Narcos, linchamientos y tensiones diplomáticas: la sombra del crimen en Latinoamérica
De Guatemala a Colombia, pasando por El Salvador y México, una semana marcada por violencia comunitaria, lucha contra el narcotráfico y disputas diplomáticas
Vigilantismo y desesperación en Guatemala: un linchamiento que revela un Estado fallido
El pasado martes, una serie de sismos azotaron Guatemala dejando al menos siete personas muertas, decenas de heridos y comunidades enteras sin electricidad ni agua potable. Pero el desastre natural dejó otra cicatriz: en la localidad rural de Santa María de Jesús, en el departamento de Sacatepéquez, cinco hombres fueron linchados por la comunidad tras ser acusados de saquear casas dañadas por los terremotos.
La purga colectiva fue brutal. Según el Ministerio del Interior, los vecinos organizaron patrullajes comunitarios y, al identificar a los sospechosos, impidieron que las autoridades los detuvieran. En lugar de entregarlos a la justicia, los golpearon con palos y piedras y luego los quemaron vivos.
Este linchamiento no es un hecho aislado. En las últimas dos décadas, Guatemala ha registrado un promedio anual de más de 300 linchamientos o intentos de linchamiento, según datos del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM). Pero, ¿qué lleva a comunidades enteras a tomar la justicia por su mano?
El vacío institucional y la justicia colectiva
En zonas rurales como Santa María de Jesús, la presencia del Estado es prácticamente nula. El acceso a servicios básicos es limitado, y la confianza en las fuerzas de seguridad o el sistema judicial es mínima. Tras un desastre natural, ese abandono se acentúa, y cualquier atisbo de crimen puede convertirse en chispa de la barbarie.
“Las autoridades no vienen. Nosotros cuidamos lo poco que nos queda”, dijo uno de los vecinos que presenció el linchamiento, bajo condición de anonimato.
Este tipo de actos responden a una lógica de autodefensa comunitaria que, aunque condenable, revela la desesperación de quienes viven permanentemente en un estado de excepción.
Bukele vs México: diplomacia al borde del tuitazo
Mientras Guatemala vive la justicia tribal, otro frente de tensión se abría al este del istmo centroamericano. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, estalló en redes sociales tras declaraciones del gobierno de México que sugerían que una avioneta interceptada con un cargamento de cocaína habría salido de territorio salvadoreño.
“FALSO”, respondió Bukele en una publicación en X, acompañada de un mapa del supuesto trayecto de la aeronave. La tensión escaló hasta tal punto que El Salvador retiró a su embajador de México como medida de presión diplomática.
El avión, que transportaba varios cientos de kilos de cocaína, fue interceptado sobre aguas del Pacífico por fuerzas mexicanas, y en ella viajaban tres ciudadanos mexicanos. No se hallaron pruebas fehacientes de que la nave saliera de El Salvador.
Finalmente, la cancillería mexicana envió una carta diplomática que aclaraba que no existía evidencia concreta de que la aeronave se hubiera originado en suelo salvadoreño. Bukele agradeció la aclaración, aunque no confirmó si devolvería a su embajador a Ciudad de México.
Cocaína y mafia calabresa: el 'domino narco' en el cono sur
Y mientras los cielos eran teatro de disputas diplomáticas, en tierra firme, las fuerzas de seguridad colombianas anunciaban la captura de Giuseppe "Peppe" Palermo, presunto cabecilla de una célula de la mafia italiana ’Ndrangheta en América Latina.
Palermo fue arrestado en Bogotá en una operación conjunta entre Colombia, Italia, Reino Unido y Europol. Según las autoridades, este mafioso italiano gestionaba rutas de tráfico de cocaína desde Colombia, Perú y Ecuador hacia Europa, donde la ’Ndrangheta controla gran parte del mercado de drogas.
“No solo dirigía la compra, también controlaba las rutas marítimas y terrestres”, declaró el general Carlos Fernando Triana, jefe de la Policía colombiana.
Este golpe evidencia el enlace directo entre los cárteles latinoamericanos y la mafia europea, en una red criminal que mueve más de $110 mil millones de dólares al año en el mercado global de la cocaína, según estimaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Las cifras que no mienten: el 'boom' de la cocaína en América Latina
El negocio va en auge. En 2023, la producción ilegal de cocaína alcanzó las 3.708 toneladas métricas, un incremento del 34% con respecto al año anterior. Este aumento se debe principalmente a la expansión sin control de cultivos de hoja de coca en Colombia, donde más de 230.000 hectáreas están dedicadas a esta actividad ilegal.
“Mientras no exista una alternativa económica viable para muchas comunidades rurales, el cultivo de coca seguirá siendo la única opción posible”, comentó la experta en seguridad Ana María Cano.
El análisis: tres países, un enemigo común
Guatemala, El Salvador y Colombia han protagonizado esta semana tres noticias distintas, pero íntimamente conectadas: crimen, tensión y justicia. Desde el linchamiento en Sacatepéquez hasta el arresto de Palermo, la fragilidad institucional latinoamericana queda al desnudo.
Aunque Bukele insiste en su narrativa de “mano dura” y seguridad total —que le ha valido una popularidad superior al 75%—, los hechos lo contradicen: los flujos de droga siguen, los carteles colaboran entre fronteras, y la guerra contra el narcotráfico parece, aún, lejos de resolverse.
En Honduras, por ejemplo, el expresidente Juan Orlando Hernández fue condenado por narcotráfico por una corte de Nueva York; y en Ecuador, el caos fusiló cualquier esperanza de estabilidad tras la escalada de violencia carcelaria y asesinatos políticos. Lo que ocurrió esta semana en países como Guatemala y Colombia es solo la punta del iceberg.
Un continente entre dos fuegos
De un lado, el crimen organizado multinacional con recursos casi ilimitados. Del otro, comunidades abandonadas que se sienten obligadas a tomar la justicia en sus propias manos. En el medio, gobiernos que oscilan entre el autoritarismo populista y la parálisis institucional.
Como expresó el analista Sergio Ramírez: “Latinoamérica no ha perdido la guerra contra el narcotráfico, porque nunca ha tenido suficientes soldados para pelearla en serio”.
Mientras tanto, cinco hombres fueron quemados vivos en una plaza guatemalteca. Palermo fue esposado camino a su extradición. Y dos mandatarios centroamericanos intercambiaron reproches por Twitter. El crimen, sin embargo, sigue su camino.