Trump lanza ataques contra Irán: ¿una jugada maestra o el inicio de un nuevo desastre?

La decisión del expresidente estadounidense de bombardear instalaciones nucleares iraníes reabre el debate sobre intervencionismo, diplomacia y riesgo de una guerra regional a gran escala.

Un giro impredecible en un conflicto de décadas

El pasado domingo, el mundo volvió a contener la respiración tras un nuevo capítulo de alta tensión internacional. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó ataques aéreos masivos contra tres instalaciones nucleares clave en Irán: Fordo, Natanz e Isfahan. Esta acción se da en el marco de una creciente escalada militar entre Israel e Irán, pero configura una nueva fase del conflicto: la internacionalización total del enfrentamiento.

La decisión, ejecutada sin aprobación del Congreso estadounidense, viene acompañada de la retórica habitual de Trump, quien manifestó que el operativo fue un "éxito histórico" y que "Irán debe ahora aceptar la paz o afrontar consecuencias trágicas". Desde Irán, sin embargo, la respuesta ha sido contundente: "todas las opciones están sobre la mesa", declaró el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi.

¿Por qué estos ataques ahora?

Durante más de una semana, Israel ha intensificado sus ataques sobre instalaciones estratégicas en suelo iraní, debilitando la capacidad misilística y antiaérea del régimen. Esto, según analistas, generó las condiciones "óptimas" para que Trump interviniera directamente y apuntara a objetivos más profundos, como las instalaciones nucleares subterráneas, difícilmente alcanzables por los recursos israelíes.

El argumento principal detrás de los ataques ha sido el deseo de impedir que Irán construya un arma nuclear. Si bien la comunidad de inteligencia estadounidense no ha concluido que Irán esté desarrollando una bomba nuclear activamente, tanto Trump como líderes israelíes han expresado su temor sobre la rapidez con la que el régimen podría avanzar si lo decidiera, convirtiéndose así en una amenaza "inminente".

Una decisión inconsistente con su discurso electoral

Lo más sorprendente es que la decisión de Trump contradice flagrantemente su discurso de política exterior desde su primera campaña presidencial en 2016. Trump se presentó como un líder que pondría fin a las intervenciones militares costosas en Medio Oriente. Durante su administración, se retiró del acuerdo nuclear firmado por Obama con Irán en 2015 y constantemente criticó el involucramiento prolongado de Estados Unidos en "guerras extranjeras sin sentido".

Sin embargo, en esta ocasión ha optado por una ofensiva directa y costosa, utilizando aviones B-2 y bombas anti-búnker de 13.500 kilogramos, así como misiles Tomahawk lanzados desde submarinos. ¿Una contradicción, una traición a sus votantes antiintervencionistas o una jugada estratégica calculada?

Reacciones internacionales: entre la condena y el temor

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó la situación como una "escalada peligrosa" y urgió a avanzar hacia la diplomacia. Varias naciones, incluyendo aliados de EE.UU., expresaron preocupación por el impacto humanitario y el riesgo de una conflagración regional.

Al mismo tiempo, los hutíes de Yemen advirtieron que retomarán ataques contra navíos estadounidenses si la intervención continúa, y pidieron a otras naciones musulmanas formar "un solo frente contra la arrogancia sionista-estadounidense".

Radiación y consecuencias nucleares

Una preocupación inmediata giró en torno a la posibilidad de contaminación radiactiva. Sin embargo, tanto la agencia de energía atómica iraní como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informaron que no hay señales de radiactividad fuera de las instalaciones impactadas. Aun así, la situación sigue "bajo monitoreo constante".

El silencio del Pentágono y la cautela del Congreso

Hasta ahora, ni el Departamento de Defensa ni la Casa Blanca han ofrecido detalles extensos sobre la operación. Se espera un informe completo, pero los medios apuntan a que Trump actuó sin autorización del Congreso, lo que podría producir un nuevo enfrentamiento institucional.

En palabras sencillas: Trump actuó por cuenta propia y arrastró a su país hacia el epicentro del conflicto más volátil del planeta.

