La fiebre del litio en el desierto de Nevada: ¿Progreso verde o atropello ambiental y social?
El megaproyecto Thacker Pass enfrenta disputas legales, tensiones con comunidades indígenas y preocupaciones medioambientales en su camino para convertirse en la mina de litio más grande del mundo.
Una batalla por el futuro energético que se libra en el desierto
En medio del calor abrasador del norte de Nevada, una silenciosa pero trascendental batalla se desarrolla en los tribunales, campos ganaderos y despachos gubernamentales. La protagonista: la mina de litio Thacker Pass, propuesta por la empresa canadiense Lithium Americas. Más que un simple proyecto minero, se trata de una pieza clave en el tablero global de la transición hacia energías limpias. Sin embargo, el avance de la mina se ha visto entorpecido por disputas legales, resistencia de comunidades indígenas y el eterno conflicto entre desarrollo económico y preservación ambiental.
¿Por qué Thacker Pass es tan importante?
Ubicada en el desolado condado de Humboldt, la región de Thacker Pass alberga el mayor yacimiento conocido de litio del planeta. Este mineral es esencial para la fabricación de baterías recargables, utilizadas en vehículos eléctricos, teléfonos móviles y sistemas de almacenamiento de energía renovable.
Con el auge del coche eléctrico y los planes de descarbonización global, se espera que la demanda de litio alcance los 2.4 millones de toneladas en 2030, frente a las 500,000 toneladas en 2021 (IEA). Este proyecto promete producir anualmente 60,000 toneladas métricas durante más de cuatro décadas, una contribución significativa a dicho suministro.
Un proyecto lleno de obstáculos legales
A pesar de su potencial económico, el proyecto ha sido objeto de numerosas demandas. La más reciente proviene del ranchero Edward Bartell, quien alega que el bombeo de agua necesario para la construcción daña su operación ganadera. Afirmaciones respaldadas por un fallo parcial de un juez que devolvió dos de los cinco derechos de agua a estado de aplicación, forzando al regulador estatal a emitir una orden de cese y desistimiento.
La empresa, que ahora gasta más de $1 millón diario en la obra, ha presentado una moción de emergencia argumentando que detener la construcción supondría un daño irreparable. La decisión, esperada para el 7 de julio, podría alterar el calendario del proyecto, cuya construcción totaliza $3,000 millones y se prevé finalice en 2027.
La resistencia de las comunidades indígenas
Más allá del conflicto por el agua, el proyecto enfrenta fuerte oposición de pueblos originarios como la Tribu Reno-Sparks Indian Colony. Según estos grupos, la Oficina de Administración de Tierras (BLM) otorgó los permisos sin consultarles adecuadamente, violando la Ley Nacional de Preservación Histórica.
Desde su perspectiva, Thacker Pass no solo es un sitio geológico, sino también cultural y espiritual. En idioma nativo, el lugar se conoce como "Peehee Mu’huh", y recuerdan masacres de antepasados en la zona. Aseguran que excavar ahí “es como construir una mina sobre un cementerio”.
En 2023, la tribu presentó una nueva demanda, alegando manipulación de información histórica por parte de la BLM. Esta también fue desestimada, pero el sentimiento de injusticia persiste en las comunidades.
Impacto ambiental: ¿el precio del litio verde?
El litio es un mineral que, pese a su uso en tecnologías verdes, no está exento de controversias ambientales. En el caso de Thacker Pass, los temores se centran principalmente en el uso intensivo de agua. La mina necesitaría inicialmente 200 acre-feet por año sólo para construcción, y hasta 2,600 acre-feet una vez en operación. Un acre-foot abastece a dos hogares urbanos en promedio cada año.
En una región donde los recursos hídricos son escasos, este nivel de extracción amenaza el equilibrio ecosistémico, afecta pozos ganaderos y pone en riesgo especies protegidas como la trucha Lahontan cutthroat. Bartell había demandado previamente por un proyecto para proteger esta trucha, lo que ha generado confusión sobre sus verdaderas motivaciones.
Una disputa con implicaciones globales
Mientras EE. UU. busca reducir dependencia de litio extranjero, Thacker Pass se presenta como clave para la seguridad energética nacional. Un informe del Departamento de Energía de 2020 mencionaba explícitamente la necesidad de cadenas de suministro nacionales para materiales críticos como el litio.
Otros países avanzan rápidamente. China controla el 80% de la capacidad mundial de procesamiento de litio, y América Latina (el "triángulo del litio") domina las reservas. En este contexto, EE. UU. apuesta fuerte por Thacker Pass.
No obstante, acelerar sin evaluar impactos puede ser contraproducente. Las críticas apuntan a que, en nombre de lo verde, se podrían estar cometiendo errores del pasado extractivista: ignorar a las comunidades, dañar ecosistemas, contaminar acuíferos. Como señala el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Columbia, “la transición energética debe ser también una transición justa”.
¿Qué representa esta disputa para el futuro?
El caso Thacker Pass ilustra una encrucijada. Por un lado, la necesidad urgente de descarbonizar sociedades plantea la minería de litio como una solución. Por otro, esta carrera debe hacerse con planificación, diálogo y respeto por derechos humanos y ambientales.
La historia se repite: recursos estratégicos extraídos sin haber resuelto tensiones territoriales ni garantizar consensos sociales. “Queremos proteger nuestras aguas, tierras y memoria”, dicen los defensores indígenas. “Queremos litio doméstico para reducir dependencia del extranjero”, responde el gobierno.
La pregunta no es si se necesita el litio de Thacker Pass, sino cómo obtenerlo sin repetir viejos errores. En palabras del analista político Julian Brave NoiseCat, miembro de la nación Secwepemc: “No podemos descarbonizar sacrificando a las comunidades indígenas nuevamente”.
El futuro inmediato: cuenta regresiva hacia julio
Antes del 7 de julio, las autoridades deberán tomar una decisión crucial: si procede o no la moción de Lithium Americas para seguir extrayendo agua. En paralelo, se espera una respuesta a la discusión sobre los derechos de agua revertidos y el cumplimiento de criterios científicos más rigurosos.
Lo único claro es que la minería verde no es automáticamente socialmente justa ni ecológicamente sustentable. Casos como Thacker Pass muestran que un buen futuro energético también debe construirse con diálogo, ciencia y respeto por las personas.
Mientras tanto, en el remoto desierto de Nevada, las máquinas siguen encendidas, los pozos siguen bombeando y las espinas del progreso y la resistencia se entrelazan en la tierra del litio.