‘Alcatraz de los caimanes’: la controvertida prisión migratoria en los Everglades de Florida
Una prisión rodeada de pantanos, pythons y caimanes se convierte en símbolo del nuevo enfoque migratorio de la administración Trump
El gobierno del presidente Donald Trump ha redoblado su enfoque de mano dura ante la migración, y ahora Florida podría albergar una de las instalaciones más simbólicas (y polémicas) de esta política: un centro de detención migratoria apodado “Alligator Alcatraz”, construido en un pantano de los Everglades.
¿Qué es “Alligator Alcatraz”?
La nueva instalación se encuentra apenas a 72 kilómetros al oeste del centro de Miami, en una zona remota de los Everglades, un ecosistema frágil y lleno de vida salvaje, incluyendo caimanes, mosquitos y serpientes. Florida ha propuesto este lugar como un nuevo centro de detención de inmigrantes para expandir la capacidad del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La iniciativa fue presentada al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) por el fiscal general de Florida, James Uthmeier, y ha sido acogida con entusiasmo por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien señaló que “es una solución real que podemos utilizar si es necesario”.
Una política migratoria más agresiva
Desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, su administración ha reimaginado la política migratoria de forma más rígida, con un número de detenidos por ICE que ha sobrepasado las 56,000 personas en junio —el número más alto desde 2019.
Noem aseguró que los contratos previos con proveedores privados eran exorbitantes. “Los contratos con proveedores eran demasiado costosos, y no brindaban instalaciones al nivel esperado. Por ello fuimos directamente a los estados”, dijo en una entrevista en Ciudad de Guatemala.
Una cárcel en medio del pantano
Ubicada en una antigua pista de aterrizaje, la nueva prisión flotará simbólicamente sobre un mar de incertidumbre jurídica y ambiental. La zona está repleta de vida salvaje peligrosa, lo que ha llevado a grupos de derechos humanos a criticar la ubicación como una forma de castigo extrajudicial.
“Es un intento calculado de disuadir la migración mediante el miedo, al situar a seres humanos en lo que es prácticamente una jungla carcelaria”, dijo la analista política Carla Zamora, de la Universidad de Florida.
La óptica de los derechos humanos
Organizaciones como la American Civil Liberties Union (ACLU) han condenado el proyecto. “Detener personas en una zona ecológicamente frágil, infestada de animales salvajes, atenta contra los derechos humanos básicos y podría tener repercusiones fatales”, advirtió su informe más reciente.
Por su parte, Noem argumenta que “la finalidad es reducir costos y acelerar la oferta de camas disponibles sin comprometer la seguridad ni el profesionalismo del alojamiento.”
La expansión de la cooperación migratoria con Centroamérica
Durante su gira por Panamá, Costa Rica, Honduras y Guatemala, Noem firmó nuevos acuerdos de cooperación en seguridad y migración, incluyendo convenios en los que Estados Unidos puede retornar solicitantes de asilo a países terceros —una extensión del criticado modelo de “país seguro”.
Guatemala y Honduras, según Noem, han aceptado tales acuerdos, aunque gobiernos de ambos países lo han negado públicamente debido a la sensibilidad política.
“Este es un gran paso adelante”, dijo Noem al afirmar que Trump le pidió que finalizara las negociaciones iniciadas por administraciones anteriores. “Ningún país tiene la responsabilidad exclusiva de recibir refugiados. Hay otras opciones seguras.”
¿Por qué Florida se ofreció como sede?
Desde hace años, Florida ha sido uno de los bastiones de apoyo a las políticas migratorias conservadoras de Trump. Con el gobernador Ron DeSantis como una figura cercana a la administración, la cooperación ha sido natural y persistente.
Florida no solo ha apoyado redadas contra inmigrantes indocumentados, sino que ha destinado recursos para transportar migrantes a otros estados como parte de una campaña nacional para visibilizar la “crisis fronteriza”.
Una prisión que parece más un mensaje
El nombre 'Alligator Alcatraz' no es casual. Se trata de una analogía deliberada con la famosa prisión ubicada en la isla de Alcatraz, que alguna vez fue descrita como “la prisión más temida de Estados Unidos”. Se busca evocar la imagen de un lugar aislado, donde escapar es imposible y el castigo es inevitable.
En palabras de la investigadora María Enríquez de Amnistía Internacional: “El mensaje no es solo a los inmigrantes que ya están detenidos; es una advertencia al resto del mundo de que EE. UU. no quiere ser visto más como tierra de asilo, sino como fortaleza.”
El precedente de los contratos a largo plazo
Noem también criticó los contratos firmados bajo la administración de Alejandro Mayorkas, su predecesor en Seguridad Nacional. Según ella, algunos contratos eran de hasta 15 años. “Eso es una locura. Si hacemos bien nuestro trabajo, no deberíamos necesitar este sistema dentro de 15 años”.
La retórica, sin embargo, contrasta con la realidad: no ha habido una disminución notoria en los flujos migratorios hacia EE. UU. y, de hecho, las rutas están creciendo en alcance y peligrosidad.
Panamá, el eslabón débil
La secretaria también expresó reservas sobre Panamá, país clave en la ruta migratoria desde Sudamérica a través del Tapón del Darién. Aunque señaló que el tránsito de migrantes ha caído bajo la administración Trump, criticó la falta de transparencia y compartir de datos del gobierno panameño.
Más allá de la detención: acuerdos de seguridad en América Central
Noem firmó con Guatemala un nuevo Programa de Seguridad Conjunta que permitirá la presencia de agentes de CBP (Oficinas de Aduanas y Protección Fronteriza) en aeropuertos guatemaltecos para interceptar viajeros sospechosos de terrorismo o contrabando.
Una maniobra sin precedentes que muchos ven como intervención directa. Para el analista Juan Carlos Noriega, “se está externalizando el muro entre países amigos, sobre todo teniendo en cuenta que Guatemala atraviesa crisis institucionales y presupuestarias.”
Una línea cada vez más fina entre seguridad y política
La estrategia migratoria de Kristi Noem refleja una profunda alineación con los lineamientos de Trump: endurecer los controles, usar barreras simbólicas y establecer acuerdos con terceros países que permitan desviar los flujos migratorios lejos de Estados Unidos.
Pero el costo político, humano e incluso ecológico de iniciativas como “Alligator Alcatraz” podría ser muy alto.
¿Qué futuro le espera a este modelo?
El uso de instalaciones como esta cárcel pantanosa, la firma de acuerdos bilaterales para delegar la responsabilidad migratoria y el refuerzo del discurso de disuasión, proyectan un Estados Unidos más autorreferenciado y menos comprometido con el sistema de asilo internacional.
Mientras tanto, los críticos desde sectores progresistas, organizaciones de derechos humanos y expertos legales coinciden: “Estamos viendo la erosión de lo que alguna vez fue un compromiso moral con la protección de refugiados”, afirma la directora ejecutiva de Human Rights First, Elisa Massimino.
“Alligator Alcatraz” podría verse como una solución logística y estructural pero, a nivel simbólico, representa algo más: una era definida por el aislamiento, el miedo y la criminalización generalizada de la migración.