El oscuro legado de Purdue Pharma: opioides, adicción y una indemnización sin precedentes
Con un acuerdo multimillonario sobre la mesa y los Sackler cercados por demandas, Estados Unidos enfrenta las consecuencias de una crisis que cobró más de 500,000 vidas
Una promesa convertida en pesadilla
Cuando OxyContin salió al mercado en 1996, fue recibido como un avance revolucionario en el manejo del dolor crónico. Respaldado por una intensa campaña de marketing y avalado por Purdue Pharma, el medicamento —una forma liberada de oxicodona— prometía controlar el dolor sin alto riesgo de adicción. Nada más lejos de la realidad.
En solo unos años, OxyContin pasaría de ser una esperanza en la medicina a un protagonista en la peor crisis de salud pública de las últimas décadas en Estados Unidos: la epidemia de opioides. Entre el año 1999 y 2020, más de 500,000 personas murieron por sobredosis relacionadas con opioides, según datos de los CDC.
El acuerdo histórico: más de 7 mil millones en juego
En junio de 2025, 49 estados, junto con otras partes afectadas, aprobaron formalmente una propuesta de acuerdo de más de 7 mil millones de dólares con Purdue Pharma. Este pacto, que aún requiere la aprobación de un juez de bancarrota, representa uno de los mayores intentos por enmendar el daño colectivo ocasionado por una farmacéutica.
La jueza del caso, Sean Lane, estudia si permitir que las partes voten hasta el 30 de septiembre sobre este acuerdo. En caso de obtener suficiente apoyo, una audiencia en noviembre avalaría la implementación final.
¿Quiénes se benefician del acuerdo?
Si se aprueba, el acuerdo distribuiría la compensación de la siguiente forma:
- Gobiernos estatales y locales: recibirán la mayor parte del dinero para financiar programas de prevención, tratamiento y educación contra la adicción.
- Víctimas individuales y sus familias: se reservarían más de 850 millones de dólares para quienes fueron directamente afectados por OxyContin.
- Profesionales médicos y aseguradoras: también recibirán parte por los sobrecostes derivados del abuso del medicamento.
Este acuerdo se diferencia de otros por su componente individualizado, ofreciendo compensaciones financieras directas a personas, no solo a instituciones.
Los Sackler: del prestigio al oprobio
La familia Sackler, propietarios de Purdue Pharma, pasó de ser mecenas de museos y universidades a ser sinónimo del cinismo empresarial. Durante años, los Sackler impulsaron agresivas estrategias de promoción del OxyContin, mientras ignoraban (o suprimían) reportes sobre su uso adictivo.
En 2019, cedieron el control de la farmacéutica durante la declaración de bancarrota. En el nuevo acuerdo, renuncian formalmente a cualquier futuro ingreso por parte de Purdue y permiten que se transforme en una nueva entidad totalmente enfocada en combatir la epidemia.
En 2023, la Corte Suprema de EE. UU. bloqueó una versión inicial del acuerdo por otorgarles inmunidad legal a los Sackler, quienes no se declararon en bancarrota. En el nuevo texto, esa protección desaparece: quienes no acepten el acuerdo aún podrán demandarlos individualmente.
Una enfermedad que mutó: del OxyContin al fentanilo
En sus inicios, la epidemia tuvo su epicentro en medicamentos recetados. En su apogeo, más del 70% de todas las muertes por sobredosis en EE. UU. estaban vinculadas a opioides, incluyendo OxyContin. Pero ante el aumento de restricciones, muchos dependientes recurrieron a alternativas ilegales.
Primero fue la heroína. Luego, el fentanilo ilícito: una sustancia sintética hasta 50 veces más potente que la heroína, hoy responsable del mayor número de muertes.
Según el NIDA (National Institute on Drug Abuse), en 2022 murieron cerca de 107,000 personas por sobredosis en EE. UU., siendo más del 66% asociadas al fentanilo.
Impacto cultural e institucional
El impacto del escándalo Purdue/Sackler también fue simbólico. Galerías como el Metropolitan Museum of Art en Nueva York o el Louvre en París eliminaron el nombre "Sackler" de sus muros. Universidades como Yale y Harvard reconsideraron sus vínculos con la familia.
Uno de los hitos culturales fue la miniserie Dopesick (2021), protagonizada por Michael Keaton, que documentó el auge y caída del OxyContin y ganó varios premios, incluyendo un Emmy. La serie subrayó el papel de la FDA, médicos y políticos en facilitar la expansión del fármaco sin supervisión adecuada.
Testimonios de horror y justicia
Las historias humanas detrás de la crisis son reflejo de una tragedia nacional. Desde familias enteras destruidas por la dependencia a OxyContin, hasta médicos de urgencias que vieron morir pacientes en la sala por sobredosis diarias.
Una víctima relató en proceso judicial: “Mi hijo tenía 22 años. Le dieron Oxy cuando se dislocó el hombro. Tres años después murió de una sobredosis de fentanilo. Todo comenzó con una receta fácil”.
El abogado Paul Dennett, que representa a un colectivo de familiares, aseguró: “Este acuerdo no compensa vidas perdidas, pero puede evitar que otras tantas sufran el mismo destino.”
El futuro de Purdue Pharma: ¿una redención genuina?
El plan de reestructuración incluye la creación de una nueva entidad, gestionada por expertos designados por tribunales, sin vínculos con los Sackler. Su objetivo será producir medicamentos de forma ética y canalizar utilidades hacia la prevención y tratamiento de la adicción.
Algunos críticos desconfían de que esto sea suficiente. El activista Ryan Hampton, exadicto y autor del libro "American Fix", indica: “Estamos dejando que los mismos sistemas que causaron la crisis ahora ‘solucionen’ el problema.”
¿Justicia o impunidad a medias?
Este punto es caldo de debate en la esfera legal. Mientras muchos afectados apoyan el acuerdo por su componente de reparación directa, otros creen que las figuras claves, como los Sackler, deben enfrentar consecuencias penales individuales.
Al no contar con inmunidad en esta versión actual, la puerta queda abierta para denuncias civiles adicionales contra los miembros de la familia.
“Queremos que enfrenten al jurado como cualquier criminal”, dijo Ed Bisch, quien perdió a su hijo en 2001 por una sobredosis de oxicodona.
Lecciones de la catástrofe
La crisis de opioides dejó muchas lecciones:
- La regulación falló: la FDA aprobó OxyContin sin estudios robustos sobre adicción.
- La codicia empresarial mató: Purdue presionó a médicos y minimizó los efectos secundarios.
- El estigma agravó todo: muchos enfermos fueron criminalizados en lugar de tratados.
Este acuerdo, más que una reparación económica, es una cicatriz permanente que debería recordar los errores cometidos en nombre del lucro.
El camino hacia la recuperación es largo, pero si algo queda claro es lo siguiente: la adicción necesita compasión y ciencia, no mercado y abandono.