Pelea interna y conspiraciones: Trump, Epstein y el colapso de un movimiento MAGA dividido
Entre acusaciones, teorías del 'Estado profundo' y la decepción por los archivos del caso Epstein, Trump arremete contra sus propios seguidores, generando una fractura ideológica sin precedentes
Una nueva tormenta política: Trump vs. sus propios seguidores
Donald Trump ha vuelto a sacudir el tablero político estadounidense, pero esta vez su blanco no ha sido el Partido Demócrata, ni los medios de comunicación, ni siquiera el FBI. Sorprendentemente, el expresidente ha estallado contra un sector de sus propios seguidores a raíz del manejo de los archivos relacionados con la investigación por tráfico sexual que involucró al financiero Jeffrey Epstein.
Desde su red social Truth Social, Trump calificó todo el asunto como el “Jeffrey Epstein Hoax” (La farsa de Epstein), y se mostró particularmente frustrado con quienes aún insisten en exigir transparencia total sobre el caso. “Su nueva estafa es lo que llamaremos para siempre la Farsa de Epstein, y mis antiguos seguidores la han comprado totalmente, sin remedio”, escribió. “¡No quiero más su apoyo!”.
Epstein, un nombre que aún sacude a Washington
Jeffrey Epstein fue arrestado en julio de 2019 por cargos de tráfico sexual de menores y encontrado muerto en su celda federal en Nueva York en agosto del mismo año. A pesar de que su muerte fue considerada oficialmente un suicidio, teorías conspirativas han cuestionado las circunstancias del hecho durante años.
Recientemente, el Departamento de Justicia y el FBI indicaron que Epstein no mantenía ninguna “lista de clientes” y anunciaron que no se harían públicos más archivos de la investigación. Esto contrastó directamente con las declaraciones previas de la exfiscal general de Florida y aliada cercana de Trump, Pam Bondi, quien había aumentado las expectativas entre los seguidores conservadores con promesas sobre supuestos documentos comprometedores.
Bondi, ahora sostenida por Trump pese a las críticas, desató una ola de indignación entre influencers de extrema derecha y fanáticos del “Make America Great Again” (MAGA), quienes veían en los archivos una fuente clave para desenmascarar a las elites supuestamente involucradas en una red global de pedofilia. Esta narrativa fue ampliamente impulsada por movimientos como QAnon.
Un movimiento MAGA dividido: la reacción de la base
La reacción fue inmediata. Desde figuras como Steve Bannon hasta comentaristas como Jack Posobiec y otros líderes del espectro conservador expresaron su decepción. Bannon fue directo: “Trump perderá al menos un 10% del movimiento MAGA si esto no se toma en serio”.
La visión de la “Élite Global” como depredadores sexuales de menores ha sido una piedra angular del extremismo MAGA, especialmente entre los defensores de QAnon. Cuando Trump niega la existencia de un “listado de clientes” o disminuye el interés sobre el caso, entra en colisión directa con la base que él mismo ayudó a movilizar.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, del estado de Luisiana, también pareció distanciarse de Trump al pedir transparencia total: “El DOJ debería hacer públicos todos los documentos. Que el pueblo decida”.
¿Quién traicionó a quién? El lenguaje incendiario de Trump
Trump, reconocido por su retórica directa y polarizante, profundizó la brecha calificando a sus críticos de “débiles” que hacen el trabajo de los demócratas. Este tipo de lenguaje representa una escalada inédita, donde el líder ataca a su propio ejército digital con el que compitió y que lo sostuvo antes, durante y después de su mandato.
“¡Dejen que estos débiles sigan haciendo el trabajo de los demócratas! ¡No quiero su apoyo!”, escribió Trump. “Gracias por su atención a este asunto”.
Analistas políticos ven en estos comentarios señales de una fractura cada vez más difícil de cerrar. Trump ha roto con figuras antes, pero rara vez con tal intensidad hacia sus propios aliados.
Pam Bondi y el expediente fantasma
Bondi, quien alguna vez prometió que una “lista” con nombres importantes estaba “en su escritorio”, retrocedió recientemente diciendo que se refería “en general al expediente del caso Epstein”. Esta aclaración detonó un cisma entre quienes confiaban en su palabra y ahora la acusan de engañar al público.
El cambio en la narrativa provocó que incluso portavoces conservadores normalmente leales comenzaran a sugerir una investigación estilo “Comisión del 6 de enero” para el caso Epstein. Muchos insisten en que aún hay mucho que el gobierno no ha revelado, y mantienen viva la teoría del encubrimiento.
Conspiración, decepción y el ‘Deep State’
El caso Epstein está estrechamente ligado a la narrativa del “Estado profundo” (Deep State), una teoría que sostiene que hay una red secreta e inamovible de burócratas y élites que gobiernan desde las sombras, en contra de los intereses del pueblo. Para muchos seguidores de Trump, Epstein era una especie de eslabón perdido que conectaba a estos supuestos conspiradores.
Con el tiempo, figuras como Kash Patel y Dan Bongino, exintegrantes del gobierno de Trump, fomentaron esta narrativa, vinculando incluso elementos del caso Epstein con supuestas redes delictivas asociadas al Partido Demócrata, Hollywood y la realeza británica.
La negativa del gobierno actual de Trump a liberar más documentos debilita profundamente esta narrativa y pone en duda los principios fundacionales del entorno MAGA más conspirativo.
Impacto electoral y el futuro del trumpismo
Esta fractura puede tener consecuencias electorales significativas, especialmente en un ciclo presidencial que ya evidencia profundas divisiones en el campo republicano. La lealtad que Trump siempre inspiró ahora parece menos inmune ante contradicciones graves, especialmente cuando se trata de temas simbólicos como la lucha contra las “élites corruptas”.
Analistas como Sarah Longwell, estratega republicana en desacuerdo con Trump, señalan que “el movimiento MAGA está entrando en su fase autodestructiva. Ya no se trata de peleas contra enemigos externos, sino internas”.
Además, el uso de palabras como “traición”, “estafa” y “débil” hacia sus antiguos seguidores podría iniciar un proceso de erosión paulatina de su base dura, que ya ha comenzado a buscar nuevas figuras que mantengan vivas sus obsesiones ideológicas, pero sin las contradicciones de Trump.
¿Reivindicación o ocaso definitivo?
El “Jeffrey Epstein Hoax”, como lo llama Trump, puede convertirse en el nuevo punto de ruptura para muchos sectores que alguna vez lo consideraron un salvador. En las redes sociales, hashtags como #EpsteinFilesNow y #ReleaseTheList dominan las tendencias conservadoras, haciendo presión constante para forzar una nueva liberación de documentos.
La fractura entre el líder y su movimiento, como en tantas revoluciones ideológicas, puede generar nuevas corrientes dentro del conservadurismo estadounidense. Desde ya, figuras como Mike Johnson y Steve Bannon están perfilándose como alternativas de liderazgo para una base desencantada.
Mientras tanto, la historia del caso Epstein seguirá persiguiendo a Trump. Ya no por lo que supuestamente oculta, sino por lo que eligió no revelar.