Junya Watanabe reinventa al dandi: Punk y elegancia en equilibrio feroz
La colección masculina primavera-verano 2026 del diseñador japonés sacude la pasarela de París con una propuesta que rompe todas las reglas del buen vestir
Un desfile que hizo historia en París
La Semana de la Moda de París siempre ha sido un escenario de innovación, pero cuando Junya Watanabe presenta su colección, las expectativas se disparan. Este 27 de junio de 2025, el diseñador japonés, célebre por fusionar sastrería clásica con el espíritu rebelde del punk, deslumbró al público en el Lycée Carnot con una propuesta que desdibujó los límites entre la historia del arte, el estilo urbano y la rebelión estética.
¿Quién es Junya Watanabe?
Discípulo directo de Rei Kawakubo y miembro fundamental de la familia Comme des Garçons, Watanabe es conocido por sus reinterpretaciones experimentales de la moda masculina. Desde los años 90 ha trabajado con una estética que mezcla precisión y caos, belleza y contradicción. Su sello: incorporar tecnología textil, géneros poco convencionales y un enfoque conceptual que desarma las categorías tradicionales de la moda.
El «nuevo dandi»: romanticismo reciclado con actitud punk
Su colección primavera-verano 2026 fue un manifiesto estilístico. El dandi que propone Watanabe ya no es aquel caballero refinado del siglo XIX, sino un rebelde metropolitano con filosofía en el corazón y desgarrones en las solapas. Desde trajes barrocos en brocado que remiten a los salones venecianos hasta chaquetas cruzadas transformadas en prendas de corte asimétrico, cada elemento creó una narrativa visual densa y poética.
El diseñador jugó con referencias históricas como el rococó, el movimiento punk británico y detalles monásticos, que hizo desfilar alterados mediante estructuras desconstruidas, mezclas de textiles y giros inesperados. La paleta osciló entre los beiges nobles, el denim crudo, y acentos metálicos que evocaron armaduras medievales reimaginadas para las calles contemporáneas.
Sastrería caótica, pero perfectamente orquestada
Uno de los puntos más altos del desfile fue la reinterpretación de la sastrería, pieza angular del armario masculino. Las americanas parecían haber sido cruzadas por un vendaval, pero mantenían una construcción impecable. Aparentemente rotas o torcidas, en realidad estaban meticulosamente calculadas para transmitir una idea: la moda debe incomodar, cuestionar y provocar.
“No creo en la armonía como punto de llegada, sino en el desequilibrio como origen de algo más interesante”, dijo Watanabe en una entrevista en 2020, y esta colección lo confirma una vez más.
Estética sonora: del piano barroco al latido urbano
La música acompañó y amplificó el discurso estilístico del diseñador. El desfile comenzó con una pieza de piano clásico —quizás Bach o Rameau— que gradualmente fue descomponiéndose hasta transformarse en un beat industrial, trepidante, casi claustrofóbico. Fue un reflejo auditivo de lo que ocurría en la pasarela: el derrumbe voluntario de las convenciones clásicas en favor de la expresión individual.
Accesorios y detalles: el arte del contraste
- Corbatas reinventadas: Nudos dobles e incluso triples, desordenados, impusieron una rebeldía elegante.
- Sobrecamisas bordadas: Parecían reliquias de monasterios alteradas con grafitis o retazos de mezclilla.
- Zapatos híbridos: Entre mocasines y botas de combate, representaron la síntesis ideal del concepto de la colección.
Uno de los looks más ovacionados incluyó una chaqueta de jacquard dorado, corte arquitectónico, combinada con un pantalón de trabajo con bolsillos utilitarios y cadenas, coronado por una boina ladeada y lentes circulares. Pura alquimia fashionista.
Reivindicación de la moda como lenguaje cultural
Más allá de las prendas, la propuesta de Watanabe lanza un mensaje claro: la moda masculina puede y debe ser narrativa, no solo funcional. Como dijo el profesor Andrew Bolton, curador del Costume Institute del MET: “Los diseñadores como Watanabe entienden la ropa como una forma de filosofía portátil”.
El diseñador no teme al exceso ni al ridículo, porque sabe que en los extremos suele habitar lo memorable. Esa osadía lo vincula con otros creadores conceptualistas como Craig Green, Thom Browne o incluso Alessandro Michele en sus momentos más barrocos en Gucci.
Una respuesta a los tiempos actuales
En un contexto mundial marcado por la polarización social, la crisis climática y el hastío cultural, la colección de Watanabe funciona como una respuesta: no volver al pasado idealizado, sino absorberlo, hacerle preguntas y transformarlo en algo más feroz, honesto y útil.
Mientras que muchas casas de moda optan por propuestas seguras o nostálgicas, Watanabe lanza una apuesta por un aire nuevo, lleno de tensión dramática y energía estética. El resultado es una moda que no adula al público, sino que lo reta a ver más allá del maniquí.
El legado del dandi moderno
En el imaginario popular, el dandi es un caballero en extremo refinado y distante, como Oscar Wilde o Baudelaire. Pero Watanabe lo transforma en un guerrero urbano con sensibilidad estética. Este nuevo dandi es un pensador-crítico con el cuerpo lleno de símbolos, referencias visuales y no pocas contradicciones.
Camina solo, no por orgullo, sino por convicción. Es un romántico contemporáneo al que no le interesa complacer, sino provocar. Y lo hace vestido con una amalgama de belleza y disonancia, de sastrería y punk, como si la moda fuera —de hecho— una forma viable de poesía política.
Un desfile que redefine la elegancia
La colección masculina primavera-verano 2026 de Junya Watanabe no fue solo un paso más en su brillante carrera. Ha sido una redefinición del concepto de elegancia, un grito de guerra en favor de lo estéticamente incorrecto, y un recordatorio de que la moda siempre será más interesante cuando se atreve a pensar por sí misma.
En palabras del influyente crítico de moda Tim Blanks: “Watanabe no quiere que vistas bien. Quiere que vistas con sentido”. Y créanme, después de ver este desfile, todo tiene sentido.