La revolución energética de Wisconsin: ¿Puede el estado convertirse en el Silicon Valley de la fusión nuclear?
Con una inversión pionera y apoyo bipartidista, Wisconsin apuesta por la energía del futuro mientras busca liberarse de la dependencia energética externa
Un paso firme hacia la energía del mañana
El estado de Wisconsin acaba de dar un paso trascendental en la búsqueda de una matriz energética más limpia, segura y sostenible. El gobernador Tony Evers firmó esta semana dos leyes bipartidistas que podrían transformar el papel de Wisconsin en la transición energética nacional: ambas están enfocadas en potenciar el desarrollo y la implementación de energía de fusión nuclear.
En un momento en el que el cambio climático es un reto global ineludible y la necesidad de reducir las emisiones de carbono es crítica, Evers afirmó: “Debemos continuar nuestros esfuerzos para ayudar a reducir los costos de energía y mejorar la independencia energética, y estas leyes son un paso importante en la dirección correcta.”
¿Qué contemplan las nuevas leyes?
- Estudio de viabilidad: Se destinarán $2 millones de dólares para estudiar el sitio más adecuado para poner en marcha una planta de fusión nuclear.
- Creación de un nuevo consejo estatal: Se establecerá una junta especializada que impulsará avances tanto en tecnología de fusión como en energía nuclear convencional, además de organizar una cumbre tecnológica en 2028.
La fusión nuclear, a diferencia de la fisión que usan los actuales reactores, no genera residuos radiactivos de larga duración y reproduce el mismo proceso que ocurre en el sol, convirtiéndose en la gran esperanza energética del siglo XXI.
Fusión nuclear: la carrera hacia el sol
En diciembre de 2022, científicos estadounidenses marcaron un hito histórico al alcanzar por primera vez una ganancia neta de energía en una reacción de fusión. El experimento logró generar más energía de la que se usó para provocarlo, lo que representa un avance nunca antes logrado en más de 70 años de investigación.
Si bien aún faltan años para que la fusión reemplace de forma efectiva a los combustibles fósiles, el movimiento en Wisconsin sugiere que estados, en lugar del gobierno federal, podrían liderar esta transición. Como señalaba el representante republicano Shae Sortwell: “El renacimiento nuclear está aquí en Wisconsin y en Estados Unidos, y es tiempo de que todos se suban al tren.”
¿Por qué Wisconsin?
El interés de Wisconsin por la energía nuclear no es nuevo. Aunque la central de Point Beach sigue funcionando bajo supervisión regulatoria, el estado desde hace décadas ha sido cauteloso con la expansión nuclear debido a preocupaciones medioambientales y residuos radiactivos. Lo novedoso ahora es el giro hacia la fusión, una tecnología sin los riesgos de contaminación de la fisión.
Apostar a convertirse en “el Silicon Valley de la fusión nuclear” implica más que ambición política: puede generar beneficios económicos y científicos de largo plazo.
Impacto económico y académico
La creación de un centro de excelencia en fusión nuclear en Wisconsin podría tener un efecto transformador en el empleo y la educación. Universidades como la Universidad de Wisconsin-Madison ya lideran investigaciones en física y energía. Este nuevo ecosistema podría atraer:
- Investigadores nacionales e internacionales
- Inversión privada en startups de energía limpia
- Colaboraciones con laboratorios federales como el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore
- Desarrollo de programas STEM con enfoque nuclear
De consolidarse, Wisconsin podría convertirse en un centro estratégico de innovación tecnológica energética, generando miles de empleos verdes calificados y sumando a la meta federal de cero emisiones netas para 2050.
¿Qué es exactamente la fusión nuclear?
La fusión nuclear ocurre cuando dos núcleos ligeros se combinan para formar uno más pesado, liberando una enorme cantidad de energía. Este proceso alimenta a las estrellas, incluido nuestro Sol. A diferencia de la fisión (división de núcleos), no produce residuos de alta radiactividad ni tiene riesgo de colapso como Chernóbil o Fukushima.
Sin embargo, para lograr la fusión en la Tierra, se necesita calentar gases como el deuterio o tritio a temperaturas superiores a 100 millones de grados Celsius, lo que representa un desafío tecnológico colosal. Para contener ese plasma, se utilizan complicadas estructuras magnéticas conocidas como tokamaks o estrategias con láseres de alta potencia.
Y aunque sigue siendo experimental, los avances en supercomputación, inteligencia artificial y nuevos materiales han acelerado el camino hacia su viabilidad.
Pioneros globales: una carrera en auge
Varios países están invirtiendo billones en llevar la fusión al siguiente nivel. Algunos ejemplos relevantes:
- ITER (Francia): El mayor experimento de fusión del mundo, financiado por 35 naciones, busca producir 500 MW para 2035.
- China: Batió récords en 2021 al mantener un plasma de 160 millones de grados por más de 20 segundos.
- Privados en EE.UU.: Empresas como Commonwealth Fusion Systems (MIT) y Helion Energy han recibido inversiones multimillonarias de Bill Gates y otras figuras del sector tech.
Wisconsin podría perfectamente insertarse en esta carrera, posicionándose como el lugar ideal para infraestructura y pruebas piloto.
Retos de inversión y regulación
Aunque el entusiasmo es evidente, no todo es optimismo. Construir plantas de fusión exige una infraestructura especializada, regulaciones innovadoras y respaldo público. Algunos de los desafíos que el estado enfrentará serán:
- Aprobaciones ambientales: A pesar de ser más limpia, su impacto geológico y energético debe estudiarse en detalle.
- Educación pública: Es clave que la comunidad comprenda que la fusión no es peligrosa como la fisión.
- Competencia federal: Muchas decisiones clave siguen en manos de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC).
Por ello, el éxito de Wisconsin podría devenir en un modelo replicable para otros estados que busquen independencia energética con bajo impacto ambiental.
La cumbre de 2028: punto de inflexión
Como parte de los proyectos firmados por el gobernador Evers, en 2028 se llevará a cabo una cumbre nacional de fusión nuclear en Wisconsin. Esta cumbre servirá para:
- Convocar a líderes científicos y empresariales del sector
- Concretar alianzas académicas y gubernamentales
- Evaluar los avances logrados tras 4 años de implementación de estas leyes
En otras palabras, se convertirá en el termómetro para saber si estamos frente a una visión que cristaliza o a una promesa política más.
Mirando al futuro: ¿utopía o pragmatismo?
Decía Carl Sagan: “La ciencia no es solo una vela en la oscuridad, es también nuestra mejor herramienta para liberarnos del miedo.” La apuesta de Wisconsin por la fusión nos invita a reflexionar sobre qué futuro energético queremos para nuestras comunidades.
¿Será costoso? Sí. ¿Tomará tiempo? También. Pero como en toda revolución tecnológica, alguien debe atreverse a dar el primer paso. Y quizás, esta vez, ese alguien sea Wisconsin.
Fuentes: ITER.org, U.S. Department of Energy, National Ignition Facility, The New York Times, MIT News