilómetros de resistencia
La línea del frente entre Rusia y Ucrania se extiende por alrededor de 1.000 km desde la región de Járkiv hasta el Donbás y el sur de Ucrania. En esta “frontera viva”, se libran combates diarios con altas bajas en ambos lados. Según ISW (Institute for the Study of War), la actual ofensiva de verano rusa parece tener como objetivo desgastar posiciones ucranianas claves en Zaporiyia y Donetsk.
Además, los ataques con drones Shahed —de fabricación iraní— se han intensificado en los últimos meses. Solo en la noche del miércoles pasado, Rusia lanzó 104 drones, de los cuales 88 fueron interceptados según el comando aéreo ucraniano.
Estas acciones no sólo apuntan a infraestructuras militares sino también, cada vez más, a áreas urbanas. Esto eleva la presión internacional para que la OTAN fortalezca el escudo antimisiles en Europa del Este y aumente el suministro de sistemas de defensa aéreos tipo Patriot.
Un llamado urgente a la acción
“Ucrania sigue comprometida con la paz. Desafortunadamente, Rusia sigue eligiendo la guerra.” Esta frase, escrita por Sybiha, refleja un sentimiento generalizado en Kyiv. Frente a la escalada de violencia, crece la necesidad de decisiones firmes por parte de los aliados occidentales de Ucrania.
No basta, como dijo Zelenskyy, con apoyo simbólico. Es hora de aplicar presión real sobre Moscú para que sienta “el verdadero costo de la guerra”.
¿Y el futuro? La situación actual podría escalar aún más o, con igual probabilidad, congelarse en un nuevo conflicto permanente. En ambos escenarios, las víctimas serán las mismas: soldados y civiles que nada tienen que ver con la geopolítica pero que cargan con su peso.
El mundo está obligado a no olvidar. Ucrania necesita más que solidaridad: necesita acción urgente, presión internacional real y un compromiso verdadero hacia la paz.