El desayuno americano en jaque: cómo los aranceles de Trump a Brasil pueden subir el precio del café, el jugo y más
El conflicto comercial entre EE.UU. y Brasil amenaza con alterar productos clave en la dieta estadounidense. ¿Qué hay detrás de la jugada política de Trump?
Un conflicto arancelario con sabor amargo
El expresidente Donald Trump ha vuelto a desatar tensiones internacionales. Esta vez, amenaza con aplicar un arancel de hasta el 50% a productos brasileños de vital importancia para los estadounidenses, como el café y el jugo de naranja. La medida, si entra en vigor el 1 de agosto, no solo afectará al comercio bilateral sino también potencialmente al bolsillo —y al desayuno— de millones de ciudadanos en Estados Unidos.
¿Por qué Trump arremete contra Brasil?
Oficialmente, Trump ha citado como motivo las sanciones de la corte suprema brasileña contra su aliado Jair Bolsonaro y las regulaciones impuestas contra redes sociales estadounidenses. Según Trump, estas políticas son "punitivas contra la libertad de expresión" y "abusivas contra la inversión extranjera". Sin embargo, muchos analistas ven en esta maniobra una jugada política, apuntando a reforzar su discurso internacionalista de cara a las elecciones de 2024.
El desayuno estadounidense está en peligro
Una de las posibles víctimas de esta disputa es el desayuno típico de EE.UU. ¿Por qué? Porque dos de sus ingredientes clave —el café y el jugo de naranja— provienen principalmente de Brasil:
- Café: Brasil es el mayor proveedor global de café y representa aproximadamente el 30% del mercado estadounidense, según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. A esto se suma un descenso de las reservas globales por efecto del cambio climático que ya eleva los precios. Un arancel del 50% provocaría aumentos aún más marcados en el precio por taza.
- Jugo de naranja: Brasil exporta al mercado estadounidense más de 3 mil millones de litros cada año, lo que representa el 60% de las importaciones de EE.UU. en este rubro. Ibiapaba Netto, de la Asociación Brasileña de Exportadores de Cítricos, advierte: "No existe otro país que pueda reemplazar a Brasil a la escala requerida por EE.UU."
Impacto en el bolsón del consumidor estadounidense
El resultado directo de esta guerra de aranceles sería un aumento de precios para los consumidores. Marcos Matos, director ejecutivo de Cecafé en Brasil, declaró: “Será dañino para nosotros, los exportadores de café, pero también para la industria estadounidense y su consumidor final, quien terminará pagando más.”
Además, es probable que esta medida provoque una reacción recíproca de Brasil. El presidente Lula da Silva ya advirtió que tomará represalias si no se llega a un acuerdo.
¿Y la carne y la aviación?
Más allá del café y el jugo, hay otros productos brasileños que también estarían dentro del paquete de sanciones:
- Carne vacuna: Brasil es uno de los principales proveedores de carne a EE.UU. durante los ciclos de escasez en la producción ganadera local. Según Roberto Perosa, presidente de la Asociación Brasileña de Industrias Exportadoras de Carnes, “lo único que logra esto es encarecer el precio para el ciudadano norteamericano que quizás no podría pagar carne si sube un 30%”.
- Aeronaves: Embraer, el gigante aeronáutico brasileño, también podría verse golpeado. Según la administradora financiera XP Investimentos, el 60% de los ingresos de Embraer provienen de ventas a EE.UU. La compañía señaló que está evaluando el impacto y que discutirá más en detalle durante su próxima llamada de resultados financieros el 5 de agosto.
Un intercambio desigual desde hace tiempo
Ambos países mantienen una relación comercial rica en historia, pero también desigual en perspectivas. Según cifras del propio gobierno estadounidense, EE.UU. tiene un superávit comercial con Brasil de $6.8 mil millones. Lula, en declaraciones recientes, declaró que a lo largo de los últimos 15 años, EE.UU. ha tenido un superávit acumulado de más de $410 mil millones.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), EE.UU. es el segundo mayor socio comercial de Brasil, después de China. Los sectores afectados constituyen una porción significativa de los ingresos por exportaciones del país sudamericano.
¿Hay salida diplomática?
Brasil aún tiene ases bajo la manga en esta potencial guerra comercial. Luiz Rua, secretario de comercio y relaciones internacionales del Ministerio de Agricultura, reconoció que se están negociando contrapartidas con EE.UU. por ejemplo en:
- Acceso al mercado de etanol brasileño, deseado por empresas estadounidenses.
- Acceso brasileño al mercado de azúcar de EE.UU., donde actualmente existen cuotas limitantes.
Por ahora, los líderes del sector agroalimentario brasileño piden a Lula que anteponga la vía diplomática hasta el último minuto. “No es momento para cerrar puertas, sino para abrir canales”, dice Netto.
El trasfondo político es innegable
Los críticos señalan que el trasfondo de este aumento arancelario es eminentemente ideológico. Trump ha sido abierto defensor de Jair Bolsonaro, y Brasil inició procesos judiciales contra el exmandatario por su implicación en el intento de revertir el resultado electoral de 2022. Además, las leyes brasileñas que exigen a las redes sociales operar dentro de la legislación local han irritado al sector tecnológico estadounidense con sede en Silicon Valley, aliado clave de Trump.
En palabras de Marcos Jank, profesor de agronegocios globales del instituto Insper de São Paulo: “Esta vez no hay un interés económico detrás del arancel, su motivación es 100% política.”
¿Y si no hay acuerdo?
De confirmarse el aumento del arancel al 50% el 1 de agosto, las consecuencias serían múltiples:
- Incremento del costo de vida en EE.UU., especialmente en productos alimenticios básicos.
- Fragmentación de la cadena de suministro en sectores como aviación y agroindustria.
- Perjuicio mutuo: ambos países operan como socios comerciales de largo plazo. Un conflicto sostenido dañaría esa simbiosis.
Como reza el viejo adagio latinoamericano: Cuando dos gigantes pelean, los pequeños siempre pagan la cuenta. En este caso, el “pequeño” podría ser tanto el productor brasileño como el consumidor estadounidense.
Una advertencia para el futuro
Más allá del café o el jugo de naranja, este episodio lanza una nueva señal sobre cómo la geopolítica moderna puede impactar en la economía doméstica. Los consumidores estadounidenses podrían ver cómo decisiones exteriores aumentan el precio de productos tan cotidianos como su taza matutina de café, o un vaso de jugo de naranja en el desayuno. Y eso sin contar las consecuencias indirectas en empleos, cadenas de logística y relaciones diplomáticas.
Trump ha demostrado una vez más cómo su influencia trasciende fronteras, pero también deja claro que, incluso sin estar en la Casa Blanca, aún puede agitar la economía mundial. El costo: tu próximo desayuno podría ser más caro de lo que imaginas.