Estados Unidos en alerta: evacuaciones, tensiones en Medio Oriente y el debate por el control de armas
Entre el éxodo diplomático por el conflicto Israel-Irán y una nueva ley sobre armas en Rhode Island, analizamos cómo se entrecruzan la seguridad exterior e interior de EE.UU.
Evacuaciones en Israel: el éxodo silencioso de ciudadanos estadounidenses
En medio de la creciente tensión entre Israel e Irán, el gobierno de EE.UU. ha intensificado las evacuaciones de su personal diplomático y familiares desde Tel Aviv. El viernes pasado, al menos 79 personas fueron trasladadas en un vuelo militar a Sofía, Bulgaria, desde donde abordarían un vuelo charter hacia Washington. Esta sería la segunda operación de evacuación conocida en la misma semana, lo cual refleja la gravedad de la situación en la región.
Según un memo interno del Departamento de Estado, más de 6,400 ciudadanos estadounidenses en Israel completaron formularios el viernes solicitando información sobre posibles evacuaciones organizadas por el gobierno. Además, se registraron 3,265 llamadas de emergencia pidiendo asistencia directa. La embajada de EE.UU. en Israel calcula que entre 300 y 500 personas por día podrían requerir apoyo para abandonar el país si se decide desplegar más vuelos o barcos organizados.
Los números ocultos: ¿cuántos estadounidenses hay realmente en Israel?
No se sabe con precisión cuántos estadounidenses se encuentran hoy en Israel. Estimaciones no oficiales sugieren que podrían ser hasta 700,000, aunque muchos de ellos tienen doble ciudadanía. Al no estar obligados a notificar su llegada o salida a la embajada, el monitoreo es sumamente complejo.
En Irán, otros 774 ciudadanos y residentes legales permanentes (portadores de Green Card) han recibido permiso para cruzar hacia Azerbaiyán y al menos 84 ya lo han hecho. Cerca de 200 personas más siguen esperando permiso para trasladarse desde Irán hacia Turkmenistán por vía terrestre.
Preocupaciones globales y desconcierto interno
En contraste con las evacuaciones en Medio Oriente, la seguridad interna de EE.UU. también ha estado bajo debate esta semana. El estado de Rhode Island, controlado por demócratas, aprobó una legislación para prohibir la venta y fabricación de rifles semiautomáticos comúnmente conocidos como armas de asalto. Aunque la ley aún debe ser firmada por el gobernador Dan McKee, quien ha expresado su apoyo, ya ha generado una fuerte controversia.
Una guerra política en miniatura: la batalla por la ley de armas en Rhode Island
El nuevo proyecto de ley no prohíbe la posesión de estas armas por parte de los residentes actuales, pero sí restringe su venta y fabricación dentro del estado. Esto coloca a Rhode Island en línea con otros 10 estados que ya han implementado prohibiciones similares. Solo el estado de Washington tiene una legislación comparable que prohíbe exclusivamente la venta y manufactura, sin tocar la posesión.
En la práctica, esto quiere decir que incluso si algún residente trata de comprar un arma de asalto en un estado vecino como New Hampshire, la ley federal les impide traerla de regreso a Rhode Island si está prohibida en su domicilio.
Durante el encendido debate del viernes en la Cámara, la representante demócrata Rebecca Kislak explicó que se trata de un paso inicial: “Estoy profundamente decepcionada de que no estamos haciendo más, pero ante la opción de hacer esto o nada, votaré por hacer algo”.
Críticas de todos los sectores
La ley no ha escapado a la crítica, ni siquiera de los propios defensores del control de armas. David Hogg, sobreviviente del tiroteo en Parkland en 2018 y activista reconocido, la calificó como la “prohibición de armas de asalto más débil del país”. A su juicio, se necesita tanto banear la venta como la posesión para lograr un impacto real.
La Coalición de Rhode Island Contra la Violencia Armada se sumó a la crítica. Sin embargo, Elisabeth Ryan, asesora legal de Everytown for Gun Safety, defendió la iniciativa afirmando que una prohibición aplicable es mejor que no tener ninguna: “La ley más débil es la que tenemos ahora: ninguna.”
¿Funciona realmente una prohibición de armas de asalto?
Según un reporte de la Universidad de Columbia, desde que expiró la prohibición federal de armas de asalto en 2004, la tasa de tiroteos masivos ha aumentado un 183% en Estados Unidos. El arma más utilizada en los tiroteos masivos desde esa fecha ha sido el AR-15, el cual se menciona específicamente en muchas de las nuevas leyes estatales como ejemplo de prohibición.
Nueve estados y el Distrito de Columbia ya prohíben la posesión total de este tipo de armas, incluidas ciudades densamente pobladas como Nueva York y Los Ángeles. Otros estados, como Hawái, apuntan solo a las armas tipo pistola. El actual enfoque fragmentado del país deja espacios legales vacíos que permiten a los criminales desplazarse por jurisdicciones con regulaciones más laxas.
Desafíos legales en puerta
Los grupos pro-armas ya han llevado ante la Corte Suprema múltiples desafíos legales en contra de este tipo de legislaciones estatales. Aunque el máximo tribunal rechazó un caso sobre la prohibición en Maryland en junio, tres jueces conservadores —Alito, Gorsuch y Thomas— indicaron su oposición. A esto se suma el juez Brett Kavanaugh, quien expresó que el tema probablemente será revisado “en el próximo término o el siguiente”.
En este contexto, también destacan figuras políticas como el senador Tom Cotton y miembros clave del Congreso, quienes han participado en los principales programas dominicales emitidos desde Washington, resumiendo cómo la polarización sobre la política exterior e interior puede marcar la agenda política del país.
Una nación bajo presión: ¿seguridad internacional o doméstica?
Estados Unidos parece estar viviendo en un estado de tensión constante. Por un lado, evacúa a cientos de personas de zonas de guerra en Medio Oriente; por el otro, combate debates internos sobre qué armas deberían estar al alcance de sus ciudadanos. Lo que ya era una crisis humanitaria y geopolítica, ahora se mezcla con discusiones constitucionales sobre la Segunda Enmienda.
Las próximas semanas prometen ser decisivas. Las dinámicas en el Medio Oriente podrían expandirse y amenazar con desestabilizar aún más la región, impulsando nuevas evacuaciones. Al mismo tiempo, en el frente interno, las cortes podrían pronunciarse sobre la constitucionalidad de las prohibiciones de armas, dando forma a un nuevo paisaje legal nacional.
Con un año electoral en el horizonte, y un país cada vez más dividido, lo que está en juego es nada menos que la percepción de seguridad de millones de ciudadanos, tanto dentro como fuera de sus fronteras.