Motores que impulsan sueños: cómo la cooperación está revolucionando a los mecánicos en los townships de Sudáfrica
Un colectivo de repuestos y nuevas leyes están transformando la industria automotriz informal, brindando poder y oportunidades a pequeños talleres en las periferias urbanas
En la polvorienta localidad de Tsakane, a las afueras de Johannesburgo, Sudáfrica, el zumbido de taladros, martillos y motores nunca cesa. Pero debajo de todo ese ruido, pulsea algo más fuerte: el empuje de la resiliencia humana y una nueva revolución comunitaria.
Un taller que lucha por cada minuto
Themba Maseko, de 39 años, es un mecánico sudafricano que cambió la electricidad por los carburadores. En su taller, los coches se agolpan como en una fila de urgencias. Pide repuestos, cambia aceites, diagnostica averías y responde a clientes impacientes. La jornada, como él mismo reconoce, es "hectic" (caótica).
Pero hoy en día tiene una ventaja: forma parte de una cooperativa de mecánicos que ha encontrado una fórmula para competir con los grandes centros de servicio urbanos. A través de esta alianza, puede pedir piezas originales con solo un mensaje de WhatsApp. En 24 horas, llegan al taller.
El Colectivo de Repuestos Automotrices: innovación desde la base
Así nació el Motor Spares Collective, una iniciativa que no solo ha facilitado a pequeños talleres el acceso a repuestos auténticos y más baratos, sino que también ha reducido uno de los gastos más invisibles y destructivos de su negocio: el tiempo.
"Antes pasaba horas fuera del taller haciendo fila en los distribuidores, solo para que me dijeran que no había stock. Ahora me concentro en lo que importa: arreglar autos y atender a los clientes", comenta Maseko con una sonrisa sudorosa.
Una idea potente respaldada por datos
Según cifras del grupo financiero Lesaka, el sector informal sudafricano genera alrededor de 33 mil millones de dólares al año, lo que representa más del 6% del PIB del país. Más aún, más de un tercio de la población —unos 21 millones de personas— vive en los llamados townships. Son zonas periféricas urbanas con poder adquisitivo creciente, y con una clara preferencia por marcas y servicios locales.
Más de 700,000 pequeñas empresas están registradas en Sudáfrica, miles de ellas en townships, desde salones de belleza hasta mantequerías o talleres mecánicos como el de Maseko. Lo que hasta hace poco parecía una economía informal atomizada, hoy comienza a tomar forma de red organizada y con visión de futuro.
Regulación a favor del pequeño mecánico
Otro cambio decisivo ocurrió en 2020, cuando Sudáfrica reformó su marco legal e implementó el llamado "derecho a reparar". Este permite a los propietarios de vehículos acudir a mecánicos independientes registrados sin perder sus garantías, quitándole exclusividad a los talleres vinculados a las automotrices.
Con 12 millones de vehículos circulando actualmente en Sudáfrica y una creciente preferencia por autos usados desde la pandemia, la demanda de mantenimiento asequible ha disparado. Los talleres de barrio, otrora relegados, se han convertido en piezas clave del ecosistema automotriz nacional.
Más que repuestos: una red de desarrollo
El colectivo de mecánicos no se queda en lo operativo. Por una membresía mensual de apenas $10 durante el primer año, los miembros acceden a mucho más que mercancía:
- Capacitaciones técnicas;
- Asistencia para formalizar el negocio;
- Apoyo financiero y microcréditos;
- Incluso seguros de vida, pensiones y diversos apoyos sociales en marcha.
Según Amanda Gcabashe, directora de la empresa consultora UBU Investment Holdings, que ayudó a montar la iniciativa, "la esencia de este esfuerzo es devolverle el tiempo al mecánico, porque el tiempo es su principal producto".
De la supervivencia a la expansión: el caso de Dorian Slimmerts
Dorian Slimmerts, otro de los mecánicos involucrados, relata: "Antes era una lucha. Compraba a revendedores a precios altos, perdía tiempo, hacía lo que podía. Ahora tengo margen, más clientes y mejores herramientas".
Él trabaja no muy lejos de Maseko y ha visto crecer su clientela exponencialmente desde que empezó a ofrecer un servicio más rápido, con piezas originales y mejor atención. "Entre más miembros somos, más descuentos logramos y más autos arreglamos. Es una bola de nieve positiva".
El desafío de la percepción y la dignificación del oficio
Sharief Bartus, otro miembro del colectivo, añade un punto crucial: "Mucha gente no respeta a los mecánicos de los townships; creen que somos informales o no calificados. Pero eso está cambiando. Somos profesionales; solo necesitábamos las herramientas adecuadas para demostrarlo".
El cambio de percepción es clave para atraer más inversión y clientela. Como expone Bulelani Balabala, fundador de la Alianza de Emprendedores de Townships: "Este mercado no se puede ignorar. Es vibrante, en expansión y está comenzando a organizarse de manera estructurada".
La promesa de una economía colaborativa
La historia de Maseko y sus colegas es la historia de cómo la colaboración puede empoderar hasta al taller más humilde. En un país con una tasa de desempleo juvenil por encima del 45% (según datos de 2023), iniciativas como esta muestran una vía alternativa: no el empleo formal tradicional, sino el autoempleo colectivo con respaldo y visión comercial.
En palabras de Gcabashe, "el cambio no vendrá del gobierno, vendrá desde las comunidades organizadas. Como esta".
¿El futuro? Más talleres, más redes, más sueños
Maseko sueña con convertir su pequeño taller en una franquicia local dentro de unos años: "Quiero tener dos o tres locales, contratar a jóvenes de la zona y enseñarles todo lo que he aprendido. Este colectivo no solo me está dando piezas. Me está dando un plan de vida".
El rugir de un motor reparado, el crujido de una herramienta bien ajustada y el brillo en los ojos de un cliente satisfecho no son solo sonidos de rutina para estos mecánicos. Son la banda sonora de un movimiento que está cobrando fuerza en los márgenes del sistema, pero que pronto podría estar en el centro de la economía sudafricana.