El retorno del mosaico perdido: una joya erótica romana regresa a Pompeya
Tras ocho décadas desaparecido, un valioso mosaico con una escena íntima vuelve al Parque Arqueológico de Pompeya gracias a una cadena de restitución cultural y cooperación internacional
Pompeya, la ciudad romana sepultada por la furia del Vesubio en el año 79 d.C., sigue desvelando sus secretos y recuperando su patrimonio. Esta vez, la noticia no proviene de un nuevo hallazgo arqueológico, sino del retorno de una de sus piezas más valiosas: un mosaico erótico de época romana, robado durante la Segunda Guerra Mundial por un oficial nazi y recientemente devuelto a Italia a través de una singular cadena de restitución diplomática y cultural.
Una obra con historia: del Imperio a la guerra
El mosaico, creado entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C., representa una escena íntima entre una pareja de amantes, mostrando una transición en el arte romano desde la exaltación mítica y heroica de la era helenística hacia lo doméstico y humano. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, lo describió como una pieza de "extraordinario interés cultural" debido a este cambio temático en el arte romano.
Durante la Segunda Guerra Mundial, un capitán del ejército nazi, parte de la Wehrmacht, asignado a tareas logísticas en Italia, sustrajo la obra. Como muchos otros casos de expolio durante el conflicto, el mosaico desapareció del radar oficial y acabó formando parte de una colección privada en Alemania.
Ocho décadas de silencio: ¿dónde estuvo el mosaico?
Durante más de 75 años, la obra permaneció lejos de su lugar de origen. El mosaico estaba en posesión de un ciudadano alemán, quien, según afirman las autoridades italianas, lo había recibido en herencia de un familiar —posiblemente el propio capitán nazi o alguien cercano a él—.
Los herederos del propietario fallecido, después de descubrir el origen del objeto, contactaron con la unidad especializada de los Carabinieri en protección del patrimonio cultural. En un gesto inusual pero muy significativo, solicitaron voluntariamente la devolución de la obra al Estado italiano.
Autenticación, repatriación y cooperación internacional
La autenticación del mosaico fue una operación meticulosa. Los expertos del parque de Pompeya, en colaboración con los Carabinieri, confirmaron la autenticidad y trazaron su procedencia hasta las cercanías del Monte Vesubio, a pesar de la escasa documentación existente sobre su hallazgo original.
La devolución se gestionó a través del Consulado Italiano en Stuttgart, con la plena cooperación de las autoridades alemanas. En septiembre de 2023, el proceso culminó con éxito: la pieza retornó al Parque Arqueológico de Pompeya, donde actualmente se expone al público, protegida, catalogada y disponible para fines educativos y de investigación.
“Hoy se cura una herida abierta”
Así lo expresó Gabriel Zuchtriegel durante la ceremonia de presentación del mosaico restaurado. "La devolución voluntaria por parte de los herederos señala un cambio importante en la mentalidad general respecto al arte robado. El sentido de posesión sobre una pieza saqueada empieza a convertirse en un peso moral y ético”, señaló el director.
“Frecuentemente recibimos cartas de turistas que devuelven piedras o fragmentos que se llevaron como recuerdo de Pompeya, alegando que desde entonces sus vidas fueron fatales”, añadió Zuchtriegel, aludiendo a la popular superstición de la “maldición de Pompeya”.
La leyenda de la “maldición de Pompeya”
Durante varias décadas, cientos de turistas —principalmente europeos y estadounidenses— han devuelto por correo fragmentos robados del sitio arqueológico. Muchos de ellos adjuntan cartas de arrepentimiento, declarando que los objetos les trajeron mala suerte, tragedias familiares, enfermedades o incluso la ruina económica.
Esta superstición ha dado fama mundial a la "maldición de Pompeya", alimentando tanto el imaginario popular como un peculiar sentido de justicia cultural. Aunque no existe evidencia científica de estas maldiciones, han sido útiles para concienciar sobre la importancia de no alterar el patrimonio arqueológico.
La restitución de arte robado: una tendencia en crecimiento
El retorno del mosaico forma parte de un fenómeno más amplio: el creciente movimiento global en favor de la restitución de bienes culturales saqueados durante guerras, colonizaciones y expolios. En los últimos años, museos de todo el mundo han devuelto piezas a países como Egipto, Grecia, Nigeria y Perú.
- En 2021, Francia devolvió a Benín 26 obras saqueadas durante la época colonial.
- El Museo de Historia Natural de Londres ha devuelto restos humanos a Nueva Zelanda y Australia en varias ocasiones.
- En Alemania, varios museos estatales han comenzado la devolución de los bronces de Benín al gobierno nigeriano.
El mosaico de Pompeya regresa en este contexto de revisión histórica, donde los objetos robados dejan de ser trofeos decorativos para convertirse en vestigios con raíces y un contexto que merece respeto.
Valor cultural versus valor comercial
El mercado negro del arte sigue siendo un problema, con un valor estimado de $6 mil millones de dólares anuales, según datos de Interpol. Muchas piezas saqueadas terminan en manos de coleccionistas anónimos o en galerías que no verifican adecuadamente la procedencia.
Este mosaico, sin embargo, no circuló en subastas ni fue vendido públicamente. Su historia —más íntima, al ser una herencia— le añade un matiz único a este caso de restitución, pues pone en evidencia la consciencia ética que puede desarrollarse incluso en herederos de saqueadores.
Una pieza, miles de historias
Más allá del valor artístico del mosaico, su retorno toca fibras culturales sensibles: la memoria de la guerra, el expolio nazi, el colonialismo, la identidad y la necesidad de repensar el pasado para proyectar un futuro más justo entre naciones.
La historia del arte está llena de heridas abiertas. Restituir no borra el pasado, pero ayuda a sanarlo.
Como bien dijo Zuchtriegel: “Cada pieza que vuelve a casa es una historia que se puede contar de nuevo, con sus verdaderos protagonistas y en su contexto adecuado”. Y Pompeya vuelve a narrar su pasado milenario, pieza por pieza.