Del crimen organizado a las vitrinas de lujo: así operaba el mercado negro que saqueaba a las estrellas del deporte

El caso del prestamista Dimitriy Nezhinskiy y su red de receptación de bienes robados destapa una trama criminal que apunta a una creciente amenaza para las celebridades deportivas y a las debilidades del sistema de seguridad estadounidense

Por años, las figuras del deporte creyeron que su fama y fortuna venían blindadas por la seguridad. Pero una red de crimen organizado ha demostrado lo contrario, infiltrando el lujo, la confianza y la sofisticación de la élite atlética estadounidense.

Un prestamista en la Mira del FBI

El pasado viernes, Dimitriy Nezhinskiy, propietario de una casa de empeños en el aclamado Diamond District de Manhattan, se declaró culpable de conspirar para recibir bienes robados. La tienda que dirigía, bajo una fachada de aparente legalidad, funcionaba como centro de distribución para objetos robados en robos meticulosamente orquestados en viviendas de celebridades deportivas.

Entre los afectados, destacan nombres como Joe Burrow, mariscal de campo de los Cincinnati Bengals, y Patrick Mahomes, estrella de los Kansas City Chiefs. La lista continúa con Travis Kelce, Luka Doncic y Mike Conley Jr., víctimas de robos mientras jugaban partidos fuera de casa.

¿Cómo operaba la red?

La operación, descrita por la comisionada de policía de Nueva York, Jessica Tisch, como una "tubería del mercado negro", consistía en la compra consciente de artículos robados por parte de Nezhinskiy a bandas burdamente profesionales. Estas bandas, integradas en su mayoría por extranjeros —muchos venidos de Sudamérica según informes judiciales—, atacaban residencias vacías cuando los atletas estaban en compromisos deportivos fuera de la ciudad.

Los objetos más buscados incluían:

  • Relojes de lujo (Rolex, Patek Philippe, Audemars Piguet)
  • Joyas y diamantes exclusivos
  • Memorabilia deportiva (camisetas firmadas, gorras coleccionables)
  • Obras de arte, botellas de vino e incluso herramientas de alta gama

La conexión entre el crimen organizado y la aparente inocencia de un comercio como una casa de empeños genera nuevas preocupaciones sobre los canales de distribución de bienes robados de alto perfil.

Nezhinskiy, el perfil de un "empresario" caído

Nacido en Georgia (el país del Cáucaso), pero residente legal en Nueva Jersey, Nezhinskiy, de 44 años, defendió ante el tribunal que buena parte de su negocio era "completamente legítimo." Sin embargo, pruebas incautadas por el FBI en febrero de este año contradicen fuertemente su relato.

Entre las pruebas más contundentes, se hallaron:

  • Decenas de artículos con alto valor comercial en su tienda y en unidades de almacenamiento personales
  • Fotos de ladrones con joyas y relojes robados presumiblemente vendidos a Nezhinskiy
  • Conexiones telefónicas entre Nezhinskiy y miembros específicos de una banda que robó en casa de Joe Burrow

Su socio, Juan Villar, también se declaró culpable y espera su sentencia en diciembre. Ambos fueron detenidos tras una redada en el local que operaban en Manhattan.

El robo a Joe Burrow: más que un robo, una invasión íntima

El caso que destapó el escándalo fue el robo al domicilio del quarterback Joe Burrow el 9 de diciembre de 2024. Mientras los Bengals jugaban en Dallas, un intruso rompió una ventana del dormitorio e irrumpió en la propiedad ubicada en Anderson Township, Ohio.

Detrás de este hallazgo estaba Olivia Ponton, modelo del Swimsuit Edition de Sports Illustrated, quien descubrió el destrozo y notificó a las autoridades. El asalto no solo resultó en la pérdida de bienes, sino en una profunda teatralización pública del espacio íntimo de Burrow.

“Siento que mi privacidad fue violada en múltiples formas. Hay mucho allá afuera que no quiero que se sepa ni me interesa compartir”, lamentó el propio Joe Burrow tras el incidente.

Al mes siguiente, los ladrones fueron capturados en una camioneta con artículos robados, incluyendo un sombrero de los Bengals y una camiseta de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU), donde Burrow consolidó su carrera universitaria. Algunos de los detenidos presumían fotografías portando las joyas y collares personalizadas con el número "9" y las iniciales "JB9".

Una tendencia preocupante: atletas como blanco del crimen internacional

Lo que más alarma a las autoridades es la creciente sofisticación y sistematicidad del crimen: los delincuentes no actúan de forma improvisada sino guiados por la logística de los calendarios deportivos y sistemas de inteligencia que monitorean redes sociales, ubicación de viviendas y rutinas de sus objetivos.

Casos similares ocurrieron en años anteriores:

  • En 2019, el futbolista de la Premier League Dele Alli fue víctima de robo a mano armada en su mansión mientras estaba en cuarentena.
  • En 2020, la estrella del tenis Serena Williams reforzó la seguridad de sus propiedades tras varios intentos fallidos de ingreso.
  • En 2023, múltiples jugadores de los Lakers reportaron robos sincronizados mientras estaban en gira.

Estos hechos alimentan un patrón creciente de criminalidad contra celebridades deportivas por su accesibilidad digital, exposición mediática y ausencia programada.

¿Qué representa esto para la seguridad doméstica en EE.UU.?

El caso deja al descubierto una alarmante vulnerabilidad en la seguridad de hogares de alto patrimonio. Mientras los atletas viajan con normalidad, sus propiedades quedan custodiadas por sistemas de seguridad que, claramente, no presentan barreras definitivas para mafias organizadas.

Además, demuestra fallas en la supervisión y regulación de casas de empeño que pueden actuar como receptores ilegales. Este caso en Nueva York destapa lo que podría ser solo la punta del iceberg.

Consecuencias legales y financieras: el costo de operar en las sombras

Nezhinskiy enfrenta penas de hasta 5 años de prisión, además de la restitución y decomiso de aproximadamente $2.5 millones. Pero más allá de las cifras, el golpe es emblemático: una red que movía docenas de millones de dólares anualmente en mercancía robada fue desmantelada desde su supuesta fachada legítima.

También se estudia su posible deportación dado que, aunque residente legal, su crimen lo convierte en deportable bajo las normas migratorias federales.

¿Punto final o primero de muchos?

El desenlace judicial de este caso marca un momento clave en la lucha contra el crimen organizado que apunta alto. Sin embargo, también abre una puerta para nuevos interrogantes sobre la responsabilidad de los gobiernos locales y federales al vigilar ecosistemas financieros como el de los comercios de segunda mano, así como las cooperaciones internacionales necesarias para frenar redes delictivas transnacionales.

En palabras de la comisionada Tisch:

"Este fue un operativo deliberado, impulsado por individuos que ayudaban a ladrones profesionales a acechar a ciudadanos inocentes".

Mientras el juicio de Nezhinskiy continúa, su caso genera ondas expansivas en el mundo del deporte y más allá. Porque, al final, no se trata solo de relojes robados, sino de cómo la vulnerabilidad puede camuflarse bajo luces brillantes y vitrinas deslumbrantes.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press