Humo, política e inmigración: una nación atrapada entre narrativas y realidad

Mientras Estados Unidos lidia con incendios tóxicos en el norte y promesas incendiarias en el sur, la gestión del gobierno sobre la criminalidad de los migrantes está bajo el microscopio

La narrativa de la “invasión criminal”

Durante su candidatura y ahora en su segunda presidencia, Donald Trump se ha aferrado a una narrativa potente: la idea de una oleada de criminales brutales ingresando a Estados Unidos a través de sus fronteras. La promesa más fuerte que ha hecho varias veces es implementar “la mayor operación de deportación en la historia del país”. La medida, asegura, protegerá a los ciudadanos estadounidenses de los "asesinos, violadores y depredadores infantiles" que, afirma, ha dejado entrar la administración Biden.

Sin embargo, los datos cuentan una historia diferente. La estadística oficial demuestra que la gran mayoría de los detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no tiene antecedentes penales. Esto crea un choque evidente entre la retórica política y la realidad de los operativos migratorios.

¿Quiénes son los detenidos realmente?

Según datos de ICE al 29 de junio, hay 57,861 personas detenidas. De ellas, el 71.7% —más de 41,000 individuos— no tenía condenas penales al momento del arresto. Incluso entre aquellos con antecedentes, la mayoría había cometido delitos no violentos, como infracciones migratorias, de tráfico o delitos menores relacionados con el vicio.

De acuerdo con datos internos obtenidos por el Cato Institute, desde que inició el año fiscal 2025 (en octubre de 2024), 65% de los más de 204,000 migrantes procesados por ICE no tenían antecedentes penales. Solo un 6.9% de todos los detenidos habían cometido crímenes violentos. Esto tumba de manera contundente la idea de un ejército de criminales cruzando la frontera.

El sistema de niveles de amenaza que contradice el discurso oficial

ICE asigna a cada detenido un nivel de amenaza del 1 al 3, siendo 1 el más elevado. El informe más reciente, al 23 de junio, muestra que el 84% de los detenidos en 201 centros migratorios no fueron clasificados con ningún nivel de amenaza. Solo el 7% tenía un nivel 1; el 4%, nivel 2; y el 5%, nivel 3. Esto refuerza las críticas de que el sistema se está utilizando de forma desproporcionada:

  • 84%: sin nivel de amenaza asignado
  • 7%: Nivel 1 (mayor amenaza)
  • 4%: Nivel 2
  • 5%: Nivel 3

Criminalizar la migración para justificar políticas extremas

El enfoque político actual no es nuevo, pero ha ganado fuerza impulsado por un discurso que busca generar temor. Ahilan Arulanantham, codirector del Centro de Derecho y Política Migratoria de UCLA, lo resume así: “Hay una desconexión profunda entre la retórica y la realidad. No están yendo tras los peores criminales, sino tras personas sin ningún antecedente.”

Lauren-Brooke Eisen, del Brennan Center for Justice, añade: “No hay evidencia alguna de que los inmigrantes estén impulsando la criminalidad en EE. UU. Lo que vemos es un uso deliberado del miedo para justificar políticas migratorias agresivas.”

El caso de Laken Riley: símbolo y distorsión

Donald Trump ha utilizado casos específicos como el de Laken Riley, una joven asesinada por un migrante venezolano, para fortalecer su narrativa. Este caso es sumamente trágico, pero es infrecuente y aislado, aunque se ha erigido como símbolo del supuesto crimen inmigrante. A raíz del caso, Trump firmó la Laken Riley Act, que exige la detención de migrantes no autorizados acusados de robo o crímenes violentos.

El problema radica en que este tipo de legislación surge impulsada por un único caso dramático, ignorando la big data migratoria: En 150 años, los inmigrantes han tenido tasas más bajas de encarcelamiento que los ciudadanos estadounidenses nacidos en el país, según un estudio del National Bureau of Economic Research de 2023.

Números de detenciones en aumento por órdenes políticas

El aumento reciente en detenciones no responde necesariamente a un repunte del crimen en la comunidad inmigrante, sino a una cuota interna impuesta por la Administración Trump. En mayo, el jefe adjunto de gabinete, Stephen Miller, ordenó a ICE realizar 3,000 arrestos diarios, elevando el número diario desde los 650 de los primeros cinco meses del año.

El efecto fue inmediato. En mayo, ICE arrestó 30% más personas que en abril. En junio, el número volvió a aumentar otro 28%, aunque la mayoría de los arrestados no eran criminales:

  • Febrero - mayo: promedio diario de 421-454 personas sin antecedentes
  • Última semana de mayo: 678 personas diarias
  • Primera quincena de junio: 927 personas diarias

Lo que se evidencia es un uso politiquero de los recursos institucionales migratorios bajo un lente de espectáculo electoral.

El discurso que expulsa

Más allá de las cifras, la retórica tiene consecuencias humanas. Arulanantham subraya: “Esto hace que las comunidades inmigrantes se sientan atacadas y marginadas. Abre espacio al odio, a la desinformación y a los crímenes de odio.”

Incluso Eisen advierte que la manipulación narrativa afecta a toda la sociedad: “Lo que todos queremos son comunidades seguras y sanas. Pero mentir sobre quienes son los inmigrantes no es el camino para lograrlas.”

Entre el fuego físico y el fuego político

Curiosamente, el norte del país, específicamente Minnesota y Dakota del Norte, enfrenta otra amenaza: la calidad del aire se ha deteriorado gravemente debido al humo de incendios forestales en Canadá. Mientras la nación debate la “toxina” migratoria del sur, el aumento del fuego real en el norte afecta gravemente la salud pública.

“Si cuelgas un buen lomo de cerdo de un árbol, se ahuma solo”, bromeó Al Chirpich, dueño de un resort en Detroit Lakes. Su negocio se ha visto afectado: ningún alquiler de botes, sitios de RV vacíos y visibilidad nula en el lago.

El problema es serio: según la Agencia de Protección Ambiental (EPA), parte de Dakota está clasificada con calidad de aire “muy insalubre” —una de las peores del país— debido al humo concentrado.

Hasta la Rim Norte del Gran Cañón en Arizona y partes del Black Canyon en Colorado permanecen cerradas por los incendios, afectando a miles de turistas y comunidades aledañas.

Y mientras tanto, Guantánamo espera...

Por si fuera poco, un caso judicial que ha durado más de 20 años sigue en suspenso: el juicio contra Khalid Sheikh Mohammed, supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre. Un acuerdo de culpabilidad negociado bajo la Administración Biden fue anulado por el entonces Secretario de Defensa Lloyd Austin, alegando que las víctimas merecen ver un juicio público.

Las víctimas esperan justicia, mientras las cortes militares se enredan en una maraña legal, incluyendo interrogantes sobre si se puede usar evidencia conseguida mediante tortura (Mohammed fue asfixiado con agua 183 veces en custodia de la CIA).

Una nación dividida por el humo

Desde las llamas del norte hasta las metáforas infernales del sur, Estados Unidos respira un aire cargado de tensión, literal y figuradamente. En un lado, comunidades huyen de incendios reales; en el otro, migrantes son perseguidos por crímenes que en su mayoría no cometieron. En ambos casos, la desinformación alimenta el miedo y la polarización.

Lo alarmante no es que existan amenazas —tanto el crimen como el fuego forestal son reales—, sino que se escojan enemigos fabricados para encender las brasas del discurso electoral, en lugar de usar los datos para extinguir los mitos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press