Diego Seguí, el pionero cubano que unió el pasado y el presente del béisbol en Seattle

Una vida entre montículos: desde los inicios con los Seattle Pilots hasta el legado eterno con los Mariners

Una leyenda que abrió y cerró la historia en Seattle

Diego Seguí, reconocido lanzador nacido en Holguín, Cuba, falleció a los 87 años dejando tras de sí una profunda huella en el béisbol profesional, especialmente en la historia de Seattle. No fue solo uno de los pocos beisbolistas en vestir las camisetas de dos franquicias distintas de la misma ciudad —Seattle Pilots y Seattle Mariners—, sino que también tuvo el honor de lanzar las primeras bolas en ambos equipos, algo que pocos pueden decir.

1969: Los Seattle Pilots y el vínculo inaugural

El 8 de abril de 1969, Seguí subió al montículo con los Pilots en lo que sería el debut de la franquicia ante los California Angels. Aunque la vida del equipo fue efímera —pues se mudaron a Milwaukee al año siguiente y se convirtieron en los Brewers—, Seguí quedó para siempre en los libros de historia como el lanzador inaugural de Seattle en Grandes Ligas. En esa temporada, finalizó con récord de 12-6 y una efectividad de 3.35 en 66 juegos, contribuyendo notablemente para un equipo que solo existió una temporada.

1977: El regreso mágico con los Mariners

Ocho años más tarde, cuando Seattle volvió a tener una franquicia —ahora como los Mariners—, Diego Seguí fue elegido para abrir el primer juego del club el 6 de abril de 1977, una vez más frente a los California Angels. Esa jornada en el emblemático Kingdome marcó el regreso del béisbol a una ciudad que aún recordaba con nostalgia a los Pilots. Aunque los Mariners perdieron el partido 7-0, Seguí, entonces con 39 años, protagonizó otro momento histórico al lanzar el primer lanzamiento oficial de la nueva franquicia.

Más allá de Seattle: una carrera sólida y longeva

A lo largo de 15 temporadas en las Grandes Ligas, Seguí jugó para los Kansas City / Oakland Athletics, Washington Senators, St. Louis Cardinals, Boston Red Sox y los equipos de Seattle. Su mejor temporada fue en 1970 con los Oakland A's, cuando lideró la Liga Americana en efectividad con 2.56. Finalizó su carrera con un récord de 92-111, 1,298 ponches y una respetable efectividad de 3.81 en 639 partidos.

No fue un abridor estelar que acumuló victorias en masa, pero fue uno de los relevistas más confiables de su época. Su longevidad, capacidad de adaptación y consistencia lo convirtieron en un pelotero valioso durante las décadas de 1960 y 1970.

Legado familiar y conexiones con América Latina

El legado de Diego Seguí va más allá del diamante. Su hijo, David Seguí, también fue pelotero en Grandes Ligas, jugando para equipos como Mets, Expos, Orioles y Mariners en las décadas de 1990 y 2000. La tercera generación también dejó su marca cuando su nieto Cory lanzó la última bola en la historia del Kingdome, cerrando el círculo iniciado por su abuelo décadas antes.

Además de su contribución en las Mayores, Seguí también brilló en el béisbol latinoamericano. Participó activamente en ligas invernales, especialmente en Venezuela y México. Fue incluido en el Salón de la Fama del Béisbol Venezolano y en el Hispanic Heritage Baseball Museum Hall of Fame, reflejo de su impacto en el desarrollo del béisbol hispano.

El pitcher cubano que desafió su tiempo

Diego Seguí nació en una época en la que jugar béisbol en Estados Unidos siendo latino, y más aún cubano, implicaba superar retos adicionales. La discriminación racial, la falta de cobertura para los jugadores hispanohablantes y el escaso reconocimiento dificultaban tener carreras longevas. Sin embargo, Seguí desafió estos obstáculos con calidad desde el montículo.

Su estilo de lanzar, que incluía una conocida “bola de tenedor” (forkball), lo convirtió en un lanzador impredecible y difícil de batear. Muchos bateadores temían enfrentarse a él por la forma en la que la pelota pareciera “caer” justo antes de llegar al plato.

Un referente cultural en Seattle

Más allá de sus estadísticas, la ciudad de Seattle recuerda a Diego Seguí como un símbolo del nacimiento y renacer del béisbol en la región. No es casualidad que durante el Hispanic Heritage Day de 2012, haya sido invitado como homenajeado especial, compartiendo con nuevas generaciones de fanáticos.

Kevin Martínez, presidente de operaciones comerciales de los Mariners, expresó tras su fallecimiento: “Diego siempre fue generoso con su tiempo, y será recordado no solo por su historia sino por su cercanía con Seattle y su comunidad.

Últimos reconocimientos

En 2024, fue honrado por el Negro Leagues Baseball Museum con el Negro Leagues Beisbol Lifetime Achievement Award, una distinción que celebra a jugadores latinos que jugaron un rol importante en unir culturas a través del béisbol. Aunque Seguí nunca jugó en las antiguas ligas para negros, su participación en ligas caribeñas y su trascendencia como pionero latino lo hicieron merecedor del reconocimiento.

Una vida dedicada al béisbol

Luego de dejar MLB, Seguí continuó jugando en la Liga Mexicana hasta 1984, destacando su amor y dedicación por el juego incluso después de retirarse del más alto nivel. Actuó como mentor de jóvenes lanzadores y fue una figura habitual en actos comunitarios de béisbol en Estados Unidos y América Latina.

Su influencia aún se siente. No solo en las estadísticas de la MLB, sino también en los corazones de los fans de Seattle y en las academias de béisbol donde su nombre se menciona como ejemplo a seguir.

Estadísticas destacadas de Diego Seguí

  • Lideró la Liga Americana en efectividad en 1970 con 2.56.
  • Participó en 639 juegos en MLB entre 1962 y 1977.
  • Registró 1,298 ponches en su carrera.
  • Tuvo récord de 92-111, con una efectividad total de 3.81.
  • Jugó en cinco franquicias en la MLB y varias en ligas extranjeras.

Una inspiración para los nuevos talentos latinos

Para jóvenes lanzadores, Seguí representa una historia inspiradora de perseverancia, profesionalismo y pasión por el juego. En un béisbol cada vez más global, su figura sirve de puente histórico entre las primeras generaciones de peloteros latinos y el actual auge de jugadores caribeños en la MLB.

La historia de Diego Seguí debe contarse y celebrarse no solo por su relevancia deportiva, sino por ser un símbolo del origen del béisbol moderno en Seattle y un referente de lo que significa dejar una marca imborrable en el deporte, desde el montículo y más allá.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press