Netanyahu celebra, pero la región se tambalea

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu aplaudió la decisión de Trump y la calificó como "histórica". Dijo que Estados Unidos ha hecho lo que "ningún otro país en la Tierra puede hacer".

Pero para miles de civiles, la realidad es otra: al menos 865 personas han muerto en Irán desde el inicio de los ataques israelíes, incluyendo 363 civiles, según Human Rights Activists, una ONG con sede en Washington. El conflicto ya ha dejado a más de 3.000 heridos, y el temor de un conflicto de grandes proporciones es más real que nunca.

La percepción dentro de Irán

En Irán, las instalaciones nucleares bombardeadas —Fordo, Natanz e Isfahan— representan el núcleo del programa nuclear pacífico, según Teherán. Aunque las autoridades insisten en que no tienen intención de producir armas nucleares, el golpe estadounidense ha sido percibido como una humillación nacional, y las calles se han llenado de protestas y llamados a la venganza.

Irán respondió lanzando misiles hacia varias zonas en el centro y norte de Israel, lo que dejó al menos 11 heridos leves, en lo que podría ser solo el inicio de un ciclo de represalias.

¿Qué sigue, una guerra regional?

Muchos analistas advierten del peligro de una guerra prolongada y multicontinental. Stephen Walt, profesor de Relaciones Internacionales en Harvard, declaró para la revista Foreign Policy:

“La intervención directa de Estados Unidos solo amplificará la catástrofe. No existe ningún precedente donde actuar unilateralmente en Medio Oriente haya resultado en estabilidad.”

Con Israel cerrando su espacio aéreo, misiles volando en ambas direcciones, y amenazas de todos los frentes, el escenario se distancia cada vez más de la moderación y se acerca peligrosamente a una conflagración regional que podría incluir a Líbano, Yemen, Irak, y hasta a la OTAN.

El juego político: ¿estrategia electoral o imprudencia táctica?

No se puede descartar que esta ofensiva tenga un ángulo político. A pocos meses de una nueva elección presidencial en EE.UU., Trump ha buscado posicionarse como el líder fuerte que "defiende al mundo libre" de la supuesta amenaza nuclear iraní.

¿Pero será suficiente para asegurarle la victoria entre un electorado cada vez más cansado de guerras, inflación y polarización? Las encuestas preliminares muestran una división clara en la opinión pública: cerca del 48% de los estadounidenses desaprueba la intervención; mientras un 42% la apoya, especialmente entre votantes republicanos (fuente: Pew Research 2024).

¿Una jugada geopolítica a largo plazo?

Algunos expertos ven en esto no solo una acción de campaña, sino una jugada de ajedrez a nivel geopolítico. Al golpear instalaciones que están enterradas profundamente bajo tierra, y equipadas para enriquecer uranio a niveles altos, Trump podría haber buscado retrasar por años —si no décadas— la capacidad de Irán de desarrollar armas nucleares.

No obstante, eso implica lo siguiente: si Teherán no tenía planes de fabricar la bomba antes, ahora tiene todos los incentivos para hacerlo, según advierten analistas de seguridad del Carnegie Endowment.

El dilema moral y legal

Desde un punto de vista legal, la falta de autorización del Congreso podría violar la Ley de Poderes de Guerra de Estados Unidos. Además, el uso de armas tan destructivas contra instalaciones civiles (aunque nucleares) plantea dudas sobre el cumplimiento de las leyes internacionales.

Desde varias instituciones se apunta a que estamos ante una potencial violación del derecho internacional, especialmente si hay daños colaterales que afecten a la población civil o al medioambiente.

¿Qué puede hacer el mundo?

  • Presionar por un cese al fuego inmediato entre Israel e Irán.
  • Insistir en una mediación multilateral a través del Consejo de Seguridad de la ONU.
  • Imponer control estricto de daños y garantizar la inspección de los sitios nucleares dañados.

Lo cierto es que el futuro del Medio Oriente vuelve a pender de un hilo. Las decisiones tomadas en los próximos días por Irán, EE.UU. e Israel definirán si el mundo presencia una vuelta la diplomacia o una caída libre hacia otra guerra interminable.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press