Srebrenica, 30 años después: Memoria, dolor y la lucha contra el olvido

Tres décadas después del genocidio que arrebató la vida de más de 8,000 hombres y niños bosnios musulmanes, el mundo se reúne para recordar, rendir homenaje y exigir justicia.

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Un aniversario marcado por el luto y la esperanza

El 11 de julio de 2025 marcó el 30º aniversario del genocidio de Srebrenica, una de las páginas más oscuras del siglo XX europeo. Más de 8,000 hombres y niños bosnios musulmanes fueron brutalmente asesinados por las fuerzas serbobosnias tras la toma de este enclave declarado como zona segura por las Naciones Unidas, durante la última fase de la guerra de Bosnia (1992-1995).

Este año, miles de personas de Bosnia y del resto del mundo acudieron al Centro Memorial de Potocari para rendir homenaje a las víctimas, asistir al funeral colectivo de siete nuevas víctimas identificadas y participar de una serie de actividades conmemorativas que buscan proteger la memoria ante el peligro del revisionismo y el negacionismo.

Búsqueda interminable: enterrar huesos, no cuerpos

Aunque ya se han identificado y enterrado a más de 6,000 víctimas en el cementerio de Potocari, la tarea de recuperación continúa. Cada año, se realizan nuevos entierros conforme el Instituto para las Personas Desaparecidas de Bosnia obtiene autorización para exhumar y analizar restos hallados en fosas comunes.

Mirzeta Karic, una de las familiares presentes, describió entre lágrimas el dolor de enterrar tan solo un fragmento de su padre: “Treinta años de búsqueda y estamos enterrando un hueso”. Este tipo de declaración evidencia la crudeza de un crimen que buscaba no solo matar, sino borrar todo rastro.

Las dimensiones del horror: cuerpo por cuerpo

Tras la caída de Srebrenica el 11 de julio de 1995, las fuerzas al mando del general Ratko Mladić separaron sistemáticamente a hombres y niños de sus familias. En cuestión de días, comenzaron las ejecuciones masivas, que dejaron una estela de cuerpos repartidos en fosas comunes, algunas ubicadas a kilómetros de distancia unas de otras.

El objetivo fue ocultar las evidencias del crimen: los cuerpos eran enterrados, desenterrados con bulldozers y diseminados. Esto ha dificultado el proceso de identificación. Algunas víctimas han sido enterradas en diferentes momentos, conforme se hallan nuevas partes de sus esqueletos.

La figura de Srebrenica en el derecho internacional

El reconocimiento legal del genocidio de Srebrenica se alcanzó gracias a fallos históricos del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Ambos considerados tribunales de las Naciones Unidas, sentenciaron que lo ocurrido constituía el crimen de genocidio, el único reconocido como tal en Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Estas cortes llevaron al enjuiciamiento de figuras clave como:

  • Radovan Karadzic, líder político serbobosnio, condenado a cadena perpetua.
  • Ratko Mladić, comandante militar de las fuerzas serbobosnias, también condenado por genocidio y crímenes de lesa humanidad.

A pesar de esto, sectores políticos en la República Srpska y en Serbia continúan negando que lo ocurrido haya sido un genocidio, lo que refleja una peligrosa negación de responsabilidad que sigue golpeando a los sobrevivientes y a sus familias.

Exhibiciones para no olvidar

Una conmovedora exhibición fue inaugurada en Srebrenica en la víspera del aniversario. Se presentaron objetos personales recuperados de las fosas comunes: relojes, gorras, llaves, fotografías, carteras. Vestigios cotidianos que reconstruyen identidades arrancadas sin piedad.

Este tipo de iniciativas tienen doble valor: permiten una aproximación humana al genocidio —una mochila puede contar la historia de un muchacho de 17 años— y constituyen pruebas documentales contra el olvido y la falsificación histórica.

Una conmemoración internacional

La conmemoración de este año cobra aún más peso tras la adopción de una resolución de la Asamblea General de la ONU en 2024 que declara el 11 de julio como Día Internacional de Conmemoración del Genocidio de Srebrenica. La iniciativa fue impulsada por Alemania y Ruanda, y apoyada por una amplia mayoría de países, aunque Serbia y algunos aliados votaron en contra.

Desde líderes como el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier hasta representantes de organizaciones como Amnistía Internacional, se sumaron a los actos en Potocari o enviaron discursos de solidaridad. Sin embargo, el presidente serbio, Aleksandar Vučić, publicó una escueta nota en la red X donde calificó lo ocurrido como un “crimen terrible” sin emplear la palabra “genocidio”.

El trauma persistente

Muchos sobrevivientes relatan que el trauma nunca se fue. Algunos regresaron a Srebrenica con la esperanza de reconstruir sus vidas, otros no pudieron volver nunca. Las heridas son emocionales, pero también sociales y políticas. Bosnia-Herzegovina, a tres décadas de su guerra, continúa dividida étnicamente, con tensiones latentes e impunidad parcial.

Según un informe de Human Rights Watch, más del 60% de los jóvenes de la región no han oído información fidedigna sobre lo ocurrido en Srebrenica, lo que refleja una grave falla en el sistema educativo y el proceso de reconciliación.

Negacionismo en la región: una lucha contra el tiempo

El negacionismo crece como una amenaza real en los Balcanes. Líderes nacionalistas serbios, como Milorad Dodik, presidente de la entidad serbobosnia (República Srpska), han respaldado leyes que prohíben la calificación de genocidio a los hechos de 1995 y organizado homenajes a criminales de guerra condenados.

Este tipo de discursos son peligrosos no solo para las víctimas y su memoria, sino también para la estabilidad regional. El Alto Representante de la comunidad internacional en Bosnia, Christian Schmidt, ha advertido en múltiples ocasiones que el negacionismo puede facilitar la repetición del pasado.

Sobrevivientes y justicia transicional

Los sobrevivientes de Srebrenica han sido clave en mantener viva la memoria. Asociaciones como “Madres de Srebrenica” han jugado un papel fundamental en la recopilación de pruebas, presión internacional y preservación del relato histórico.

Sin embargo, muchas denuncias de violencia sexual, desapariciones forzadas y complicidad local aún no han sido completamente juzgadas. La justicia transicional sigue siendo un proceso incompleto en Bosnia-Herzegovina. Los tribunales locales enfrentan limitaciones presupuestarias, presión política y amenazas directas.

Legado y responsabilidad global

Srebrenica no es solo un acontecimiento balcánico. Es un símbolo universal del fracaso de la comunidad internacional, de la pasividad de los cascos azules de la ONU que no intervinieron a pesar de evidencias del riesgo inminente, y del lento accionar humanitario ante señales de genocidio.

Hoy, recordarlo es una forma de vigilar situaciones similares en lugares como Gaza, Myanmar o Sudán. Como dijo la jurista Carla Del Ponte, exfiscal del TPIY: “El precio de ignorar Srebrenica es repetirlo en nuevos escenarios”.

Entre la memoria y el futuro

Las generaciones nacidas tras el genocidio cargan una memoria heredada. Algunos la viven como una mochila que pesa, otros como una bandera de lucha. El futuro de Bosnia dependerá en gran parte de su capacidad de transformar el dolor en convivencia basada en justicia, verdad y reconocimiento mutuo.

Como expresó en Potocari uno de los jóvenes participantes del acto: “No queremos ser hijos del odio, sino los padres del entendimiento”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press