Muhammadu Buhari: El legado controvertido de un líder entre dictadura y democracia
De promesas rotas a protestas sangrientas, la presidencia de Buhari dejó cicatrices profundas en la política y sociedad nigeriana
El ascenso y retorno de un viejo conocido
Muhammadu Buhari no fue un político común. Encarna una figura única en la historia contemporánea de África: un exdictador militar que logró ser elegido por la vía democrática. Gobernó Nigeria primero entre 1983 y 1985 tras un golpe de Estado, para después regresar en 2015 con más votos que ningún candidato previo. Este regreso fue recibido con esperanza, especialmente por jóvenes hartos de la corrupción endémica, la inseguridad y crisis económicas que asolaban al país más poblado del continente. Sin embargo, tras ocho años de liderazgo civil (2015–2023), el juicio de la historia sobre Buhari es, cuanto menos, ambiguo. Sus años en el poder estuvieron marcados por severos desafíos, pero también por controversiales decisiones políticas y represivas.'EndSARS' y la represión a la juventud
Uno de los momentos más significativos —y trágicos— durante su mandato fue la revuelta conocida como #EndSARS en octubre de 2020. La protesta, iniciada por jóvenes a través de redes sociales, denunciaba los abusos sistemáticos de la unidad policial conocida como Special Anti-Robbery Squad (SARS). La presión forzó a Buhari a anunciar la disolución del cuerpo, pero pronto las manifestaciones tomaron tintes más amplios, exigiendo reformas estructurales. La respuesta del Estado fue brutal. El 20 de octubre de 2020, soldados abrieron fuego contra manifestantes pacíficos en el peaje de Lekki, en Lagos. Según Amnistía Internacional, al menos 12 personas murieron. Buhari nunca reconoció las muertes en su discurso nacional posterior, en el que tildó a los manifestantes de "alborotadores" y advirtió contra "la desestabilización del orden nacional".Twitter, censura y la libertad de expresión
Meses después, otra polémica involucró directamente la figura del presidente fuera de las calles: el gobierno suspendió el acceso a Twitter por siete meses, en respuesta a la eliminación de un tweet de Buhari que fue catalogado como amenazante hacia un grupo secesionista. Twitter era el principal espacio de expresión y organización para los nigerianos críticos de su gobierno. Con esto, surgieron acusaciones generalizadas de censura y represión digital. Desde su pasado como militar, Buhari mostraba reticencia hacia la crítica. Durante su presidencia, periodistas, activistas y políticos opositores fueron arrestados. Uno de los casos más notorios fue el del activista Omoyele Sowore, quien fue re-arrestado en plena sala del tribunal.Economía: del proteccionismo a la recesión
En el terreno económico, Buhari heredó una Nigeria en dificultades, pero las políticas aplicadas durante su mandato agravaron la situación para muchos. En 2016 y en 2020, el país cayó en recesión. Una de las decisiones más controversiales fue el cierre total de fronteras en 2019, en un intento por fomentar la producción interna, sobre todo agrícola. Sin embargo, esto provocó una oleada inflacionaria que afectó a los hogares de forma directa. En paralelo, su gobierno impuso un tipo de cambio artificial entre el naira nigeriano y el dólar, lo que generó un mercado negro más robusto y otra ronda de devaluaciones.“Buhari dejó un legado de deuda que continúa saboteando los esfuerzos económicos de sus sucesores”, dijo Akeem Alao, docente en Lagos.Según el Fondo Monetario Internacional, la deuda pública de Nigeria pasó de representar el 20% del PIB en 2015 a aproximadamente el 37% en 2023. Aunque estas cifras pueden no parecer altísimas comparadas con otras naciones, el mayor problema para Nigeria ha sido el escaso rendimiento de esta inversión y la creciente dependencia del petróleo.
La promesa incumplida de la seguridad
Buhari se presentó en 2015 como el general que derrotaría a Boko Haram. Durante años, su mensaje fue que el grupo estaba "técnicamente derrotado". Pero los datos señalan lo contrario. Desde 2015, Boko Haram y su escisión, el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), expandieron su influencia más allá del noreste de Nigeria. El grupo perpetró ataques en la capital, Abuja, asaltó trenes, realizó secuestros masivos e incluso organizó fugas de prisiones. Más de 35.000 personas han muerto y más de 2 millones siguen desplazadas por la violencia en el norte del país.Buhari y su legado: entre el silencio y la polarización
El silencio selectivo de Buhari marcó buena parte de su presidencia. A menudo evitaba confrontar directamente escándalos o crisis, desde protestas sociales hasta represión policial. Si bien contaba con una base sólida entre algunos sectores conservadores y nacionalistas, su figura fue altamente polarizante. No fueron sólo los jóvenes y los urbanos quienes se desencantaron. Muchos entre la clase media, empresarios agrícolas y hasta gobernadores estatales expresaban frustración por la falta de coordinación, ejecución y voluntad política. Según el Afrobarómetro 2022, sólo el 34% de los nigerianos confiaban en que su país iba en la dirección correcta al final del mandato de Buhari, una caída drástica respecto al 65% de sus primeros meses en el poder.Lo que viene para Nigeria
Tras su salida en 2023, Bola Tinubu asumió el poder, prometiendo reformas audaces y un enfoque más liberal. Sin embargo, el legado de Buhari pesa en todos los frentes. Desde la percepción ciudadana de corrupción e impunidad, hasta una narrativa polarizada que aún divide al país en torno a los fallos —y aciertos, pocos pero significativos— de su administración. Uno de los aciertos que incluso sus críticos reconocen fue la aplicación de proyectos de infraestructura masiva, como el tren Lagos-Ibadan. No obstante, el costo de esas obras, su endeudamiento asociado y la pobre gestión institucional que las sostuvo, siguen generando debate.El veredicto histórico aún es incierto
Quizá, la frase que mejor encapsula el sentir nacional sea la de la escritora Olive Chiemerie:“Buhari heredó una buena voluntad sin precedentes y la desperdició. Su legado es de oportunidades perdidas, desigualdad creciente y un país que debe recoger los pedazos.”Buhari buscó dejar huella como el líder que salvó Nigeria. Para muchos, será recordado como un hombre que falló cuando más se esperaba de él. Y es, precisamente, esa dimensión trágica la que lo convierte en una figura tan fascinante como desconcertante del siglo XXI africano.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press