La peligrosa criminalización de los trabajadores inmigrantes en EE.UU.: el caso de Narciso Barranco
La detención violenta de un inmigrante mexicano expone las tensiones crecientes entre política migratoria, derechos civiles y la narrativa del 'orden'
Un arresto que indigna
El video se volvió viral en minutos. Narciso Barranco, un inmigrante mexicano sin antecedentes penales, fue grabado mientras era brutalmente reducido por agentes de la Patrulla Fronteriza en Santa Ana, California. Armado únicamente con una podadora de jardín, el hombre terminaba su jornada laboral como paisajista cuando fue interceptado por varios agentes encapuchados que, según los testigos, no se identificaron ni explicaron el motivo del arresto antes de la intervención física.
En un país donde las cámaras graban prácticamente cada esquina, el momento quedó inmortalizado y rápidamente generó protestas, indignación... y un viejo debate: ¿hasta qué punto la política migratoria de los Estados Unidos de América está difuminando los límites entre aplicar la ley y abusar del poder?
Una historia de servicio y sacrificio
El hijo de Narciso, Alejandro Barranco, un veterano del Cuerpo de Marines de EE.UU., quien ayudó en la evacuación de personas durante la retirada de Afganistán en 2021, fue uno de los primeros en reaccionar al ver el video en redes sociales.
"Se notaba el dolor en su voz... solo empezó a llorar", expresó Alejandro en una entrevista televisiva. "No puedo creer que lo traten así, él ha trabajado duro por décadas para sostener a su familia. Esto es inaceptable."
Los tres hijos de Narciso nacieron en Estados Unidos y sirvieron o sirven activamente en las Fuerzas Armadas. Según cuenta Alejandro, su padre siempre temió problemas con inmigración, pero los trámites se postergaron entre extensas jornadas laborales y las obligaciones de un negocio familiar de jardinería.
La versión oficial y las dudas que deja
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) emitió un comunicado donde afirma que Barranco "ignoró comandos verbales y blandió una podadora hacia los agentes", usando esto como justificante para "el mínimo uso necesario de la fuerza".
Sin embargo, los videos compartidos por ciudadanos muestran una escena mucho más compleja. Barranco corre por una intersección con la podadora en alto, no ataca directamente a ningún agente y parece buscar escapar antes de ser acorralado. Una vez en el suelo, se oyen gritos de auxilio mientras lo golpean repetidamente.
"Lo que vi en ese video no tiene nada que ver con lo que me enseñaron en los Marines sobre control de multitudes o detención de sospechosos", sostuvo Alejandro. "No era necesario golpearlo así... estaba acorralado, en el suelo, completamente superado".
Una política bajo escrutinio
La administración de Donald Trump ha endurecido notablemente sus políticas migratorias desde 2017. Una de sus estrategias más controversiales ha sido visibilizar detenciones y promover arrestos como símbolo de orden y justicia. Sin embargo, esto ha provocado intensas críticas de organizaciones defensoras de derechos humanos que denuncian una militarización de la migración y un trato inhumano hacia personas sin documentos.
Entre 2021 y 2024 se registraron más de 870 incidentes documentados de uso excesivo de la fuerza por parte de agentes federales en detenciones migratorias, según ACLU. De ellos, más de un 60% involucraban a personas sin antecedentes y al menos un 35% tenía vínculos familiares directos con ciudadanos estadounidenses.
La paradoja del patriotismo inmigrante
La historia de los Barranco expone una dolorosa ironía que no es nueva. Inmigrantes que trabajan, crían a sus hijos bajo los valores patrióticos del país que los acoge, y cuyos hijos juran lealtad a la bandera mediante el servicio militar, terminan enfrentando el desprecio, el miedo y la violencia del mismo aparato estatal al que decidieron servir.
"Ingresamos a la Marina porque amamos este país", dijo Alejandro. "Mis padres siempre nos enseñaron a respetar las leyes, a ser agradecidos, a servir. Pero cuando ves que te tratan como enemigo por no tener papeles actualizados, todo se desmorona".
¿Un caso aislado?
El caso de Narciso no es único, pero ha ganado visibilidad por los videos virales y el testimonio emotivo de su hijo. Lo ocurrido ha generado reclamos de varias organizaciones civiles, entre ellas la National Immigration Law Center y Southern Poverty Law Center, que piden una investigación federal e independiente.
“This must be investigated immediately by the Department of Justice. We cannot normalize violent treatment of people whose only crime is to work hard and raise families.” – Marielena Hincapié, directora ejecutiva de NILC.
En una nación donde más de 11 millones de personas carecen de estatus legal pero aportan económica, social y culturalmente al país, muchos se preguntan: ¿merecen estas personas vivir con miedo?
Reacciones políticas: silencio y polarización
Mientras tanto, organismos locales y figuras del Partido Republicano han evitado en su mayoría pronunciarse directamente. A nivel nacional, algunos defensores de las medidas de Trump alegan que los agentes actuaron dentro de su protocolo, mientras que otros evitan entrar en detalles.
En contraste, representantes demócratas como Alexandria Ocasio-Cortez y Joaquín Castro condenaron el incidente como "un nuevo abuso estatal" y "un ejemplo de por qué se necesita urgentemente una reforma migratoria estructural".
El costo emocional
Quizá lo más desgarrador del caso Barranco sea el relato emocional. En medio de la confusión del arresto, Narciso llamó a su hijo y, lejos de preguntar por su libertad, lo primero que pidió fue que alguien fuera a terminar el jardín de su clienta.
"‘Ve a limpiar el jardín, hijo. No podemos dejarlo así,’ me dijo. Esas fueron sus palabras después de ser golpeado por agentes. Eso te dice todo sobre quién es mi papá", relató entre lágrimas Alejandro.
¿Qué sigue?
La familia Barranco ha contratado un equipo de abogados para evaluar una demanda contra el Departamento de Seguridad Nacional, mientras Narciso sigue detenido en el Centro de Detención Metropolitana de Los Ángeles en custodia de ICE.
Los esfuerzos de grupos civiles también buscan acelerar un posible alivio migratorio para él, considerando su perfil, su arraigo y la historia de su familia al servicio del país.
Este incidente, además de sumar presión sobre una política migratoria ya en crisis, pone en tela de juicio temas más profundos: ¿quién merece ser llamado patriota? ¿Cuál es el límite entre obedecer y abusar? ¿Y hasta cuándo toleraremos que las tragedias personales sigan alimentando agendas políticas?
Mientras tanto, miles de trabajadores como Narciso continúan su jornada silenciosa, armados solo con sus herramientas, sus esperanzas... y el miedo constante de no regresar a casa.