Catástrofe en Ruidoso: lluvia monzónica arrasa con una comunidad y revive traumas recientes
Tres muertos, decenas de rescates y una comunidad en crisis: cómo la combinación de incendios forestales y lluvias intensas ha teñido de tragedia el verano en las montañas de Nuevo México
Un pueblo arrasado por el agua: el impacto de la tormenta en Ruidoso
La tarde del martes, el idílico pueblo montañés de Ruidoso, en el sur de Nuevo México, vivió una tragedia de dimensiones catastróficas. Fuertes lluvias monzónicas provocaron graves inundaciones súbitas que no solo destruyeron casas, vehículos y caminos, sino que también cobraron la vida de un hombre y dos niños. Las víctimas fueron arrastradas por las aguas desbordadas del Río Ruidoso, según confirmaron las autoridades locales.
No se trata de un evento aislado o inesperado. Ruidoso ha sido especialmente vulnerable debido a las secuelas de los incendios forestales que devastaron la región en el verano de 2024, eliminando vegetación vital que suele servir de barrera natural para las escorrentías.
Lo que dejó la inundación: rescates heroicos y pérdidas humanas
Las autoridades locales reportaron que se realizaron al menos 85 rescates acuáticos en la zona. Equipos de rescate de la Guardia Nacional y socorristas locales acudieron a la emergencia, salvando a docenas de residentes atrapados en sus vehículos o viviendas inundadas. Según Danielle Silva, del Departamento de Seguridad Nacional y Manejo de Emergencias de Nuevo México, el agua comenzó a bajar entrada la noche del martes, dando paso a las labores de búsqueda y limpieza.
Uno de los momentos más impactantes de la jornada fue captado por Kaitlyn Carpenter, una artista local que se encontraba refugiada de la tormenta en el Downshift Brewing Company. Desde la ventana, observó cómo una casa pasaba flotando por el río—una casa que reconoció de inmediato por su color turquesa característico. Era el hogar de su mejor amiga, ahora reducido a un recuerdo flotante atravesando el caudal del río desbordado.
“He estado en esa casa y tengo recuerdos ahí. Verla descender por el río fue simplemente desgarrador”, relató Carpenter, visiblemente conmovida por la experiencia.
Una tragedia anunciada: la herencia de los incendios forestales
La historia de desastres naturales en Ruidoso no es nueva. En el verano de 2024, los incendios South Fork y Salt consumieron más de 1,400 viviendas y estructuras. Estos incendios no solo forzaron evacuaciones masivas, sino que provocaron una transformación del ecosistema local. La pérdida de cobertura vegetal dejó el suelo incapaz de absorver agua, incrementando drásticamente el riesgo de inundaciones súbitas.
Matt DeMaria, meteorólogo del National Weather Service (NWS) en Albuquerque, explicó que las lluvias intensas sobre terrenos calcinados resultan especialmente peligrosas. “Las cicatrices de quemaduras no retienen el agua. La lluvia simplemente corre cuesta abajo y con mucha velocidad”, dijo. Según las mediciones preliminares, el Río Ruidoso alcanzó un nivel histórico de más de 6 metros, algo nunca visto.
El efecto dominó de los desastres naturales
La tragedia de Ruidoso se suma a un panorama más amplio de crisis meteorológicas en EE. UU. Hace apenas unos días, intensas inundaciones en Texas dejaron más de 100 muertos y 160 desaparecidos. La interconexión entre los incendios forestales, el cambio climático, y los patrones extremos de lluvia está quedando más que clara.
El propio alcalde de Ruidoso, Lynn D. Crawford, reconoció la gravedad de la situación en un emotivo discurso transmitido por radio: “Sabíamos que vendrían las inundaciones... pero esta nos golpeó más fuerte de lo que esperábamos”. También hizo referencia a reportes de caballos muertos cerca de la pista de carreras de la ciudad, otra pérdida en una jornada teñida de luto.
Un sistema de alerta que no fue suficiente
El National Weather Service había emitido alertas de inundación para la zona, pero el agua se elevó con tal rapidez que dejó marginado cualquier protocolo de emergencia. En cuestión de minutos, la crecida del río obligó a cerrar carreteras, puentes e incluso impidió el acceso a varias comunidades.
En una entrevista, Cory State, empleado del Downshift Brewing Company, narró cómo recibió a decenas de residentes buscando refugio. Observó con terror cómo la corriente del río se llevaba una casa, árboles y todo lo que encontraba a su paso. “Fue una de las cosas más devastadoras que he visto en mi vida”, afirmó.
¿Estamos preparados para estos nuevos desastres?
Lo ocurrido en Ruidoso debe servir como una advertencia sobre la urgente necesidad de adaptar infraestructuras urbanas y rurales para soportar los efectos del cambio climático. Las lluvias intensas, aceleradas por sistemas monzónicos, ya no son fenómenos raros sino patrones que se repiten con frecuencia cada vez mayor.
Según un informe de la IPCC, las zonas afectadas por incendios forestales experimentarán un incremento significativo en el riesgo de inundaciones en los próximos años. De hecho, se estima que las regiones montañosas del suroeste de EE. UU. podrían tener hasta un 40% más de eventos de lluvia extrema en la próxima década.
Refugios, solidaridad y reconstrucción
Frente a la devastación, también hay señales de esperanza. Las autoridades municipales, con apoyo estatal y federal, han abierto al menos tres refugios temporales para quienes han perdido todo. Las iglesias y comercios locales también están organizando campañas solidarias para proporcionar alimentos, ropa y alojamiento. Los habitantes de Ruidoso saben, por amarga experiencia, que solo la unión comunitaria podrá sacarlos adelante una vez más.
La situación está siendo monitoreada por la Federal Emergency Management Agency (FEMA), mientras equipos de ingenieros civiles evalúan la estabilidad de puentes, sistemas de drenaje y viviendas colapsadas. Se espera que la reconstrucción incluya medidas resilientes: reforestación, ampliación de riberas fluviales y protocolos de emergencia más eficientes.
Un verano que no olvidarán
Para los habitantes de Ruidoso, este verano quedará grabado en la memoria como uno de los más oscuros. No solo por la letalidad del desastre, sino por la intensidad emocional de ver su entorno destruido por segunda vez en menos de un año. Las casas arrastradas por el río, los recuerdos desaparecidos en el lodo y las pérdidas humanas son heridas abiertas que tardarán en sanar.
Mientras los equipos de rescate continúan su labor y la comunidad busca rehacerse, una cosa es clara: Ruidoso necesita ayuda. Y necesita soluciones estructurales a largo plazo. Porque lo que está en juego no es solo la seguridad física de sus habitantes, sino su derecho a vivir sin el temor constante de que la próxima lluvia lo arrase todo de nuevo.