Jesse Chavez, el eterno regresador: una leyenda silenciosa en los Braves
A los 41 años, Jesse Chavez vuelve por séptima vez a Atlanta. En un mundo de contratos millonarios y figuras emergentes, su historia es la excepción: constancia, humildad y amor por el juego.
Una figura que pocas veces es protagonista
En un béisbol cada vez más enfocado en súper estrellas, contratos históricos y métricas avanzadas, el veterano relevista Jesse Chavez representa una narrativa completamente diferente. A sus 41 años, ha vuelto una vez más —sí, una séptima vez— a los Atlanta Braves, en una de las historias más fascinantes y discretas de la MLB moderna.
Chavez no es una figura mediática. No aparece en los titulares por hazañas ofensivas ni rompe récords de velocidad con su brazo. Pero su hoja de vida habla por sí sola: 18 temporadas en Grandes Ligas, nueve equipos, múltiples regresos, y un anillo de Serie Mundial (2021) con los Braves. Su historia parece más la de un personaje de ficción que la de un jugador real.
Un vaivén constante: siete etapas con Atlanta
El caso de Chavez con los Braves es casi único en la historia del béisbol. Su vínculo con la organización comenzó en 2009 tras un canje con los Tampa Bay Rays. Desde entonces, el lanzador derecho ha firmado, sido liberado y vuelto a firmar con los Braves en siete ocasiones, incluyendo seis desde 2021.
En abril de este año, fue activado brevemente, lanzó tres sólidas entradas permitiendo solo dos carreras, y fue liberado pocos días después. Pero como ha sucedido ya con costumbre, Chavez volvió a firmar con el equipo. El pasado domingo, su nombre apareció de nuevo en el roster para cubrir bajas en el bullpen, debido a la lesión grave del lanzador Spencer Schwellenbach, quien podría perderse el resto de la temporada tras fracturarse el codo derecho.
Los inevitables desafíos del bullpen
La versatilidad de Chavez ha sido clave para los Braves en situaciones de emergencia. Con rotaciones golpeadas por lesiones —como en el caso más reciente de Schwellenbach— Atlanta ha tenido que usar hasta siete lanzadores en una sola noche, ejemplo claro de la partida de nueve innings contra los Orioles que terminó 9-6 después de 10 episodios.
El retorno de Chavez no solo responde a una necesidad técnica. También es un voto de confianza en su capacidad de aportar experiencia, estabilidad emocional y liderazgo a un cuerpo de lanzadores que, sin él, luce inestable.
Un trotamundos del béisbol
Chavez ha lanzado para nueve equipos diferentes desde su debut en 2008 con los Pittsburgh Pirates: Atlanta Braves, Toronto Blue Jays (dos veces), Oakland Athletics, Los Angeles Dodgers, Los Angeles Angels (dos veces), Kansas City Royals, Texas Rangers (dos veces), Chicago Cubs (dos veces) y los propios Pirates.
En total, ha disputado más de 600 juegos en Grandes Ligas, la mayoría como relevista, acumulando más de 1000 entradas lanzadas, más de 900 ponches y un promedio de efectividad (ERA) de 4.30 a lo largo de su carrera.
Un veterano en una liga de jóvenes
En una época donde el promedio de edad del pelotero disminuye gracias a la irrupción de talentos como Julio Rodríguez, Francisco Álvarez o Elly De La Cruz, Jesse Chavez se destaca por ser uno de los jugadores más veteranos aún activos en las Mayores. Con 41 primaveras, está cerca de leyendas longevas como Bartolo Colón (45) o Jamie Moyer (49), aunque con un perfil mucho más bajo.
En sus propias palabras, durante una entrevista en 2022 con NBC Sports, Chavez comentó: “Cada vez que regreso me siento bendecido. No por tener un contrato más, sino porque sigo sintiendo que puedo competir al más alto nivel. Esa es mi motivación.”
El artesano del béisbol
Jesse Chavez no domina gracias a una recta de 100 millas por hora ni saca ponches espectaculares. Su arsenal de lanzamientos lo componen herramientas artesanales: curva, slider y sinker que colocan la pelota justo donde el bateador más detesta verla. La clave está en su inteligencia sobre el montículo, su capacidad de leer swings rivales y generar contacto débil.
No es casualidad que su ERA en 2023 antes de lesionarse fuera de 1.56 en 36 innings, siendo una pieza fundamental en el bullpen de los Braves durante su intento de repetir título. Su rendimiento fue tan fiable que incluso después de una fractura en la espinilla por un pelotazo, el equipo volvió a confiar en él.
El regreso más improbable: 2021 y la Serie Mundial
El capítulo más glorioso con los Braves llegó en 2021. Chavez fue incluido en el roster de postemporada y participó en varias series clave, desempeñando un papel esencial en las aperturas tipo bullpen (esas donde el abridor lanza solo una entrada y se van turnando relevistas).
En esa inolvidable carrera hacia el campeonato —el primero para Atlanta desde 1995— Chavez lanzó en dos juegos de la Serie Mundial contra los Astros, sin permitir carreras. Su nombre, aunque no brilló en las crónicas, quedó grabado en la historia del Club. Y para él, fue el cierre perfecto a una temporada impensada tras haber comenzado con contrato de ligas menores.
La importancia de jugadores como Chavez en una plantilla competitiva
Los campeonatos no se ganan solo con súper estrellas. Equipos exitosos como los Braves entienden que la profundidad del roster es esencial para afrontar una temporada de 162 juegos, más los playoffs. Y ahí jugadores como Jesse Chavez son oro puro.
Puede estar inactivo tres semanas y luego lanzar dos entradas claves sin permitir carreras. Puede mentorear a jóvenes lanzadores como Spencer Strider o AJ Smith-Shawver. Y, sobre todo, puede llenar con veteranía y resiliencia un vestidor que a veces necesita menos hype y más alma.
El último cowboy del béisbol
Quizá no veamos a Chavez en la portada de revistas, ni será inducido al Salón de la Fama. Pero cada fanático que entiende el juego sabe lo que significa su presencia: profesionalismo, persistencia, humildad y amor por el deporte.
En una MLB dominada por cifras, highlights y algoritmos, el regreso del veterano lanzador de paso calmado y experiencia milenaria nos recuerda algo esencial: el béisbol también es narrativa, humanidad, persistencia, y sobre todo, una historia de amor que puede durar más allá del promedio.
Bienvenido de nuevo, Jesse. El béisbol —y especialmente Atlanta— sigue necesitando héroes como tú.