Signalgate: el escándalo que sacudió la seguridad nacional de EE.UU. y aún deja dudas clave

De filtraciones en Signal a una nominación diplomática: el controvertido paso de Mike Waltz por la administración Trump y sus implicaciones legales

La chispa que encendió el 'Signalgate'

En julio de 2025, la atención política estadounidense se centró nuevamente en Mike Waltz, excongresista de Florida y exasesor de seguridad nacional del expresidente Donald Trump, cuando compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado como candidato a embajador ante las Naciones Unidas. Su breve paso por la administración fue marcado por un escándalo sin precedentes: la revelación de discusiones sobre ataques militares a través de un chat en Signal, una aplicación de mensajería encriptada pero no aprobada para el manejo de información clasificada.

¿Qué se compartió y quién estaba en el chat?

El grupo de Signal, llamado "Houthi PC Small Group", incluía a las figuras más destacadas del aparato de seguridad de Trump: la directora de inteligencia nacional Tulsi Gabbard, el entonces Secretario de Defensa Pete Hegseth, el Secretario de Estado Marco Rubio, el Director de la CIA John Ratcliffe, y el propio Waltz, entre otros. La bomba explotó cuando, accidentalmente, se agregó al periodista de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, al grupo.

La fecha crítica fue el 14 de marzo de 2025, un día antes de que EE.UU. lanzara un ataque contra militantes Houthi en Yemen. El propio Hegseth compartió en el hilo detalles de los objetivos, armamento, secuencia de ataques y programación de los bombardeos.

La filtración y sus riesgos

Aunque Hegseth negó que se tratara de "planes de guerra" —argumentando que no eran los documentos técnicos completos—, varios oficiales de defensa actuales y anteriores señalaron que compartir esos fragmentos específicos de un plan militar, con ubicaciones humanas y depósitos de armas, podría haber puesto en grave riesgo a fuerzas estadounidenses.

Chuck Hagel, exsecretario de Defensa bajo Barack Obama, declaró: "Compartir detalles así en una app comercial no autorizada viola todo principio básico de seguridad", subrayando la gravedad del acto.

¿Qué tan seguro es Signal?

Signal es conocida por su encriptación de extremo a extremo, pero no está aprobada por el Departamento de Defensa (DoD) para uso con información clasificada. De hecho, el 14 de marzo, el Pentágono advirtió sobre intentos rusos de hackeo a la app. Una vulnerabilidad conocida es que, si un actor malicioso obtiene acceso físico al teléfono de un usuario, puede vincular su propio dispositivo y monitorear remotamente la conversación.

La Administración ha guardado silencio sobre cuán frecuente es el uso de aplicaciones comerciales para comunicaciones gubernamentales sensibles, lo cual se convierte en una laguna de seguridad nacional en sí misma.

Infraestructura paralela y "líneas sucias"

Se ha revelado también que Pete Hegseth tenía en su oficina una conexión de internet que evitaba los protocolos de seguridad del Pentágono, conocida en el entorno TI como una "línea sucia". Esto le permitía utilizar Signal desde una computadora personal y con una dirección IP no asociada al Departamento de Defensa, lo cual facilitaba su anonimato.

Según un oficial de defensa, esto introduce vulnerabilidades, ya que deja documentos y comunicaciones potencialmente más expuestos de lo que estarían en líneas seguras.

Omisiones legales y fallos institucionales

Bajo la Ley de Registros Presidenciales, toda conversación relacionada con el planeamiento de políticas debe archivarse oficialmente. Sin embargo, en el caso del grupo de Signal, los mensajes estaban programados para borrarse automáticamente a los 7 días. Nadie ha confirmado si alguno de los participantes realizó los respaldos requeridos por ley.

La falta de trazabilidad es otro motivo de preocupación. El inspector general del Pentágono está investigando si se pidió a asistentes de Hegseth eliminar mensajes relacionados. Además, se desconoce si otras personas, fuera del grupo original, accedieron al contenido filtrado.

Repercusiones políticas y nominaciones controversiales

Tras el escándalo, Mike Waltz dejó su cargo como asesor de seguridad nacional. Sin embargo, casi de inmediato fue nominado para representar a Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Esta jugada política ha sido duramente criticada por sectores demócratas, que acusan a la administración Trump de premiar la incompetencia.

En paralelo, Pete Hegseth continúa en su cargo pese a múltiples señalamientos. El presidente Trump lo defendió públicamente en marzo: “Está haciendo un gran trabajo. No tuvo nada que ver con esto”, lo que llevó a analistas a cuestionar la doble moral aplicable a filtraciones según el actor involucrado.

¿Qué dicen los expertos en seguridad?

Varios expertos señalan que el uso de apps comerciales en comunicaciones militares es un problema sistémico. Un reporte del Government Accountability Office (GAO) advirtió en 2024 que el 23% de los funcionarios militares de alto nivel usaban aplicaciones no autorizadas para comunicaciones de rutina debido a la “burocracia interna y dificultades técnicas” en los sistemas oficiales.

Como explicó el general retirado James Clapper, exdirector de Inteligencia Nacional: “La velocidad de las amenazas no puede justificar la desprotección de la información ni las omisiones en los protocolos de seguridad”.

El otro escándalo: información clasificada para la familia

En abril de 2025, un nuevo capítulo se añadió al escándalo. Se descubrió que Hegseth también habría compartido por Signal con su esposa y su hermano información sobre horarios de despegue y ataque de aviones estadounidenses. Ese material provenía de un canal seguro de CENTCOM (U.S. Central Command). Esta segunda revelación refuerza las preocupaciones sobre una cultura de informalidad y negligencia en el manejo de datos ultra sensibles.

Un asistente, Dan Caldwell, fue puesto en licencia administrativa y escoltado fuera del Pentágono. Aún no se sabe si habrá más sanciones o juicios a otros implicados.

Las implicaciones ante la ley

Expertos legales han comenzado a cuestionar si con el uso de Signal se violó la Ley de Espionaje (1917), que implica penas severas por transmitiendo información que pueda ayudar a un enemigo. Aunque ninguna acusación formal se ha presentado aún, se abren debates sobre la aplicabilidad contextual de esta legislación en el siglo XXI.

La Secretaria de Seguridad Nacional adjunta, Linda Hartwell, comentó que “el uso deliberado de canales no seguros para información operativa equivale a una violación de las normas fundamentales de defensa nacional”.

Las grandes incógnitas del Signalgate

En definitiva, el escándalo deja una larga lista de dudas persistentes:

  • ¿Fue una real filtración de secretos militares o solo una imprudencia?
  • ¿Se archivaron las conversaciones, como exige la ley?
  • ¿Cómo se infiltró un periodista al grupo de seguridad más alto del país?
  • ¿Quién más tiene acceso a la información compartida?
  • ¿Habrá consecuencias reales para los altos oficiales implicados?

Mientras tanto, Mike Waltz sigue avanzando hacia su confirmación como embajador, y Hegseth permanece al mando del Departamento de Defensa. El Signalgate, por ahora, se mantiene como un símbolo de la fragilidad institucional frente a la digitalización y la desinformación.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press