El legado inmortal de Issey Miyake regresa con fuerza en París
La colección IM Men Primavera-Verano 2026 celebra la innovación, la danza textil y la herencia futurista de uno de los grandes genios del diseño japonés
París se convirtió en un escenario galáctico esta semana cuando la firma japonesa Issey Miyake presentó su colección masculina IM Men Primavera-Verano 2026. El show, realizado en la Fondation Cartier durante una mañana abrasadora de junio, combinó arte, escultura textil y performance de vanguardia en una celebración indeleble del legado de un diseñador que cambió el mundo de la moda.
Una pasarela donde la luz y la textura bailan
El espectáculo fue más que un desfile de moda: fue una experiencia sensorial completa. Bajo el tema "Dancing Texture", la colección rindió homenaje al ceramista japonés Shoji Kamoda, cuyos patrones ondulantes se reflejaron en tejidos jacquard que parecían tallados en arcilla viva. Los rayos solares, reflejados en las estructuras de acero del museo, jugaron un papel protagónico, rebotando contra materiales metálicos que brillaban casi como armaduras futuristas. El intenso calor obligó a los asistentes —una mezcla de críticos, compradores y amantes de las plisadas épicas— a moverse constantemente, como en una coreografía no oficial entre moda y clima.
IM Men, la última línea concebida personalmente por Issey Miyake antes de su muerte en 2022, marcó así su regreso a la Semana de la Moda de París, bajo la atenta dirección de los diseñadores Sen Kawahara, Yuki Itakura y Nobutaka Kobayashi. Este regreso marca también una transición significativa para la marca, luego de haber despedido en enero a Homme Plissé, su querida línea de plisados que había dominado el calendario masculino parisino desde 2019.
Moda para otros planetas (o pistas de baile intergalácticas)
Desde el primer modelo, que apareció con un sombrero angular en forma de satélite, la colección dejó en claro que se trataba de un manifiesto de estética futurista. Algunas prendas, al ser desplegadas completamente, formaban círculos perfectos —un guiño cerámico intencional— mientras que otras parecían diseñadas para adaptarse a nuevas formas de vida o incluso nuevos climas. Texturas que se pelaban, tejidos reciclados de redes de pesca teñidos en verde neón, y abrigos que se transformaban al descomponerse marcaron un desfile donde cada pieza era tanto prenda como escultura cinética.
“Las superficies se movían, respiraban. Era como ver danza contemporánea transformada en ropa.” —Observador anónimo desde la primera fila.
Issey Miyake: diseñador, inventor, poeta textil
Miyake nació en Hiroshima en 1938. Como sobreviviente del bombardeo atómico, creció en un Japón que renacía a través de la creatividad y la innovación. Este contexto formó al joven Miyake, quien abordó la moda como un laboratorio experimental en el que diseñar, sí. Pero también liberar al cuerpo a través de la tela.
- En los años 80 y 90 revolucionó la moda occidental con sus plisados térmicos.
- Creador de colecciones icónicas como Pleats Please y A-POC (A Piece of Cloth).
- Su enfoque era profundamente democrático: acercar el arte y la ciencia al vestir cotidiano.
El retorno de IM Men es, por tanto, un mensaje poderoso: la innovación textil puede ser herencia y futuro al mismo tiempo. Cada transformación en la pasarela evocaba sus experimentos originales con el movimiento del cuerpo, cada pliegue era un poema cosido con hilo invisible.
Luces, danza y peligros del exceso creativo
Como todo desfile de alta vanguardia, hubo momentos donde el show coqueteó con el delirio. Algunos accesorios —como cascos metálicos dignos de un samurái sideral— rozaban más el arte performático que el diseño usable. Pero en esa tensión entre usabilidad y espectáculo yace, también, el alma de Miyake: la moda como juego, performance, interrogación.
Según cifras de la Federación de la Alta Costura y de la Moda de Francia, Paris Fashion Week genera cerca de 1.2 mil millones de euros anuales en repercusión mediática global. En ese ecosistema, IM Men volvió a poner al diseño japonés en el corazón de la conversación occidental.
El enfoque sostenible de la colección también es notable: la marca integró textiles reciclados, como redes de pesca y poliéster de origen vegetal. En un contexto global donde se producen más de 100 mil millones de prendas al año y la moda es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono (según la ONU), Miyake sigue mostrando el camino a seguir.
IM Men y la reinvención intergeneracional
Parte del logro de esta colección reside en su dirección creativa compartida. Kawahara, Kobayashi e Itakura no solo reinterpretan el legado Miyake: lo expanden hacia nuevas narrativas. La colección deja claro que Miyake fue un pionero, pero no un tirano creativo. Dejó espacio para que nuevas voces heredaran su lenguaje y lo transformaran, como si cada pliegue pudiera traducirse a nuevos dialectos estéticos.
Entre los momentos más destacados del desfile:
- Una gabardina tangerina que flotaba delicadamente, en total contraste con el resto de la colección, demostrando que en la contención también reside el impacto.
- Siluetas que al desplegarse recuperaban formas geométricas que hacían eco del diseño industrial más puro.
- Estampados en blanco y bermellón que le daban un toque ceremonial y casi ritual a la vestimenta.
Miyake como verbo: plegar, crear, transformar
Muchas casas de moda desaparecen con sus fundadores. Otras sobreviven convertidas en fantasmas comerciales sin alma. Miyake no. Sus diseños siguen hablando, bailando, cuestionando. Y esa es su mayor herencia.
Ya no está físicamente entre nosotros, pero cada vez que alguien en París se desliza dentro de una prenda plisada como acto de elegancia y rebeldía, el verbo "miyakear" —plegar, crear, transformar— sigue declinándose en presente.